Persona que está atrapada por una idea fija, que con mucha frecuencia asalta la mente.
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Amo su cara.
Amo su sonrisa.
Amo la forma en que me abraza luego de un largo día sin vernos.
Amo ésta sensación donde todo parece infinito y ligero, como estar sobre una nube que me traslada hacia cualquier parte.
¿Cómo llegué hasta éste punto? Hace menos de una semana estaba sobre mi cama con todo el peso aplastando mi espalda y deseando que la escuela sufría un grave accidente para no tener que volver a verlo. Quería desaparecer hasta que la vergüenza que sentía finalmente se borra junto con mi existencia.
Y ahora amo esa maldita cárcel con toda mi vida, en especial cuando se queda a ver mi entrenamiento con el equipo y besa mis heridas con cuidado para que me sienta mejor. Ahora mismo le acompaño al trabajo, sin importar que esté sudado y cansado, me gusta caminar a su lado por las calles, rosando nuestros dedos porque no tenemos la suficiente valentía para entrelazarlos y hablar sobre las cosas que no podemos a través de mensajes o con nuestros amigos.
─ Me gusta la noche, ¿sabes? ─El atardecer frente a nosotros había estado siendo el protagonista de nuestra conversación, la forma en que los tonos anaranjados se mezclaban con los violetas y hacían una combinación tan única y bonita que solo el universo podía crear. ─ Es silencioso, más tranquilo.
─ Mucha gente duerme a esa hora. ─Me encojo de hombros. ─ La oscuridad te transmite paz si ignoramos las cosas que podría esconder.
─ Sí, pero hay más secretos a la luz del día, si lo piensas bien. ─Responde acariciando mi dedo cuando chocamos. ─ El hecho de que puedas mirar a una persona y no saber que está pensando, ¿no es más aterrador? Podría estar planeando tu muerte mientras se ríe de tus chistes y no lo sabrías.
─ ¿Cómo planeas matarme, Han?
Y me sonríe y es suficiente para que mi corazón duela.
No necesita un arma, un plan elaborado o estudiarme de forma minuciosa.
Solo necesita sonreírme, porque sabe lo obsesionado que estoy con sus labios, sus dientes, su cara, todo sobre él.
Maldita sea, estoy tan enamorado y no me importa que juegue conmigo, estoy divirtiéndome también.
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