1.- You Did What?

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La luz se filtraba por mi ventana obligándome a dar media vuelta en mi cama para intentar volver a conciliar el sueño. Si tenía que decir alguna cosa que echara de menos de mi casa en España, sin lugar a dudas diría mis persianas, pero desde que me mudé a Los Ángeles con mi hermana tuve que decirles adiós y acostumbrarme a dormir solo con las cortinas echadas.

Podía escuchar a mi hermana Sheena hablar por teléfono mientras caminaba por el pasillo, yo fruncí mi ceño odiando esa manía suya. Mi cuñado debía estar en la cocina, pues podía escuchar el sonido de platos a lo lejos.

Obligué a mi cuerpo a levantarse de la cama, y tras estirar lo máximo que pude este, me enderecé y salí de mi habitación mientras recogía mi cabello en una coleta.

- Buenos días, Jay.- Le saludé tomando una taza del estante.

- Buenos días, hoy te has despertado temprano.

- Sí, la luz del sol me ha despertado, otra vez.

- Debes comprarte unas cortinas más gruesas.- Me recomendó y yo asentí mientras vertía algo de café en mi taza.

- Tienes razón, iré luego, así muevo un poco mi coche.

- De acuerdo, yo me voy a trabajar. Nos vemos esta noche.

Dicho esto se acercó al pasillo y escuché un beso, después volvió a la cocina y se despidió para salir del apartamento.

- May, ¿hoy tienes turno de noche en el restaurante?- Preguntó mi hermana apareciendo en la cocina.

- Sí, de seis y media hasta cierre.- Dije sentándome en la isla.

- Esta noche es micrófono abierto para los empleados, ¿no?

- Sí, como todos los viernes.- Alcé los hombros.

- ¿Te vas a presentar?- Yo reí en respuesta.- May, eres muy buena con el piano y la guitarra. Y tu voz es genial.

- ¿Tengo que recordarte que ya no se pueden hacer versiones? Tenemos que cantar canciones originales y no soy buena componiendo.

- Eso no es verdad, May. ¿Por qué no presentas "Father" o "Anyone"? Son realmente buenas.

- Y personales. A parte, solo lo dices porque eres mi hermana.- Dejé la taza en el fregadero y me giré hacia ella.- No me voy a presentar.

- Que cabezona eres.- Sheena rodó los ojos.- Debo ir a mi consulta, nos vemos esta noche.

- ¿No comes en casa?

- No. Como con los padres de Jay, te lo dije ayer.

- Sí, es verdad, no me acordaba. Pásatelo bien.

Sheena besó mi cabeza y salió del apartamento, no sin antes tomar su bolso y lanzarme un beso desde la puerta. Yo por mi parte volví a girar mi cuerpo hacia el fregadero y limpié mi taza para después caminar hacia el baño y darme una corta ducha para a continuación vestirme y tomar las llames de mi coche y mi teléfono, junto a las llaves de la casa.

Después de cerrar la puerta bajé al garaje y me monté en mi coche. Arranqué y conduje hasta el Ikea más cercano, al cual tardaba 20 minutos en llegar. Mientras conducía escuchaba las canciones de la radio y cantaba a pleno pulmón.

Cuando llegué justo me saltó una llamada de mi madre. Descolgué el teléfono mientras subía las escaleras mecánicas.

- Hola mamá.

"Cariño, ¿qué tal el día?"

- Bien, aunque te recuerdo que aquí son apenas las doce y media de la mañana.

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