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₊˚♡彡
Sun hee sentada sobre su propia maleta le daba una calada a su cigarrillo mientras esperaba el auto que sus padres habían enviado para recogerla del aeropuerto.
Así mismo un auto blanco se estaciona enfrente de la chica y le toca la bocina dos veces llamando su atención.
- Park Sun Hee - grita su nombre desde el asiento piloto.
Recordaba a ese hombre debido a que trabaja para su padre.
Ni si quiera tuvieron la voluntad de ir a recogerla del aeropuerto, pensó Sun sobre sus padres.
Y tampoco era sorpresa, ya que la relación que tenía con ellos no era la mejor. Nunca logro apegarse a ellos gracias a sus ocupados trabajos que los mantenían en constantes viajes. Aunque de cierta manera le aliviaba, porque no tendriá que aguantar los sermones que ella juraba que los tenían preparados, sobre su desempeño en la escuela.
Suspiró apagando el cigarro, llevando la maleta al auto y sin esperar la ayuda del chófer se metió en el coche colocando sus audífonos ya una vez dentro de este.
Ella estaba temblando, era la primera vez en mucho tiempo que volvía a Seúl después de lo que paso con Seyeon. Y ni siquiera se había permitido pensar en él, por lo tanto buscaba una manera de distraerse las cuales en cierta manera no eran las más sanas. Es por estas mismas practicas que por primera vez sus padres pusieron ojo en ella y decidieron traerla junto a ellos para vigilarla de cerca.
En un abrir y cerrar de ojos ya había llegado a su estadía. Bajando del auto una brisa helada recorre por su cuerpo causándole piel de gallina, por fin había regresado a Seúl, y no sabía como sentirse al respecto.
Para evitar la ansiedad que se avecinaba se adentró a la grande casa con ostentosos artefactos en su entrada. Algunos trabajadores dándole la bienvenida con una calida sonrisa, cosa que ella devolvía.
