Prólogo

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Miércoles 26 de Junio de 2013.

La cara que se me queda al ver que Izan me ha comprado un vestido para la boda de su hermana es todo un poema.

-¿Te gusta? -me mira entusiasmado y yo miro el vestido. Es dorado claro, de satén y es precioso. Miro la etiqueta y me quedo boquiabierta con la suma de dinero que marca. Dios santo, ¡¿se ha vuelto loco?! -Si no te gusta lo podemos cambiar -dice.

-¿Te has vuelto loco? -exclamo muy seria.

Izan desconcertado por la pregunta y mi expresión frunce el ceño.

-¿Qué pasa?

-¿Cómo que qué pasa? -señalo el vestido.

Él cierra los ojos, alza la cabeza y suspira.

-Es sólo un vestido, Elisabeth.

-Sí, sólo un vestido por una cantidad de dinero absurda -le replico. Él baja la cabeza y me mira directamente a los ojos.

-Créeme me lo puedo permitir -me dice en plan petulante. Lo miro y le hago ver que no me ha hecho ninguna gracia su comentario.

Izan resopla.

-¿En serio quieres discutir por esto?

Grrr... Dios.

-No es que quiera discutir por esto. No es porque me hayas comprado un vestido, Izan -bueno, tal vez- Sino por la suma de dinero que te has gastado, es absurda.

-Ya te he dicho que me lo puedo permitir, Elisabeth. ¿Sabes cuánto gano?

-No, y no tengo porque saberlo.

Y entonces Izan sonríe y menea la cabeza. ¿Eh?

-Ven aquí -tira de mi mano y me abraza, yo me dejo hacer -Adoro que seas así, tontina -me dice muy bajito.

¡Ah!

-¿Tontina? -le digo atónita.

-Sí. Y te he comprado también unos zapatos.

¿Qué me ha comprado también unos zapatos?

Y vuelta a empezar...

Nada es lo que pareceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora