Celia.

XXX. Legítimo.

Sonrío ampliamente al ver a mi hija notablemente feliz al ver a Dulce, realmente también fue una sorpresa para mí y también me pregunto como ella llegó aquí, cuándo me dijo que vendría no me lo pude creer dado que estoy consciente de que ella tiene una vida difícil, es tan joven y con tan pocas oportunidades que creo que no es justo. A veces desaprovechamos lo que tenemos o simplemente lo rechazamos por un simple capricho, cuando otras personas desearían tenerlas.

Ella es una joven que debería estar estudiando, no trabajando. Sin embargo, sé que ella ama a mi hija, y si ella lo hace, es bienvenida y me encargaré de ayudarla en lo que pueda.

"¿Está era la sorpresa, pa?" Célia me pregunta, sus ojos saltan y luce tan emocionada que se me encoge el pecho. Ella es mi perdición, algún día me va a matar de ternura. (n.a: ¿a que todas se sienten identificadas con esto e-e?)

"Sí, ¿te gusta?" le digo con una sonrisa, y ella asiente y se acerca hacia a mí y me abraza, yo me agacho y la tomo en brazos y entonces puedo envolver mis brazos a su alrededor.

"¡Sí! Gracias por traerla papá" ella dice "Y... ¿tú también estás feliz de que Dulce está aquí?" me pregunta y entonces yo miró incómodo a Dulce y ella se encoge de hombros desentendida. Yo sonrío de lado.

"Sí, también lo estoy" las mejillas de Dulce se vuelven rosas y agacho la cabeza. ¿Qué estoy haciendo? No quiero pensar en relaciones ahora, es más, pienso que no creo que vuelva a tener un tipo de relación seria en mi vida, ¿para que tener a alguien más cuando tengo a la hija más hermosa del mundo?

Como sea, luego de eso, mamá habla lo suficiente con Dulce mientras nos preparamos para cenar, Célia se va al parque con Gemma y Matías a jugar, y mientras que ella está ahí yo llevo a Dulce hacia su habitación. Cuándo la llamé y le dije que viniera, me dijo que no lo creía buena idea ya que tenía que trabajar y esas cosas, pero realmente Célia la quería aquí y además, aquello me servía para poder así resolver algunas cosas que tengo que atender. Como por ejemplo; Katie. Simplemente no puedo estarme tranquilo sabiendo que ella está aquí, de alguna manera, necesito buscarla y saber. Pero eso es algo que no he decidido todavía, por otra parte, tengo que ir al tribunal para hacer los trámites necesarios para hacer a Célia, mi hija legal. De alguna manera, el temor de que ella ya tenga unos padres y que decidan aparecer, me causa un miedo terrible. El simple pensamiento de perderla me destroza, no tenerla me destruiría y me terminaría matando.

Dicen que siempre hay una persona de la cual podrías bien depender completamente, por muy irrealista que suene, para mí, yo dependo de ella. Igual que todos los padres, darían la vida por sus hijos y tratan de todas las maneras de cumplir sus sueños y mantenerlos protegidos. Yo daría la vida por Célia, haría eso y más. Sencillamente por que ella es el centro de mi universo, es mi luz, es mi vida entera. Y no me imaginaría no teniéndola.

"Bueno, aquí es. Puedes instalarte con toda la comidad, esta es tu casa" le digo a Dulce, invitándola a pasar a la habitación, ella sonríe y asiente con la cabeza.

"Gracias" ella me dice, yo niego con la cabeza, ella no tiene nada que agradecer.

"No tienes que hacerlo, yo tengo que decirte gracias a ti. Gracias por hacer a mi hija feliz, eso me lo hace a mí" le digo con sinceridad y ella sonríe.

"Eres un gran padre, Harry. Célia te ama y tú la amas a ella, estoy muy contenta de que ella tenga un hogar ahora" dice y yo asiento.

"Yo también estoy feliz de tenerla" le digo.

(...)

"¿A dónde vas, papá?" Célia me pregunta en el desayuno tres días después, Dulce come a su lado y mamá y Gemma han salido a hacer unas compras.

Yo iré hoy a los tribunales para terminar todos los trámites, había ido por primera vez dos días antes y presenté mi caso. Principalmente, tuve que contar como era la situación con respecto a Célia y también conté que era una niña que vivió en la calle por siete años, en fin, todo su caso. El juez primero me dijo que debía esperar un poco para hacer los trámitos respectivos y que investigaría por si ella tendría una partida de nacimiento. Ese mismo día, recibí una llamada del juez que me decía que ella estaba registrada como nacida en Londres el 20 de Febrero del año 2008, me sorprendí de saber que ella tenía una partida de nacimiento pero también del hecho que tan sólo había un registro de eso y no una partida de nacimiento real, por cuanto no podía saber quienes eran sus padres biológicos, realmente ese tema me inquietaba un poco, pero también siento la curiosidad de saber que personas la abandonaron y a la vez, buscaría la oportunidad para mostrarles el error que hicieron al dejar a una niña tan dulce y hermosa como lo es mi hija, por que, bajo todas las circunstancias, ella es mi hija. Nada ni nadie puede decir lo contrario.

Posteriormente de digerir la noticia, me preparé para acudir hoy a terminar con el papeleo y el hecho de que hoy mismo, Célia sería mi hija ante la Ley, ella tendría mi apellido y entonces yo estaría más tranquilo.

"Voy a resolver unas cosas, pero te prometo que regresaré pronto" me acerco a ella y beso su frente, ella asiente y deja de prestarme atención para seguir comiendo su cereal. Me despido de Dulce y salgo hacia mi auto.

El viaje al tribunal es algo largo ya que queda en otro condado del pueblo, así que tengo paciencia y retengo mi ansiedad por los momentos.

Cuando al fin llegó, bajó rápidamente de mi automóvil y me encuentro directamente con el juez, quien me indica que firme unos cuantos papeles y entonces me entrega un sobre. Lo miro nervioso mientras que una sonrisa se forma en sus labios.

"¿Es lo que creo que es?" le pregunto, nunca me he sentido tan nervioso en mi vida y puedo asegurarlo por la cantidad de latidos que está emitiendo mi corazón en este preciso momento.

"Averiguelo por usted mismo, Sr. Styles" él me dice, sus manos se entrecruzan y mantengo mi sonrisa y saco el papel del sobre con nerviosismo.

Poso mis ojos en la quinta línea en particular y en aquellas letras en mayúscula y negrita, las cuales me hacen inmensamente feliz.

Célia Anne Styles.

Las lágrimas me saltan los ojos y agradezco a Dios de nuevo, por haberla puesto en mi vida. 

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