X. London Eye.

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 [Harry]

Llegué a la conclusión de que no debo preocuparme por esa señora Dulce por ahora, además, no podría dejar a Célia sola en la calle, esperando a que esa persona aparezca. Y quizás ella tal vez no se esté preguntando dónde está ella. 

Han pasado dos días desde aquel accidente en el centro comercial, sin embargo, aún me sigue pesando... si sólo la hubiera perdido... no quiero imaginarlo. Mientras tanto, aún sigo preguntándome porque siento esto... pero he decidido ignorarlo, porque me hace bien que Célia me quiera así como yo también la quiero muchísimo. 

Ahora ha cambiado, dejamos aquellas ropas de ángel roto y Célia ahora usa vestidos, conjuntos y zapatos en buen estado, es realmente bonito verla reír con sus vestidos y mirarse en el espejo cada tiempo. Ella realmente me hace feliz. 

En cuanto a Louis, aún no recupero la confianza en él, él todavía piensa que debería llevar a Célia con la justicia pero, ¿que podrían hacer? Seguramente la llevarían a un miserable orfanato dónde sólo llevaría maltratos y permanecería encerrada en una habitación hasta esperar que alguien la adopte. 

Definitivamente no haría eso. 

Tomo la mano de Célia fuerte mientras caminamos hacia el London Eye(2), quiero llevar a Célia a todos los lugares dónde no ha podido ir y ella está muy emocionada por eso. Sé qué tal vez no debo adaptarme tanto a ella pero, ¿cómo no lo haría? Cada día que pasa me gana con sus preguntas y opiniones. Simplemente no podría no dejarme llevar por ella. 

"¿Por qué se llama London Eye?" Célia me pregunta mientras abrocha mucho más su abrigo rosa, su cabello está recogido en una cola de caballo que, sorprendentemente logré hacer y que le queda muy adorable.

"Bueno, es una atracción de la ciudad de Londres, dónde nos encontramos. Personas de todo el mundo vienen aquí sólo a subir, para admirar la belleza británica de nuestro país" le digo e intento mantener una voz de guía turística. Célia ríe y luego grita. 

"¿Éso es, papá?" ella me pregunta señalando la peculiar arquitectura a lo lejos, sonrío porque de nuevo me ha llamado papá, casi siempre lo hace y siento algo lindo cuando ella lo hace.

"Sí. Pronto llegaremos" le digo. 

Preferí que viniéramos caminando porque a Célia le gusta mucho, aunque hace demasiado frío últimamente por respecto a la fecha, se aproxima la Navidad y aunque es una bonita temporada en el año, yo sólo espero pasarla con Célia. Incluso, ya me he encargado de comprar su regalo de Santa Claus, aunque ella no sepa quien es Santa. 

"¡Esto es muy alto! ¡Más alto que tú, papá Harry!" ella exclama con alegría me río y observo hacia arriba, hay pocas personas en la fila así que no tendremos que demorar demasiado.

Luego hacemos lo correspondiente para subir y, con los gritos de alegría de Célia nos formamos en la fila, apenas estamos de terceros y ya estamos listos para subir.

Tomo la mano de Célia mientras subimos y hay un poco de calor en la cabina, lo que resulta acogedor. Célia mira escéptica la pared de vidrio frente a ella y parece que quiere acercarse, pero en su lugar se queda a mi lado.

Luego estamos subiendo lentamente y  Célia observa hacia a abajo mientras ascendemos, me quedo en mi lugar observándola y los recuerdos de cuando asistí por primera vez a este lugar quedan en mi cabeza, recuerdo aún los gritos de entusiasmo de mi hermana Gemma al hacerlo, nuestra familia no vivía en Londres y viajamos desde Holmes Chapel sólo para montarnos en el London Eye. Fue una experiencia divertida. 

"¡Nos vamos a caer, papá!" ella grita, entonces las demás personas en la cabina ríen. 

"No lo vamos a hacer pequeña, pronto bajaremos" la tranquilizo.

"¡Mira ese gran reloj!" ella dice y señala el Big Ben cerca de nosotros, yo asiento mientras ella sigue mirando con entusiasmo por el cristal. 

"¡Puedo ver el mar! ¡Y las aves! ¡Y los árboles! ¡Y mira, también hay hormigas abajo!" ella dice, refiriéndose a las personas hormigas abajo. 

Pocos minutos después ya hemos bajado de la atracción y Célia sigue saltando con emoción. 

"¡Fue muy divertido, ¿podemos hacerlo otra vez, papá?" ella me pregunta y yo niego con la cabeza.

"Sí, pero será otro día, ¿vale?. Debemos ir a casa, tengo una sorpresa para ti" le digo y ella me mira curiosa.

"¿Sorpresa? ¿Qué sorpresa?" ella frunce el ceño y asiento.

"Sí, una sorpresa, ahora vamos" le tomo la mano mientras caminamos hacia la carretera, detengo un taxi y me aseguro de que Célia entre. 

Mientras el auto está en marcha ella pasea sus orbes celestes en la ciudad y está obviamente curiosa. Es bueno para mí saber que le estoy enseñando nuevas cosas y ella igual me las enseña a mí. 

"Papá... ¿volveré a ver a Dulce?" ella pregunta y me quedo callado. 

No lo sé, pero siento que cuando ella aparezca, no volveré a ver a Célia nunca más. Y eso me aterra. 

Celia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora