Harry
Mi mente está totalmente confundida. Y mi corazón se oprime en mi pecho al escuchar las palabras de la hermosa niña frente a mí, ella me mira esperando una respuesta y no encuentro las palabras por que siento un nudo en la garganta que me corta la respiración y me impide tan siquiera susurrar. De alguna manera, siento una especie de conexión con esta niña que ni yo mismo puedo explicar. Es tan dulce y tierna que no la veo sufriendo en el mundo. Y a la vez me recuerda tanto a una época en mi vida que prefiero no recordar. ¿Por que el mundo tiene que ser así? Tan hermoso por un lado pero tan cruel, oscuro y despiadado por el otro? Llego a la conclusión de que el mundo no lo es, las personas lo son.
No sé cómo conseguiré devolverla con esa señora Dulce cuando no creo que la niña recuerde su número. Es sólo una niña que no debería estar sola por las calles, y de alguna manera doy gracias a Dios de haberla encontrado. Agradezco no haberle hecho caso a Louis y haber salido a tomar un poco de aire fresco, todo el desastre que es mi vida ahora me estaba atosigando. Pero no pensé encontrarme a Célia allí, a la luz de la intemperie y sin protección contra el frío. Las cosas que dice y las preguntas que hace son tan puras e inocentes que me causan ternura. Siempre sentí esa conexión con los niños pero no he tenido la dicha de convivir con uno como lo estoy haciendo con Célia.
Su cabello rubio brilla sobre la luz de la cocina y sus mejillas rosadas son suaves en mis dedos. ¿Por qué me siento así? Tan... expuesto. Su pregunta sigue rondando en mi cabeza y me causa algo de tristeza, ¿quien sería tan despiadado de dejarla sola? Llegué a la conclusión de que la habían abandonado y su obvio desconocimiento sobre el tema es inocente, está esperando encontrar a sus padres y sé que tiene la ilusión de verlos. En sus ojos celestes puedo ver la dulzura y la pureza que sólo los niños logran poseer y que siempre
tratan de transferirla a los adultos.
Soy consciente de que seguramente habrán muchos niños como ella. Los cuales están solos y tan sólo necesitan el cariño, por que es lo único que desean. No soy consciente de que una lágrima se escapa de mis ojos y siento uno de sus dedos despejarla de mi rostro. Noto como sus ojos se escuecen y presiento que ella tiene ganas de llorar.
"¿Tienes fresas?" ella me pregunta con su voz tierna y risueña. Frunzo el ceño por un momento y luego asiento.
"Sí, ¿por qué? ¿Quieres?" le pregunto y me levanto para buscarla, camino hacia el refrigerador y extraigo unas cuantas.
Regreso a su lado y le tiendo una, ella la toma con sus manitas y me la ofrece. No entiendo que es lo quiere hacer pero la tomo, esperando por su próxima acción. Louis decía que usaban a estos niños como anzuelo para cazar a personas y robarles pero ignoro sus palabras, ¿que daño podría hacer ella? En todo caso, los adultos podríamos hacérselo.
"Con ésta fresa estarás feliz, cuando como fresas estoy feliz. Así que, si yo estoy feliz... tú estás feliz" Célia me dice y algo se rompe en mi interior. Los niños tienen una manera dulce de ver las cosas y tal vez por eso soy tan cercano a ellos. Siempre me han gustado los niños y quiero tener muchos hijos también, ellos te dan felicidad y son el perfecto consuelo para los malos momentos. De repente me imagino a mí mismo regresando del trabajo todos los días y encontrándome con Célia esperándome en la puerta y abrazándome y a la vez, llamándome papá.
Ella me distrae mientras tose y la miro, ha tosido un par de veces y he sido muy despistado que no me he acordado de revisarla. Me acerco a ella y toco su frente, está caliente y tal vez tiene calentura. Ella frunce el ceño y siento su frente arrugarse sobre mi mano.
"Creo que tienes fiebre, pero no es nada malo. Voy a ponerte un pañuelo para que dejes de tenerla, ¿vale?" le digo y ella asiente, la tomo en mis brazos y siento como se ríe. Río igual y voy camino al sofá.
Luego regreso a la cocina y tomo un pañuelo y lo introduzco en agua fría. Regreso hacia dónde ella está y me siento junto a ella en el sofá. Me trae muchos recuerdos hacer esto, y me pregunto como mi madre reiría al verme haciéndolo.
"Voy a ponerlo en tu frente, ¿vale? Vas a sentir algo de frío pero pasará, te lo prometo" le digo y estoy a punto de ponerlo en su frente cuando ella vuelve a toser.
"¿Me dolerá?" ella pregunta con miedo en sus ojos azules y niego con la cabeza.
"No, no lo hará" prometí y ella sonrió, me di cuenta de que le faltaba un diente y eso sólo hacía su sonrisa más linda. Me pregunto... ¿estará alguien buscándola ahora?
Al fin puedo colocar el pañuelo en su frente y ella cierra los ojos, cómo si estuviera esperando un golpe en algún momento y eso me hace reír. Me he sorprendido de lo mucho que he reído en tan sólo unas horas con ella. Y aún no logro encontrar una explicación razonable para el gran apego que sentí por esta niña cuando la vi por primera vez hace poco tiempo.
Había estado dos días en casa encerrado y me sentía ahogado, no quería seguir escondiéndome de algo que yo mismo desconocía, Louis insistía en que lo mejor era quedarme en casa pero no quiso decirme sus razones, quiero decir, tengo 28 años, creo que estoy lo bastante grande para saber cuando debo o no salir de mi hogar. Pero sin embargo, más tarde, poco tiempo después de que él se fuera, tomé mi abrigo, mi gorro y salí. No tenía rumbo alguno y mientras camine un poco más de mi apartamento sentí la imperiosa necesidad de comer chocolate. Sí, era gracioso.
Pero lo más gracioso era que me lo comí justo en el supermercado. Entonces comenzó a llover, vi las gotas aglomerarse en el vidrio del lugar y maldije porque tal vez no era muy amante a la lluvia. Pero entonces vi como esa niña de cabellos rubios y con ropa poco abrigada cruzaba la carretera con cuidado, vi como sus cabellos se empapaban poco a poco con la lluvia y sentí que... debía protegerla.
Y entonces estoy aquí, cuidándola como si se tratara de mi hermana o... de mi hija.
Debía resignarme y sabía que, Célia era solo algo pasajero en mi vida y que en menos de lo que esperara no la volvería a ver.
Célia se está durmiendo poco después, lo sé porque sus pestañas aletean de vez en cuando y tal vez está luchando por no dormirse. La observo por un rato y retiro el pañuelo de su frente, ella toca su piel y hace una mueca con la cara. Mis ojos van directamente hacia su camiseta algo sucia y que tiene pequeños agujeros en el centro, sus pantalones son unos de dormir y la tela es lo demasiado fina como para no abrigar ni un poco lo que ella necesita, y sus zapatos casi no lo son, parece un ángel atrapada en una vida que tristemente le tocó.
Ella me distrae cuando comienza a hacer un sonido, como si estuviera cantando pero no lo está. Su boca musita la melodía de una canción y me quedo callado esperando identificarla. Ta na na na na, ta na na na na ella continúa y sus ojos casi están cerrándose para cuando logro identificar la canción.
"Duérmete mi niña, duérmete ya" me sorprendo a mí mismo entonando la canción en un tono bajo pero que ella puede escuchar, la veo sonreír por un momento y entonces ella se duerme después de que sigo cantando.
Apenas la conozco pero creo, creo que es un ángel. Un Ángel hermoso que ha llegado a mi vida.
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Celia.
FanfictionCómo una persona puede cambiarte la vida, y cuándo menos lo esperas, ya dependes de ella. hermosa portada by: redun-dxnce