Epilogo

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Los días helados del invierno se despedirían pronto con la llegada de una nueva primavera, pero para ello un par de semanas faltaban, así que, para poder terminar con esas heladas noches, Seokjin se solía sentar a lado de Namjoon, le tomaba en un abrazo provocando que aquel hombre se reposara en su pecho mientras que con la mano libre Seokjin tomaba el libro escrito por él, aquel libro que le había dado como regalo en la navidad pasada. Con mil mantas y dos tazas de chocolate caliente, estaban listos, Seokjin solo encendió la lámpara de noche y junto a su amado, leía de principio a fin aquel libro escrito con tanto esmero.

—Los dientes de león son mágicos, si cierras lo ojos y soplas con fuerza un deseo va a cumplirse. Si los dientes de león son tan mágicos como se dice, ¿podría desear que nunca me hayas olvidado? — Leía aquel hombre con la mirada opaca, sus dedos acariciaban constantemente los cabellos blancos de su esposo que yacía recargado en su pecho —. Cuando nos conocimos, tiraste sobre mí un millar de pelusilla blanca, aquello pudo matarme, pero no podría culparte, tu infancia te obligaba a querer experimentar con la belleza pura de un diente de león, pues con seguridad afirmabas que cumple deseos, tu solo querías mostrarme la magia que un diente de león puede tener consigo. Sin embargo, ¿crees que aquella magia sea capaz de traer tus recuerdos de nuevo? Probar aquello sería un riesgo para mí, no podría soplar un diente león ya que mi condición me lo impide, así que con los mismos deseos de que la magia ocurra, me permito escribir en estas hojas desgastadas, marchitas la historia de un recuerdo olvidado.

La hoja del libro pasó, fuera de aquel hogar una tormenta helada tenía lugar, así que, por instinto, Namjoon se refugió un poco más entre los brazos ajenos y las mantas suaves que los abrigaban, Jin detuvo su lectura solo para dejar un beso suave y fugaz en la cabeza del hombre a su lado, con el beso intentó demostrar que todo estaría bien, que estaban juntos y que eso era lo único que importaba justo en ese momento.

—¿Quién podría decir que el niño travieso de la clase amaba molestar al niño dulce que se sentaba a su lado?, Namjoonie siempre jugaba y Seokjin huía de aquellas risas traviesas que escapaban de los labios finos del niño diabólico, mientras tenía entre sus manos un pequeño ramo de margaritas. La primavera fue odiada por el niño de gafas enormes, pero fue amada por el niño odioso de aquel prescolar. Incluso fue un total descanso cuando sus vidas se separaron solo para darle paso a una nueva etapa en su vida, la adolescencia calurosa llegaba con el verano. El niño travieso cambió su objetivo, los pobres insectos eran molestados por culpa de aquel, pero, era por curiosidad, ya que aquel jovencito amaba con todo su ser el mundo de aquellos insectos, deseaba con todas sus fuerzas convertirse en un estomatólogo, pero el niño que fue objetó de diversión durante el prescolar, ahora tomó venganza, fue egoísta y tiró al suelo la colección de bichos. Namjoon se estremeció en los brazos de Seokjin, quizás aquella acción fue la señal de un recuerdo esporádico o al menos Jin esperaba que fuese eso, deseaba que su esposo recordara aquella historia de amor.

—Espera Namoo, aquí viene cuando Seokjinie ayuda todo el verano a Namoo a recolectar bichos — Seokjin dejó un nuevo beso en aquella cabeza blanca —, aunque debo de admitir que mi parte favorita es el invierno, porque es cuando comienza nuestra historia juntos.

El relato se extendió hasta poco más allá de la media noche, Seokjin hablaba con su amado mientras recordaba el momento especifico en el que aquello sucedida, la sensación era única pues lo llevaba a revivir el momento, incluso su piel se erizaba constantemente al mantener en su memoria la hermosa sonrisa de Namjoon, aquella que ahora estaba ausente. Mientras Seokjin continuaba con su lectura, sus lagrimas se derramaban una a una con las palabras que de sus labios salían, la nostalgia del recuerdo le tenía en una dolorosa situación, una en la que Namjoon era ajeno. Poco a poco las paginas fueron pasando una a una haciendo amena la noche.

—Namoo es el ser más especial de mi mundo lleno de color, Namoo es la luz que logra darle vida a los colores, si Namoo se apaga, entonces Seokjinie se apagará también. Pero mientras eso no suceda, Seokjinie permanecerá amando como la primera vez a Namoo, incluso si la vida se le va en ello.

Aquel libro se cerró después de que Namjoon cerrara los ojos aquella noche, Seokjin se permitió llorar mientras se aferraba al cuerpo cálido de aquel hombre que toda su vida amó, incluso si la vida le diera una nueva oportunidad, incluso si en el volar infinito de un diente de león tuviera la oportunidad de volver a vivir, habría cerrado sus ojos con todas sus fuerzas para pedir que Namjoon estuviera en su vida una vez más. Seokjin ya no fue consiente si Namjoon lo amó hasta el final de sus días, pero de lo que si fue consiente fue del amor incondicional que le entregó incluso el ultimo segundo de su vida. El odio puro que aquel niño sintió esa mañana después de conocer al niño molesto tuvo una metamorfosis, el dicho popular no se había equivocado, pues cuanta razón tenia, del odio al amor solo hay un paso, entonces, ¿el diente de león será capaz de cumplir cualquier deseo?


🌼🌿 El Recuerdo del Olvido 🍂❄

🌼🌿 El Recuerdo del Olvido 🍂❄

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Fin


Hasta aquí llegó esta historia, espero que la hayan disfrutado tanto como yo al escribirla.

Te invito a leer mis otras historias, recuerda dejarme tu opinión siempre es grato leerte.


-Jen

El Recuerdo del OlvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora