Con el tiempo las estaciones continuaron transcurriendo sin dejar nada nuevo en su día a día, se la vivía entre libros, Seokjin había logrado sus metas como tanto lo había deseado, desafortunadamente aquellos sueños cumplidos ocurrieron muy lejos de casa, estaba solo en el extranjero, se podía decir que Seokjin era un hombre adulto reservado y sumamente inteligente, había heredado aquella inteligencia de su padre, pero la amabilidad y bondad la había heredado de su madre. Por los pasillos del hospital Seokjin era bien conocido y es que a pesar de ser un hombre serio sus pacientes le adoraban, le tenían tanto afecto que cuando le veían llegar una sonrisa les iluminaba el rostro.
El hombre servicial siempre se pasaba por los pasillos de la sala de pediatría con la más pulcra bata blanca, su mirar ya no era opacado por las gruesas gafas que usó durante su infancia y su adolescencia, aquel pequeño cambio le había cosechado una popularidad entre las enfermeras del hospital de pediatría, pero lo que ellas no sabían era que aquel apuesto hombre tenia un pasado que le había cambiado totalmente.
En su joven adolescencia antes de que su vida se viera envuelta por toda esa serie de cambios y responsabilidades mayores, se cuestionó así mismo sobre el tema del amor, pasó días preguntándose por qué a sus casi 18 años de edad no había tenido alguna novia, solo se la pasaba junto a Kim Namjoon su mejor amigo de la misma edad, quizás el tener unos enormes cristales en medio del rostro le restaba puntos o tal vez tenia una mala desventaja por aquello de la alergia, y es que Seokjin no podría acercarse a una chica sin regalarle un ramo de bonitas flores, su creencia radicaba en el rechazo de la primera vez que lo intentó, una bella jovencita le había cuestionado el por qué a su primera cita no le había dado flores, inmediatamente Seokjin pensó en alejarse de las chicas por esa peculiar situación. Era eso o realmente muy dentro de él había permanecido una inclinación hacia el amor no convencional, sí era eso, cuando Kim Namjoon se marchó sin despedirse Seokjin sintió su pecho arder, fue entonces que la venda de sus ojos se cayó y pudo ver claramente lo que siempre estuvo ahí. Las chicas no eran de su agrado, pero tampoco lo eran los chicos, Kim Seokjin solo gustaba de Kim Namjoon el niño horrible y molesto que conoció en el jardín de niños, el mismo chico que fue su vecino insoportable durante su adolescencia, si, era aquel hombre del cual ahora no tenía noticias.
A pesar de tenerlo todo, Kim Seokjin permanecía con una nostalgia eterna, añoraba sus días de la infancia al lado de Kim Namjoon, probablemente ahora Nam estaría siendo un exitoso entomólogo, quizás su mejor amigo había cumplido sus sueños como él lo había hecho, ese peculiar sentimiento era lo único que le mantenía estable. Esos pensamientos le dejaron una sonrisa en el rostro, quería imaginar como el rostro de Kim Namjoon había cambiado con el pasar de los años, quería saber si aquel chico mantenía en esa sonrisa el par de hoyuelos que le caracterizaban, quería saber si ahora tenía poco cabello o una horrible barba por el pasar del tiempo, soltó una risilla al imaginarse a su gran amigo con barba y calvicie.
Esa noche la nostalgia abandonó su alma, tras sentirse fuera de lugar en el extranjero decidió volver a casa, necesitaba ver a sus padres y si era posible, necesitaba ver a Namjoon, además la navidad se acercaba y no podía desaprovechar las vacaciones que el hospital le había otorgado. Pero correr hacia la casa de sus padres no fue su primer destino, primero se hospedó en un hotel y después fue a pasear por los lugares que algún día acudió al lado de Kim Namjoon. Aquel salón de juegos que solían frecuentar fue su primera parada, pero, lo que encontró ahí solo fueron las ruinas de sus recuerdos marchitos, el salón de juegos fue remodelado y justo ahora una cafetería se encontraba ahí, una verdadera lástima, pensó.
Kim Seokjin con cierto sentimiento de inconformidad entró al lugar donde una pequeña campanita informó de su llegada, pocas personas se encontraron bebiendo una taza caliente de café, pero no le pareció extraño, era lo suficientemente tarde para estar paseando por ahí, las personas normales debían de estar metidas en cama.
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El Recuerdo del Olvido
FanfictionLos dientes de león son mágicos, si cierras lo ojos y soplas con fuerza un deseo va a cumplirse. Si los dientes de león son tan mágicos como se dice, ¿podría desear que nunca me hayas olvidado? Historia corta con mención de la enfermedad DSTA La pre...