Give Yourself a Try

51 Peter

Peter no se dio cuenta de lo que estaba pasando mientras Tony despojaba la cama. Dejó que el hombre lo hiciera rodar de un lado a otro mientras él tiraba de las sábanas y mantas debajo de él. Todo lo que Peter podía pensar era dormir. Le dolía el trasero y le dolían las caderas. Había sido tan usado que no veía cómo algo podría superar esto, pero eso es lo que había pensado sobre la mamada también. Tony siempre tenía más. El propósito de la vida del hombre era superarse a sí mismo.

"Tonyyyy", se quejó Peter. No se molestó en abrir los ojos, por lo que no tenía idea de dónde estaba en el colchón. Extendió los brazos para buscar almohadas. Cuando los localizó, se incorporó para aferrarse a la suavidad. Peter medio rio medio gimió cuando sintió que Tony respondía a su nombre con una palmada en el trasero. Envió escalofríos por todo su cuerpo. "¿Qué estás haciendo?"

"Yo", dijo Tony intencionadamente, "estoy poniendo ropa de cama nueva en el colchón".

"¿Para qué? déjalo", se quejó Peter.

"Apenas duermo. No voy a evitar las manchas húmedas en toda la noche".

Peter sonrió en la almohada. Se dio cuenta de que todavía estaba muy desnudo y se preguntó si tendría magulladuras por todas partes. Reunió la energía para alcanzar su brazo hacia atrás y sentir por encima de la nalga que Tony acababa de abofetear. Peter fue más lejos y deslizó sus dedos entre sus nalgas. Podía sentir su agujero apretarse en anticipación de otra intrusión. Sin embargo, Peter no hizo nada más que sentir. Podía sentir lo mojado que estaba. Peter pasó el dedo por la humedad y se lo llevó a la cara para investigar. Cierto. Vino dentro de mí.

"Lo juro por Dios, chico. Si tienes alguna idea, puedes olvidarla", advirtió Tony. Colocó la sábana en el último rincón y se metió en la cama.

Peter miró a su alrededor en busca de algo con qué limpiarse la mano, y un pañuelo apareció frente a su cara. Se secó la mano y tiró el pañuelo de papel lejos de él. Finalmente, está aquí. Tony había tardado demasiado en meterse en la cama.

"¿Qué estás pensando?" Peter murmuró, acercándose cada vez más a Tony. Pasó la mano por el pecho desnudo del hombre. Peter no trató de ser astuto al bajar la mano. Tony se había puesto unos bóxers mientras estaba fuera de la cama.

"Algunas cosas", admitió Tony. "Como si me vas a matar".

"¿Cómo?" Peter sonrió contra el pecho de Tony.

"Ya puedo decir que eres insaciable. Es probable que mi pene se caiga la semana que viene".

"Te encanta", se defendió Peter.

"Es cierto, hay peores formas de hacerlo", suspiró Tony.

"¿Qué más?" Preguntó Peter.

Tony tarareó y Peter pudo sentir las vibraciones en su mejilla. "Qué feliz estaba cuando me llamaste."

Peter apretó su agarre alrededor de Tony y movió su pierna para entrelazarla con las del hombre.

"Todavía no puedo creer que sea real", admitió Peter.

"Bueno, créelo, cariño, porque no te vas a deshacer de mí fácilmente", sonrió Tony.

Peter decide que ya no estaba lo suficientemente cerca. En lugar de presionarse contra el costado de Tony y enredar sus piernas, se incorporó sobre una rodilla y pasó la pierna opuesta sobre el cuerpo de Tony. Peter se sentó a horcajadas sobre las caderas del hombre antes de deslizarse hacia abajo. De esta manera, podría acostarse encima de Tony y descansar su cabeza sobre el pecho del hombre.

"Eres pegajoso, ¿no?" Tony comentó, tirando del edredón que Peter había empujado hacia abajo para que los cubriera a ambos. Envolvió sus brazos alrededor de la espalda de Peter.

"¿Está bien?" Peter preguntó tímidamente.

"Aférrate", bromeó Tony. "Solo recuerda que no me gusta ser el segundo mejor en nada. Así que prepárate para que me aferre a ti, pero mejor".

Peter puso los ojos en blanco, "De ninguna manera, vas a tener que renunciar a este".

"¿Quieres apostar, chico?"

"Sí lo hago."

Tony sonrió, "Está bien. Estás listo".

Peter se dirigió a Jarvis cuando volvió a hablar: "Oye, ¿qué hora es?"

"9:34", respondió Jarvis.

"¿Señor Stark?" Preguntó Peter.

Tony arqueó las cejas, "¿Sí?"

"Ya no estoy cansado en absoluto, y todavía es muy temprano. ¿Podemos ir al laboratorio?"

"Dios, pensé que nunca lo preguntarías", sonrió Tony.