Sin importar los riesgos que implicaba bajar a la tierra para ofrecerle compañía y que sus sentimientos crezcan en contra de todo.
Era algo que valía la pena pasar.
Y mientras pueda escuchar su voz junto a la lira, no había de que preocuparse.
♡ #6...
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La rubia se encontraba cantando y acariciando el largo cabello castaño de Jennie, quien estaba acostada en sus piernas.
Desde que llegó, su ángel no había hablado mucho y más bien se había abalanzado a sus brazos a llorar cuando notó que sus alas ya no hacían más que aletear con esfuerzo, ya le estaba empezando a afectar el castigo.
Intentaba buscar una manera de poder animarla, pero tampoco es que pudiera hacer mucho, así que solo dejó que su pequeña se desahogara y ofrecerle la calidez de su compañía.
Últimamente el que estén tanto tiempo separadas, se había vuelto más difícil.
Roseanne le había dicho que podría buscar una manera de que sus alas fueran recuperándose, así como descubrió la forma en que podía hacer que los humanos notaran su presencia, pero a Jennie, no le parecía buena idea.
Ya había hecho mucho por ella, de hecho, habían veces que sentía que estaba dando de más y pensar en que no podía darle lo mismo, le daba más peso a su tristeza.
No podía creer que alguien era capaz de darle absolutamente por el cambio de tan poco.
Y eso no estaba bien.
Se aferró más a las piernas de la rubia cuando nuevamente esos pensamientos invadieron su mente, haciendo que esta, terminara acomodándose para poder abrazar a la castaña.
No sabía que sentir cuando Roseanne era la persona que quería cuidar, pero a su vez, quería que se quedara a su lado por el resto que queda de vida.
—Kim Jennie, ¿Recuerdas cuando estabas preocupada por si algún día nos llegara a pasar algo? Estuviste igual que hoy y para calmarte, no solo tuve que cantarte, sino que te hice una promesa, espero que aún lo recuerdes.
La chica levantó el rostro, haciendo que ambas de miraran.
La rubia colocó su mano en la mejilla de la otra, secándola con su pulgar.
—En mi vida siempre han existido los límites con tal de no llevarme alguna decepción, incluso en el cielo existen solo por un mantener un orden, pero estoy segura de que cuando se trata de ti, no hay límite que no me atrevería a pasar con tal de permanecer a tu lado, ni siquiera tendría que pensarlo dos veces porque no es necesario, si estoy aquí, es solo porque estás tu y siempre será así, lo prometo.
La castaña sentía como sus lagrimas salían nuevamente de sus ojos.
Quería tener la fuerza de poder responder, pero carecía de ello.
Escondió su rostro en el cuello de Roseanne, sintiendo como su mano aun la acariciaba.
—Sé que lamentas que hayamos terminado en esta situación, pero debes saber que no es tu culpa, ¿Por qué querer a alguien sería una razón de castigo? Todos los momentos que me brindaste haya arriba han sido los mejores, debo agradecerte por ser siempre quien me enseña cosas nuevas y darme la capacidad de pensar más allá de lo obvio, mi amor, estaremos bien, lo puedo asegurar.
Besó con delicadeza el rostro de Jennie, que ahora tenía un puchero.
Se mantuvieron abrazadas durante un tiempo, hasta que la castaña había recuperado un poco la calma.
Aunque aún se sentía apenada por hacerle pasar por momentos así a la rubia. Estaba pensando con detenimiento que decirle mientras jugaba con las manos de ella.
Hasta que finalmente, lo hizo.
—Tal vez no sea mi culpa el quererte, pero si lo será si te pasa algo. Intento no pensar en ello, pero todo empezó con estas alas inservibles... Quisiera que todo esto no fuese una bola de nieve que vaya creciendo, pero me esforzaré para que las cosas sean mejores que antes, lo prometo.
Recibió una sonrisa dulce por parte de Roseanne.
—No hace falta que lo digas, estoy consciente de ello desde que te conocí, pero ahora, sigue manteniéndote fuerte.
La castaña asintió y unieron sus frentes.
Algo que ninguna se daba cuenta, era que por cada momento así, les entregaba la fuerza de hacer mejor las cosas en el caos que no parecía acabarse.
Ni siquiera se habían percatado de la capacidad que tenían para pasarla bien cuando en el fondo, esperaban el día en que todo caería. Aun cuando Jennie había sido expulsada del cielo, la crueldad de este no parecía dejarla tranquila.
Según las personas, pensaban que estar en el cielo era la definición de descansar en paz.
Pero eso no era cierto si ni quiera te permiten ser tu mismo.
Si, Jennie estaba mal porque estaba pagando su sentencia, pero estaba aliviada de que había salido de allí y correría al otro extremo con tal de nunca volver ahí.
Y pensó en lo que JooHyun dijo el día anterior, capaz y solo tenía que confiar en que Roseanne estaría ahí para hacerle frente a lo que pase.
Sería difícil dejar que ese miedo cesara, pero intentarlo podía hacer que las cosas mejoraran.
Se acomodó, volviendo a estar frente a frente y se sonrieron.
—No hay temor en el amor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor.
La rubia no evitó reír al escuchar la inesperada frase.
— ¿Cuando te aprendiste un salmo? No lo puedo creer, hasta me causó ternura. — Jennie también rió por haber dicho aquello y escuchar la risa de su ángel. —Vaya, eres tan increíble.
—De alguna forma quiero entender lo que Dios tiene en su cabeza y en una de esas, leí eso, me pareció lindo.
—De no saber que es un salmo, hubiese creído que mejoraste en coquetearme.
Jennie levantó su ceja, acercando su mano al brazo de la rubia y jalando de esta hasta que ambas quedaron a centímetros de rozar sus labios.
—No es necesario decir algo para poder coquetearte.
Las mejillas de la rubia cobraron un color rojizo, haciendo que la castaña sonriera con encanto.
—Roseanne, espero que con el paso del tiempo, pueda darte de vuelta todo lo que me haz dado.
Finalmente, sus labios se encontraron, sumándolas en un beso incontenible.
Riendo con timidez cuando se separaron.
Vivían solo por eso.
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No limit in the sky That I won't fly for ya
No amount of tears in my eyes That I won't cry for ya, oh no
With every breath that I take I want you to share that air with me
