La niña, por Tangerine Lady

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Siempre la veía.

Primero en el autobús escuchando música con sus auriculares blancos que contrastaban con aquel extraño uniforme negro y rojo, probablemente de alguna escuela privada. Unas horas más tarde la volvía a ver en la gran plaza del ayuntamiento con un grupo de chicos y chicas con la misma ropa que ella, todos con caras serias hablando entre ellos tranquilamente, mientras ella era la única con los auriculares puestos. Después, la volvía a ver por la tarde, esta vez acompañada por un chico delgado, alto y malhumorado que vestía igual que ella; ella todavía llevaba sus auriculares. Y por último, la veía por la ventanilla del autobús de vuelta a casa, cuando entraba junto con un gran grupo de chicos y chicas con el mismo uniforme en una gran mansión, la más famosa de la ciudad. Y, como no, ella con los auriculares puestos.

Yo era nuevo e la ciudad, no sabía nada sobre esa mansión ni sobre aquellos jóvenes. Me despertaba una curiosidad que me quitaba el sueño, sobre todo ella y aún más saber qué estaría escuchando.

Años más tarde supe, de la peor manera, que eran niños entrenados para ser asesinos por una mujer viuda, dueña de la mansión, que perdió a su marido y a sus hijos. De ahí que adoptase a todos los niños huérfanos y los cuidase y adiestrase desde bebés.

Te preguntarás qué canción escuchaba aquella niña: pues escuchaba todos los días en bucle "Yellow" de Coldplay. Resulta que si se quita los auriculares se convierte en una máquina de matar imparable.

Sobreviví a una muerte horrible, pero ahora cuando ponen esa canción en la radio es como si me torturasen lentamente.

Mientras, me observan esos ojos color miel, calmados y sedientos de sangre.

Cuarto escrito: "Aquela canción"Onde histórias criam vida. Descubra agora