Prefazione

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Hace un frío intenso y lo primero que siento es un horrendo dolor de cabeza seguido de una notable molestia en mis costillas

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Hace un frío intenso y lo primero que siento es un horrendo dolor de cabeza seguido de una notable molestia en mis costillas. Un escalofrío que me cala hasta los huesos se apodera de mi cuerpo, todo me está dando vueltas y termino soltando débiles jadeos del dolor.

Levanto mi cabeza en búsqueda de descifrar mi alrededor pero todo sigue dándome vueltas cual montaña rusa. Mi visión está empañada y borrosa, mareada coloco mi cabeza en la misma posición de cuando desperté: recostada a la pared fría y mugrienta de concreto. Inhalo y exhalo seguidas veces. Logro tranquilizar mi mente y por segunda vez hago un intento de observar mi alrededor, logrando así darle una buena vista a todo lo que aparentemente me rodea.

Es así como me doy cuenta de que estoy en una habitación vacía, asquerosa, abandonada y sin algún tipo de ventana que me permita saber en donde carajos estoy. Solo hay una pequeña bombilla que parece que se está quedando sin energía muy cerca de lo que parece ser una puerta de hierro, el suelo rocoso me lástima y hedor a humedad me da ganas de vomitar.

Trato de levantarme pero me doy cuenta que será imposible; mis manos están atadas entre sí a un aro de hierro en la pared. Cierro los ojos fuertemente tratando de recordar que fue lo que exactamente pasó, lo único que llega a mi mente es que me golpearon fuertemente la cabeza mientras buscaba mi auto en el estacionamiento del centro comercial.

De la nada, el miedo, las preguntas y las ganas de llorar se apoderan de todo mi ser.

¿Cuantos días llevo aquí?

¿Por qué estoy secuestrada?

Y sin más, calientes lágrimas se deslizan por mis mejillas, el miedo a que estos sujetos me puedan violar o hacer algo me desestabiliza; no quiero que nadie me ponga un solo dedo encima. Mis manos tiemblan y mi pecho se siente pesado, no sé qué será de mi en las siguientes horas.

Pasan algunos minutos que parecen un lustro y un sonoro golpe me hace sobresaltar del miedo. Mi corazón late desbocado, la presión extraña se expande aún más por todo mi pecho y una fina capa de sudor corre por mi frente. Trato de enfocar mi mente en que todo va a estar bien, saldré viva de aquí.

Sin poder contenerlo más, el pánico se apodera de mí cayendo como balde de agua fría cuando otro golpe estruendoso hace eco en la estancia. Tengo que salir de aquí. Necesito salir de aquí. Tengo toda una puta vida por delante y no dejaré que me la quiten así, no sobreviví hasta dos veces para nada.

Empiezo a forcejear con el nudo en mis manos hasta que las mismas arden pero es en vano, jamás lograré soltarme. Muevo mis piernas para que los calambres no se apoderen de ellas, necesito mis cinco sentidos y todas mis facultades al mil por ciento si quiero que estos malditos no me maten.

Tantas desgracias han sucumbido mi vida esto últimos meses que ya no sé que hacer, ignoré todas las amenazas una y otra vez porque no me imaginé que llegarían a tanto. Tantas lágrimas, dolor y más dolor sin parar, muertes, sacrificios, accidentes y luego ésto. Estoy aquí secuestrada quien sabe en dónde. La vida siempre me da una mala jugada y estoy cansada de toda esta mierda. Las mil atrocidades que me han pasado surcan por mi mente, sé que los malditos que me tienen aquí son los responsables de ello.

TRADIMENTO © [MQH #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora