Jaque Mate.
Gianna.
—... Chi va piano, va sano; chi va sano, va lontano.
«Chi va piano, va sano; chi va sano, va lontano: Quien va despacio, va seguro; quien va seguro, va lejos»
Escucho que una voz, que sé que conozco de algún lado, me susurra al odio. Finalmente escucho pasos alejarse de mi y luego cerrar fuertemente una puerta.
Mi cerebro aturdido lucha contra los recuerdos recientes. El dolor en mi cabeza no me deja si quiera abrir los ojos. Con mi mano tanteo lo que parece ser el piso y siento como esta se humedece por un líquido. Abro los ojos de golpe cuando el olor metálico de la sangre entra en mis fosas nasales y me siento, viendo borroso.
—Dulce... —mi voz raspa mi garganta y siento la sienes palpitarme. Volteo a todos lados y no logro enfocarme en nada porque el mareo me vuelve loca.
Llevo mis manos a mis ojos con frustración al no poder visualizar con claridad mi entorno. Escucho una respiración agitada a unos cuantos centímetros de mi, volteo hacia mi izquierda y veo a Dulce con sangre en su brazo, al parecer la hirieron.
—Gianna... —su voz es tan apagada que me da escalofríos. Gateo hacia ella y acuno su rostro en mis manos, ¡No sé qué le hicieron!
Presa del miedo desato los nudos en sus ahora rojas muñecas, hago lo mismo con los de sus tobillos y su mirada está perdida en el suelo, no habla y eso me preocupa. Noto que la sangre no para de salir de la herida en su brazo, al parecer es un poco profunda. El dolor en mi cabeza no para, como puedo me pongo de pie y busco lo primero que encuentro para detener el sangrado en el brazo de Dulce, un trapo de cocina es lo primero que veo y termino rasgandolo para usarlo como torniquete, lo ato en la herida y ella empieza a llorar.
—Estás sangrando... —me dice entre lágrimas y la veo confundida, nota eso y señala mi cabeza, toco mi frente con la yema de mis dedos y estos terminan llenos de sangre —Tienes que llamar una ambulancia.
—Eso no importa —limpio la sangre en mis dedos pasando mi mano por mi pantalón, ignorando mi dolor y poniendo mi mejor cara ante la situación —¿Qué te hicieron?
—No me hicieron nada... No pude ver quién era, Gia. Llevaba un pasamontañas y yo... —su voz vuelve a quebrarse —Me amenazó con un cuchillo cuando estaba entrando al departamento y luego me ató a esta maldita silla, me hirió, después llegaste... y te golpeó en la cabeza.
Trato de limpiar las lágrimas descontroladas que salen de sus ojos.
—Hablaba en italiano pero su voz se me hizo familiar... yo sé que me ha hablado en algún lugar —la ayudo a levantarse y camina hacia la cocina —Te dejó esta cosa, no sé que tiene o qué es, solo me susurró “Saluti alla cagna”.
«Saluti alla Cagna: saluda a la perra»
Se acerca a la encimera de la cocina y me entrega una pequeña caja de color blanco, no tiene nada en la tapa. La abro y solo hay una nota al lado de unos lentes redondos de pasta negra, yo sé a quién le pertenecen, mi corazón se siente pesado con tal solo verlos pues no necesito leer la nota como para saber qué puede significar esto.
—Son los lentes de Matteo... —digo en un susurro, sintiendo mi estómago retorcerse y el dolor en mi cabeza aumentar.
—Voy a llamar a la policía —dictamina Dulce con la mano en su herida, al parecer dejó de sangrar tanto. La veo desaparecer hacia su habitación en busca de no sé qué, por mi parte, decido leer la nota.
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TRADIMENTO © [MQH #1]
Romance"Tienes que comprender que un corazón roto se repara, pero el tiempo perdido por ese desamor nunca se recompone" Gianna es una empresaria joven, soberbia y heredera legítima de la gran fortuna que alberga una de las más reconocidas e importantes fam...