Capítulo 7

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¡Última hora!

La reconocida empresaria, e hija del también empresario y magnate Donato Salvatore, Gianna Salvatore ha sufrido un fatal accidente automovilístico en horas de la noche del día de ayer en la conocida ciudad de los canales, se desconoce su estado actual de salud pues ha sido trasladada de emergencia a La Urbe. Fuentes allegadas a la joven certifican que su vida prende de un hilo pues como producto del impacto recibió múltiples golpes en la cabeza y aún no ha despertado. Se teme que caiga en coma.

«[Gianna] está mal, solo puedo decir eso» fueron las únicas palabras brindadas por un amigo cercano de la joven; Luciano Moretti.

Aparentemente la policía de la localidad impondrá cargos contra la empresaria, pues rompió ciertas leyes al conducir un auto en calles netamente peatonales. Una grave falta que, sin duda alguna, las autoridades no perdonarán.

Fortaleza para su familia.

Informaremos cualquier novedad.

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Los juegos del destino.

George.

Me levanto con un humor horrible. Desde ayer tengo ganas de meterle un balazo a alguien en la cabeza.

Anoche se me revolvieron los jugos gástricos con tan solo ver a Gianna besándose con el tal Matteo Ferrara. Tanto fue así que no me quise ni quedar en la ridícula fiesta, solo le di mi felicitación a los novios y me largué. Llegué a mi habitación del hotel, no quería saber de nada ni de nadie así que apagué el móvil.

A duras penas son las seis de la mañana y mi vuelo sale en una hora, no dormí una mierda y no es como que eso ayude. ¿Cómo iba a dormir? Si toda la puta noche no dejaba de recordar como ella se había dejado besar por él. Me siento patético por querer reclamar algo que se supone que no es mi problema porque sé bien como son las cosas con Gianna, lo nuestro siempre ha sido físico, nada más. Sin embargo, cuando vi a lo lejos como él ponía su mano en la nuca de ella para besarla a gusto sentí que la sangre me hervía. Pero no debía hacer nada porque ella no es mía.

Me meto a la ducha y dejo que el agua fría caiga en mi cabeza. Debo sacarla de mi mente. Estos estúpidos celos irracionales se me van a quitar estando en Inglaterra, no la veré por mucho tiempo y eso servirá para que deje de pensar tanto con el pito. Estaré ocupado en muchas cosas y no me quedará tiempo para pensar en ella.

«Yo no siento nada por ella» me repito una y otra vez.

Me seco con una toalla y luego la enrollo en mi cintura al salir del baño. El desespero de saber que no puedo tener lo que quiero me da jaqueca. Observo mi móvil en la cama, la parte impulsiva que habita en mi interior desea encenderlo. Me asomo por el pequeño balcón de mi habitación, soy sincero cuando digo que Venecia no es mi ciudad, no me gusta y siento que todo me asfixia de lo pequeño que es.

La brisa choca contra mi rostro y vislumbro como un par de chicas en uno de los balcones del edificio de al frente me ven sin disimulo alguno. Siento como clavan sus ojos en mi abdomen y las veo susurrarse algo en italiano. Aferro mis manos a la baranda de metal y les guiño un ojo, el tiempo que he estado en Italia me he dado cuenta de que algunas mujeres suelen caer rápidamente ante un extranjero.

TRADIMENTO © [MQH #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora