Capitulo 1

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En una iglesia que parecía abandonada ante los ojos de los habitantes de New York, en su interior, con ya una decoración que no se asemejaba en nada a su apariencia exterior, yacía en un trono un hombre con armadura mientras que en el respaldo se encontraba un casco. El hombre mantenía los ojos cerrados en un estado pensativo ideando un plan que lo llevara a la victoria contra su más grande adversario.

El sonido de las puertas ser abiertas lo sacaron de su trance, se coloco su casco nuevamente y miró sin expresión alguna al enorme tigre que había entrado, acompañado por un pez de patas robóticas y unos robots con trajes ninja tras de ellos. Tiger Claw y Xever reverenciaron a su líder.

TC: Maestro destructor —Agacho su cabeza y al segundo la levanto para mirarle.— Los robopies y los demás están listos para salir

Saki: Repasen el plan una vez más —Su voz demandante pronto hizo sentir intimidados a los presentes.— Si regresan con las manos vacías, no tendré piedad con ninguno de ustedes

Xever: Maestro, si me permite ¿Esta seguro que- —No terminó ante el golpe en el trono.—

Saki: No te atrevas a cuestionarme, Xever —Su ceño se vio fruncido.— Ahora largo

Ambos secuaces asintieron para después levantarse y retirarse, dejando al hombre en soledad que lo único que se escuchaba era su propia respiración. Se levanto de su trono después de unos minutos, caminando por los pasillos de su guarida hasta llegar a los calabozos, se acerco a una de las celdas siendo deslumbrado por el brillo de la armadura de la chica a la que alguna vez llamo hija.

La kunoichi le daba la espalda pese a haberlo escuchado, había perdido la noción del tiempo de cuanto llevaba encerrada en esa horrible celda ¿Semana? ¿Meses? No lo sabia pero cada vez sus ganas de escapar podían más con ella, sin embargo, cada intento era inservible y escuchar a aquel hombre solo hacia crecer su furia.

Saki: Karai —Llamó de forma dura.— Otra vez intentaste escapar

Karai: ¿Y? —Sus manos apretaron con fuerza sus brazos.— Solo pierdes tu tiempo teniéndome aquí 

Saki: Tendrás compañía muy pronto —Una apenas sonrisa se dibujo en sus labios aunque esta no podía verse.—

Karai: ¿Qué? —Se giro y se levanto, encarando al hombre.— ¿¡De que hablas!?

Saki: Tendré mi venganza —Bajo por unos segundos la cabeza.— Y la conseguiré contigo y esas patéticas tortugas

Karai: ¡Lo dices cómo si fuera a funcionar! —Tomó los barrotes de la celda, su expresión era algo burlona.— Mis hermanos se libran de ti tan fácilmente 

Saki: Ya lo veremos —Disimuló el apretar de sus manos.— Hoy no tienes cena 

Sin escuchar los reclamos salió de los calabozos, regresando a la sala de su trono dónde soltó una cansado suspiro en un intento de calmarse y no regresar a los calabozos para deshacerse de la kunoichi. La ira era todo lo que dominaba su podrida alma y mientras más fallaban sus planes más la ira se lo comía por dentro. Si su plan funcionaba iba a poder vengarse y al fin tendría lo que, inconscientemente, quiere, tendría paz.

En lo profundo de las alcantarillas, una estación de tren abandonada para ser más precisos, se escuchaban unos gritos de pelea en el lugar de entrenamiento, en el dojo luchaban los cuatro hermanos en busca de una limpia victoria. Rafael dio lo mejor para derribar a su ágil hermano de naranja quien, derrotado, fue a sentarse junto a su maestro rata. Donatello se había esforzado para al menos dar un golpe al joven líder pero el mencionado fue mas rápido y lo hizo caer. 

Donnie: ¡Me lleva! —Se quejo una vez en el suelo.—

Leo: Casi me golpeas pero te confiaste —Sonrió triunfante, ayudándolo a levantar.—

Donnie: Sisi, sigues contra el brabucón —Señalo con su cabeza al de cinta roja, yéndose a sentar.—

Rafa: ¿¡Brabucón!? —Llevó una mano a su pecho, fingiendo indignación.—

Mikey: ¡Que eres un vago dice! —Dijo entre sonoras risas, tomando su estomago.—

Rafa: ¡Mikey! —Levantó su sai hacia la dirección del de pecas.—

Splinter: ¡Hajime! —Ordenó, mirando a cada uno de sus hijos.—

Antela orden, los hermanos de morado y naranja guardaron silencio y los otros dos se pusieron en posición, se miraron con ladinas sonrisas pero buscaban la victoria. El de rojo se lanzo primero al ataque, siendo al instante esquivado por el menor quien aprovecho y barrio sus piernas. Fueron unos largos minutos que los otros tres miembros del clan se dedicaron a observar hasta el de rojo ataco con una patada dando en el brazo de su hermano pero el menor alcanzo a devolver el golpe que le dio la victoria al darle a su mayor en el abdomen y haciéndolo caer.  

Rafa: ¡Demonios! —Llevó una mano a su abdomen, sobando el mismo.—

Leo: ¡Bom! Yo gano —Hizo un baile pero de todos modo sobo su brazo.—

Rafa: ¡Eso no es justo! —Se levanto con molestia y se acerco al de azul.— Quiero la revancha, Leonardo

Leo: Vamos, Rafa —Le fue inevitable no soltar una risa.— Pero acepto, quizá ganes... Si es que te lo permito 

Rafa: Presumido —Le acarició bruscamente la cabeza.—

Splinter: Bien hecho, hijos míos —Dio un golpe en el suelo con su bastón.— Es todo por hoy 

Los cuatro enfundaron sus armas e hicieron reverencia a su maestro, antes de que el líder saliera fue tomado del hombro por su padre a lo que rápido entendió y se quedo con él en el dojo. Volvieron a tomar asiento frente al árbol y frente a frente, ambos en postura de meditación. 

Splinter: Leonardo ¿Has dormido bien? —Sus ojos estaban entrecerrados, su tono era serio.—

Leo: ¿Mm? —La pregunta lo tomo desprevenido, pasando con fuerza.— Cla-claro, sensei ¿Por qué lo pregunta?

Splinter: Te note distraído y tus movimientos eran flojos —Suspiró, acariciando su barba.— Concéntrate en tu equipo, Leonardo

Leo: ¡Lo hago! —Hizo una mueca.— Es solo que... Estaba pensando en Karai, sensei, sé que el ultimo intento de rescate fue un fracaso pero- 

Splinter: ¡Leonardo! —Su ceño se frunció, haciendo callar al menor.— Tus intenciones son buenas, lo entiendo pero no puedo darme el lujo de que te descuides, idea un buen plan con tus hermanos y duerme ¿Entendido?

Leo: Hai sensei —Asintió sin bacilar.—

El líder reverencio y dio un abrazo a su maestro para después salir del dojo, justo a tiempo para la hora del patrullaje que ya hasta sus hermanos lo esperaron en la salida, los cuatro salieron directo a la superficie subiendo al primer edificio dando inicio a su guardia nocturna pero la mente del joven líder se perdió un instante al pensar en su hermana mayor, ya habían pasado tres meses y aun no podían sacarla de ese lugar. Quizá si era mejor decir sus planes de rescate en voz alta y tener el apoyo de sus hermanos. 

A lo lejos, en otro edificio, TC veía por unos binoculares a sus presas girando después hacia sus compañeros quienes sonreían con malicia y los cien robopies iluminaban sus ojos de tono rojo, listos para recibir la orden de ataque. El enorme tigre saca su espada y apunto en dirección hacia las tortugas.

TC: Ahora 




Inicio corto peroooo creo que esto ira mejorando, se que hay muchas historias sobre esto pero por favor denle una oportunidad ;-;

Gracias por leer :"3

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