Parte 5

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Ada

Hoy era el día, íbamos a la audición de Danza en la mejor academia, donde salían los mejores bailarines del mundo.

Amy y yo estábamos muy seguras con lo que íbamos a hacer, pues nuestros padres obsesionados con poner a sus hijas en cursos para que no estuviéramos jodiéndoles la vida en casa nos metían en cada cosa que podían, desde cocina, repostería, natación, deporte, hasta letras, matemáticas, filosofía e idiomas. Las dos éramos un asco en básicamente todo que no fuera deporte, podíamos quemar hasta el agua y en letras le iba mejor a un mono escribiendo, si, así de mal. Así que nuestra única salida era aprovechar que nuestra vida completa estuvimos en ballet, gimnasia, porras, música folclórica y demás para poder salir adelante en algo que fuéramos buenas.

Por lo que aquí estábamos, en la mejor academia que habíamos visto, audicionando para una de las 4 becas que otorgaban. Estaba emocionada y segura de mí misma pero una espinita que se había instalado en mi hace unos días me fastidiaba, y era ese chico sexy que había visto en la disco la otra noche, él había escapado de mí y me dejo plantada coqueteándole desde la pista, jamás en la vida alguien había escapado de mí y eso era algo que me molestaba de sobremanera y no sabía por qué.

- ¿otra vez estás pensando en ese chico, Ady? - pregunta Amy - Supéralo, no es el único hombre que existe, solo concéntrate en lo importante o en menos de un mes estaremos viviendo en la calle o haciendo web cam para conseguir dinero. Además, esa noche la disfrutaste con otro chico espectacular que hizo que gritaras y gimieras como loca toda la noche, hasta supe que se llamaba Thiago – rueda los ojos – no seas llorona.

En eso tenía razón, pues esa noche al quedarme con las ganas del chico sexy busqué a alguien más para distraerme, no sé si era mi imaginación, pero parecía que aquí todo chico o chica saliera de una revista, así que aprovechando me conseguí un chico realmente lindo, con chocolatina incluida y color canela, era un papasito para chuparse los dedos y yo hice algo más que eso, quedando exhausta y complacida, aunque sin olvidarme del que me dejó plantada.

- ¡Adaaa! Concéntrate ya vamos a empezar las pruebas.

... ...

Estaba agotada, las pruebas eran muy exigentes, pasábamos de ballet, a folclore, a bachata, salsa y un sinfín de géneros y coreografías que quería tirarme al piso y no volverme a parar jamás, miré hacia Amy para comprobar cómo estaba y la muy descarda si estaba Literalmente tirada en el piso sin importarle que todos la estuviesen mirando raro y estuviera entrando uno de los jueces para decirnos que debíamos hacer después de la masacre.

- Bueno muchachos – nos mira a todos – hoy han sido unas muy buenas pruebas y muy competidas, pero lastimosamente solo 4 podrán ganarse una beca – todos estábamos nerviosos, hizo una pausa – pero solo sabrán quien pasará mañana en la mañana cuando a los 4 ganadores los llamen para felicitarlos por su logro. Así que ya se pueden marchar y a los ganadores los veré pronto. Hasta luego.

Y así dejándonos con la incógnita se marcha y nos deja parados en el salón con el corazón en la mano y unas ganas de arrancarle la cabeza.

- ¡Todo esto para que no nos digan de una vez! – estaba indignada, que diferencia había entre que nos dijeran ya o nos dijeran mañana, quería pegarle un puñetazo a alguien.

- Oye – una chica me llama

- ¿Qué? – volteo de mala gana para mirar quien interrumpía mi enojo, pero con solo verla endurecí mí gesto, era una chica con cara de niña buena que casi daba ternura, pero no me gustaba.

- Soy Alice, solo te quería decir que eres muy buena bailando y espero que pases – se sonroja y me sorprendo por sus palabras y actitud, acaso chicas como ella ¿seguían existiendo?

- Wow gracias – la miro extrañada – soy Ada – hago una mueca incomoda, no sabía cómo actuar con tanta dulzura – Ojalá pases también – le vuelvo a sonreí incomoda y salgo casi corriendo arrastrando a Amy por el camino hacia los vestidores.

- ¿Qué te pasa? – Amy me pregunta extrañada y divertida a la vez, mientras empieza a cambiarse

- No sé, una chica muy dulce y extraña me habló – hice un mohín

- ¿Y te iba a comer para que salieras corriendo? – se burla de mi – oye, es solo una chica no el herpes o algún virus para que le huyas.

- Sabes que no me gustan los caramelitos como ella.

- Lo sé, pero también sé que no todos los caramelitos son malos o un asco de persona como el que solíamos conocer

- Tal vez, pero prefiero evitar, no quiero volver a contagiarme con actitudes como la del caramelito

- Lo sé – repite – yo tampoco, mejor vayámonos.

Odiaba que hiciéramos mención del pasado, pero esa chica era algo que no quería, no otra vez un caramelito hostigante y de mala suerte encima de nosotras.

RaméDonde viven las historias. Descúbrelo ahora