Capítulo 3: Reflejos

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Narra Charlie

Estaba en la biblioteca otra vez, esta vez pedí permiso a mi padre para que me dejara quedarme un poco más tarde en la biblioteca.

Realmente no pude encontrar mucho, solo algunos bocetos sobre cómo es la apariencia de candy man, pero todas son distintas, pero en lo único en que coinciden es en que es alto, que siempre está sonriente y que sus ojos son dos brillantes luces carmesí. El único boceto que era bastante similar a lo descrito por las pocas víctimas que sobrevivieron fue uno en donde se veía a un hombre delgado, alto, sonriente con dientes filosos, y grandes garras, y unos ojos rojos, tan rojos que pareciera que están ardiendo. Lo observó un rato y me doy cuenta de algo extraño.

-No sé qué sucede pero pareciera que sus ojos están realmente encendidos.

Pongo la imagen en la oscuridad y veo con asombro como realmente estan brillando, lo vuelvo a poner a la luz y es tenue el brillo, otra vez en la oscuridad brillan intensamente, pero pareciera que cada vez brilla más.

-Señorita-. Me sobresalto.

-Ss... ¿Si?

-Ya es hora, debo de cerrar la biblioteca.

-¡Oh por supuesto! Me iré inmediatamente, ya terminé de buscar por hoy.

Al llegar a casa, realmente no puedo olvidar lo que vi en aquella imagen.

Flash back

Al guardar mis cosas vuelvo a tomar la imagen, pero esta vez sus ojos son normales, no están brillando. La señorita Odile me vuelve a decir que me apure y simplemente meto la imagen junto a todos mis apuntes.

Fin flash back

Realmente no puedo creerlo, me traje la jodida imagen, la veo en mis manos mientras me tiro sobre mi cama.

-Creo que realmente estoy cansada.

Me toco la frente con pesar. Dejo la imagen sobre mi mesa de noche, me cambio de ropa y me pongo a dormir.

Me veo a mi misma con un vestido blanco descalza, a mi alrededor hay un gran campo lleno de flores de algodón. Corrí felizmente rozando las suaves flores con las yemas de mis dedos. De repente siento la necesidad de apresurar mi pasó, siento que debo de apurarme pero no sé porque, el campo de flores parece interminable. Luego veo a un pequeño animal, esta asustado.

-No tengas miedo, no te haré daño-. Mi voz extrañamente era infantil, mire mis manos y me di cuenta que era una niña. El pequeño animal se acercó y me olfateo, luego me dio una pequeña lamida. - Me haces cosquillas-. Reí. Lo mire bien de cerca y me di cuenta que era un pequeño cervatillo blanco.

A lo lejos escuche una jauría de perros que ladraban ferozmente, me asuste y tome al pequeño cervatillo en mis brazos y corrí, corrí con todas mis fuerzas desesperada por escapar, cada vez los escuchaba más cerca, me habían alcanzado.

Desperté agitada. Miré a mi alrededor y vi que aún estaba oscuro.

-Hace tiempo que no soñaba con ese campo de flores.

Vi el reloj que estaba en mi mesita de noche y el reloj marcaba las 03:33. Suspiré y volví a dormir, mañana hay mucho que hacer.

Narradora

Charlie ese día despertó con mucha energía, pese a la pesadilla que tuvo. Fue a la cocina y se encontró que estaba vacía, no le sorprendía siempre sus padres estaban ausentes.
La casa de Charlie era muy grande y antigua, se decía que su familia era una de las pocas que mantenían su riqueza durante generaciones.
Charlie salió de la casa ya lista para ir a la escuela, salió de su patio tocando las hermosas flores que el jardinero cuidaba, se acercó a unas que eran sus preferidas.

CandymanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora