CAPÍTULO IX

43 4 105
                                    

ERES MUCHO MÁS VALIOSO DE LO QUE CREES...

AÑO 2.152

LIRÓN

*JUEVES: En Pleno Huracán*

— Mira niña: así no es como reaccionas cuando tu víctima no reacciona como tú quieres mientras lo amenazas con un cuchillo. – La remedo.

Ella creyó que tenía la situación dominada, pero logré que me soltara de la forma más sencilla posible, sin embargo, cuando me pongo frente a ella para verla, me sorprendí por completo: nunca antes había visto a alguien así.

Era unos centímetros más alta que yo, también parecía dos años mayor que yo o tres a lo mucho, su piel es completamente blanca, empapada por la lluvia, su ropa destillaba agua, su cabella corto y negro también, pero lo que más llamaba mi atención eran sus ojos, azules celeste brillantes, como si fuesen luces neón en vez de iris, los ojos más impresionantes que jamás hubiese podido imaginar.

Tampoco había visto nunca a una chica tan hermosa...

Si la historia que me contó una vez mi padre sobre los Querubines y los Serafines era cierta, puedo imaginar que deben lucir como ella, porque literalmente, no es un tipo de belleza que un ser humano normal tendría, sus características son demasiado diferentes al del resto del mundo.

Como los chicos de la estación de trenes, según mis amigos.

— ¿Te vas a quedar mirándome o vamos a jugar a quitarnos el cuchillo el uno al otro toda la noche? – Me pregunta y solo ahí reacciono, dándome cuenta de que la estaba viendo con cara de bobo con la boca abierta.

— ¿Para qué me necesitas? – Pregunto, recuperando la postura.

— Para salir de este infierno llamado Aether. – Me dice.

— ¿Y yo como te puedo ayudar a eso, según tú? – Me entra la duda.

— Solo necesito escanear tu chip, me largo, no pasó nada aquí y listo. – Me explica. – Y baja ese cuchillo antes de que te lastimes.

Al principio dudo, pero veo que la herida en su brazo está sangrando, la misma de la que yo saque provecho hundiendo mi dedo, se puede infectar incluso, así que bajo el cuchillo y lo dejo caer al suelo y trato de tocar su brazo, pero ella me detiene y agarra mi mano en el aire, sin siquiera pestañear.

— ¿Qué crees que haces? – Pregunta.

— Tu herida está sangrando, se puede infectar. – Le respondo.

— No importa. – Se limita a decir.

— Es delicado, parece de bala, ¿no es así? – Cuestiono. – No puedes dejarla así.

— También tiene una en la pierna. – Me indica Rafa detrás de mí y por su voz, parece que lo dijo haciendo un puchero.

Bajo la mirada automáticamente y veo que también está sangrando, ambas heridas parecen serias.

— Escuchen, niños, mis heridas se curan solas, así que no se enfoquen en ellas, me ayudarían más a salir de aquí rápido terminando con esto de una vez. – Explica ella.

— Si me dejas curar tus heridas, te dejo escanear mi chip para que salgas y te ayudo sin preguntar más nada. – Le digo.

No sé ni que me hace decir eso, pero es muy extraño lo que siento estando cerca de ella, es tan única que me hace actuar sin pensar si es correcto o no primero.

— ¿Y tú por qué quieres ayudarme? – Su mirada se endurece más, si es posible.

— Porque estás herida. – Es lo único que puedo decir.

Ciudad AetherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora