𝗛𝗶𝗴𝗵𝘄𝗮𝘆; 𝘂𝘀𝗵𝗶𝘁𝗲𝗻.

3:24 pm

Tendo volvió a abrir sus ojos. Volvió a la realidad. Enseguida regresaron todos esos sentimientos de tristeza e inseguridad.

Exhaló un leve suspiro y se levantó.

Aún estaba sobre el regazo de Ushijima quien seguía despierto y lo miraba, sereno, mientras él se estiraba y restregaba sus ojos.

—Buenas tardes.- de nuevo esa sonrisa irreal que Ushijima sacaba de alguna parte.

—Mmh...- contestó Tendo, aun estirándose.

—¿Dormiste bien?

Tendo asintió y finalmente se separó de las piernas de Ushijima, sentándose correctamente en su lado del asiento.

—¿No tienes hambre?

—Sí, comamos algo y sigamos nuestro camino.- A Tendo le dolía ser así, pero sabía que no podía hacer nada más, aun cuando le parecía ver un atisbo de desilusión en los ojos de Ushijima cada vez que se refería al fin del viaje. Las cosas eran como eran, y nada saldría bien si se dejara llevar por sus deseos.

No se dijeron nada más durante el resto del viaje. Tendo podía sentir, de vez en cuando, la mirada de Ushijima fija en él, otras veces miraba hacia la ventana, otras simplemente cerraba sus ojos y dejaba caer su cabeza sobre el respaldo del asiento.

Tendo se sentía como un masoquista, porque, a pesar de todo, seguía imaginando como podría ser una vida en la que Ushijima tuviera un lugar junto a él. En la que no fueran tan distintos y con tantos obstáculos en el camino. Cada kilómetro recorrido le dolía, pero se decía a sí mismo que era lo mejor, así tenía que ser. Por mucha química que hubiera entre ellos, por muy increíbles que se hubieran sentido los labios de Ushijima contra los suyos, aquello solo estaba destinado a fallar.

Inconscientemente fue acelerando, su pie apretando el pedal con más fuerza. La tristeza estaba dando paso a un ligero enojo frustrado. Cuanto antes se terminara todo, más rápido podría empezar a lastimarse a sí mismo hasta olvidarlo. Sabía que le esperaban un par de meses de depresión acompañados de un par de malas decisiones, pero así era el ciclo. Él ya se conocía muy bien a sí mismo.

—Sé que quieres llegar cuanto antes pero sería lindo si llegáramos enteros.

Hacía varias horas que no escuchaba la voz de Ushijima.

—No voy tan rápido.

—¿Eso crees? Vas diez kilómetros por hora por encima del límite.

—Está bien.

—Tendo...

—No te va a pasar nada... nunca dejaría que te pase nada, solo...

—No tienes que ser así... yo... creo que...

Tendo frenó de repente, haciendo que Ushijima casi estampara su frente contra la guantera de no ser por el cinturón de seguridad. Un par de bocinazos se escucharon y las maldiciones de los choferes que iban detrás no tardaron en escucharse al pasarlos. Tendo apretaba el volante con fuerza, su vista fija en la carretera.

—No digas nada.- Ushijima notó que estaba enojado. No sabía exactamente qué hacer en ese momento, pero no le gustaba verlo así, y sabía que era por su culpa, o al menos, por culpa de lo que estaban sintiendo. —Si dices una sola cosa más lo voy a mandar todo al carajo y eso no puede suceder.

—¿A qué te refieres?

—Tú tienes tu vida, y yo la mía. Ambas separadas por un abismo. Nada va a salir bien si lo mando todo al carajo, Wakatoshi-kun, nada.

Ushijima lo miró. No era como si no entendiera. Él estaba muy dispuesto a mandar su vida al carajo por Tendo, de todos modos, no tenía nada que quisiera recuperar. Pero... no era así para Tendo, y lo que menos quería Ushijima era convertirse en el estorbo que virara la vida del americano patas arriba y lo hiciera perder su equilibrio. No podía ser egoísta, no podía arrastrar a Tendo en un espiral de problemas y errores. Tendo no era un joven cualquiera con el cual podía empezar a salir, llevarlo a una cita, conocerlo, hacerle el amor con cariño y enamorarse de él. Wakatoshi Ushijima no era nadie en la vida de Tendo, no podía, ni remotamente, igualarse a lo que Tendo merecía.

Así que lo entendió. Lo entendió perfectamente.

—Está bien. Solo arranca.