Los Angeles

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—Pensé que ahora mismo estarías en algún club derrochando dinero y pescando una ITS, pero vengo y te hayo aquí... ¿Jugando Call of Duty?- Goshiki se quedó de pie en la puerta de la habitación de Tendo. Obviamente sorprendido.

Tendo se giró a verlo. En los más de diez años que llevaba de conocerlo Goshiki nunca había visto a Tendo así. Traía puestos unos pantalones de yoga y una sudadera gris que, definitivamente, había visto días mejores, estaba rodeado de envoltorios de comida chatarra y con una caja de pizza a sus pies donde aún había dos rebanadas. Traía la barba de unos tres días y el cabello despeinado, además de que las ojeras complementaban el conjunto notándose incluso por debajo de la montura de los espejuelos que traía.

—No sabía que usabas espejuelos.- comentó finalmente mientras de adentraba en la habitación y se dejaba caer junto a Tendo en el sofá.- Apestas.

Tendo respondió con un gruñido.

—¿Se puede saber a dónde quieres llegar? Estaba dispuesto a venir a cuidarte la resaca. Después de todo, tu madre me llamó, preocupada, diciendo que estabas en medio de una crisis. Supuse que sería lo usual, ya sabes, alcohol, tal vez alguna persona desconocida deambulando por ahí en paños menores. Pero nunca me esperé que te hubieras vuelto un nerd sin vida social.

—No me he vuelto un nerd sin vida social.- la voz de Tendo sonó apagada y reseca a la vez que soltaba el mando de la consola después de que perdiera la partida. —Solo no estoy de ánimos para hacer lo de siempre.

Goshiki cruzó sus piernas sobre el sillón y dejó lo bolsa que traía en el suelo.

—¿Cuánto tiempo llevas encerrado en tu habitación?

—Mi madre es una exagerada. Ayer salí y comí comida de verdad. No es que me haya encerrado ni nada por el estilo. Tampoco es tan grave. Solo no estoy de humor. Además, jugar videojuegos es divertido.

—Lo dices como si nunca hubieras jugado videojuegos antes.

—Nunca lo hice.

Goshiki se giró a verlo, extrañado. Ahora que lo pensaba, realmente nunca había visto a Tendo haciendo algo así, simplemente vagueando en la casa, comiendo cualquier cosa y pasando el rato tranquilo. Supuso que por eso su madre se había alarmado tanto. Aquel chico barbudo y ojeroso no se parecía en nada al Satori Tendo de siempre.

Se estiró para tomar el mando y quitar el juego mientras buscaba otra cosa.

—No soy bueno con los shooter, pero puedo jugar otra cosa contigo.

Goshiki lo miró luciendo genuinamente sorprendido.

—¿Qué?- Goshiki se encogió de hombros. —Vine para ayudarte, lo único que sé hacer no es cuidar resacas o botar gente borracha. Si lo que necesitas es comer pizza hasta que revientes y jugar videojuegos toda la noche, aquí me tienes.

Tendo estiró sus labios en una suave sonrisa y Goshiki pudo ver de nuevo a su amigo debajo de todo aquel desastre.

—¿Qué más necesitas?- el japonés navegó entre los juegos mientras trataba de encontrar algo que pudiera jugar sin avergonzarse a sí mismo.

—¿A qué te refieres?

—Esto que estás haciendo deja ver que no te lo estás tomando como usualmente lo haces. Supongo que porque no se te sientes como usualmente te sientes.- se giró para ver los ojos de Tendo.—Ya han pasado dos semanas desde que volviste de Seattle. Ese tipo... ¿En serio no quieres buscarlo? Te juro que lo puedo encontrar para ti en menos de cuarenta y ocho horas.

—Ya te dije que es inútil.

—¿Cómo puedes estar tan seguro? ¿No quieres, al menos, poder hablar con él? Todo se siente tan ambiguo entre ustedes. Ninguno dijo claramente que no quería una relación. Solo estás asumiendo lo que quieres porque tienes miedo a lastimarte o a lastimarlo a él. Sin embargo, ahora estás aquí tirado como un inadaptado social. No me molesta tener una pijamada y hacerte el dos en lo que se te ocurra, para eso soy tu mejor amigo. Pero esto no puede seguir así para siempre, Puppy. Tienes que hacer algo.

Tendo estiró su cuello y dejó caer su cabeza hacia atrás. Odiaba cuando Goshiki tenía razón, pero no podía negar que la tenía.

—No sé, Goshi-kun. No sé. No quiero buscarlo y saber que volvió con ese chico. No quiero oír como me dice que no puede ser. No quiero oírlo decirme que no puede estar conmigo, que somos muy distintos. ¿Crees que alguien como él simplemente iba a sentirse feliz al lado de alguien como yo? No seamos ingenuos. Iba a ser incómodo para él y lo sabes. Mi estilo de vida es estresante, intimidante, aunque parezca que es maravilloso y divertido. ¿Crees que puedo simplemente asumir que él va a dejar su tranquila existencia a cambio de esto?

—Si te ama, lo hará.- fue la sencilla respuesta que le dio Goshiki al mismo tiempo que escogía un juego de carreras.

—Si me ama...- susurró Tendo. Goshiki le extendió el otro mando pero él lo tomó distraídamente.

¿Ushijima aun pensaría en él? ¿Se sentiría tan hueco e incompleto como se sentía él? ¿Habría alguna posibilidad de que Oikawa no pudiera llenar el vacío que Satori Tendo había dejado? ¿Tan siquiera existiría ese vacío?

—Solo estás siendo cobarde.- Goshiki continuó. —Tienes miedo. Lo que tanto has anhelado estuvo frente a ti. Pero no quieres darte la oportunidad porque tienes miedo y tu autoestima anda paseando por el sótano. Es cierto que son distintos, pero tanto tú como él tendrían que adaptarse. Él a ti y tú a él. Pero ¿Acaso no es eso lo que querías? Alguien que te viera por cómo eres, no por tu dinero o tu estatus. Alguien que te amara a ti, a Tendo. Alguien que te llevara a citas baratas y te abrazara mientras duermes. Alguien que te enseñara todas esas cosas que tú nunca has visto.- se dio cuenta de que Tendo no tenía las más mínimas intenciones de jugar así que simplemente apagó la televisión y se giró de frente a él.     —¿Por qué huir cuando lo has encontrado? Si volvió con su novio, lucha por él. Si también tiene miedo, dale valor. Si es un cobarde con baja autoestima como tú, vayan juntos al psicólogo. Pero no puedes quedarte aquí jodiéndote el six pack.

Tendo agachó la vista. Tal vez debía escuchar a Goshiki. Era verdad que estaba siendo un cobarde solo porque no quería lastimarse. Realmente, realmente quería ver a Ushijima al menos una vez más. Como mínimo, quería decirle en persona que lo amaba. Que aunque hubieran sido solo unas horas, su corazón había estado todo el tiempo en una montaña rusa de emociones. Que aún no podía olvidarlo. Y todas las otras cursiladas que se le ocurrieran. Si pudiera verlo una vez más...
Mientras Goshiki lo miraba, expectante de su respuesta y dispuesto a mover cielo y tierra con tal de encontrar al tipo de la foto, fuera cual fuera la respuesta de Tendo, una melodía irritante inundó el silencio de la habitación.
Tendo suspiró y alejó esos pensamientos de su cabeza. Había estado a punto de sucumbir, ya había decidió dejarlo todo así. Quería a Goshiki, y le agradecía su ayuda, pero nada lo iba a hacer cambiar de opinión. Buscar a Ushijima era una locura, lo mirara como lo mirara.
Se levantó y caminó hasta su cama. De allí provenía la música estridente. Rebuscó entre las sábanas hasta que encontró su celular.
Al momento que vio la pantalla su ceño se frunció. Goshiki se acercó a él y miró por encima de su hombro.
—¿No conoces ese número?- Le preguntó al ver que la llamada era de un número desconocido.
—Sí lo conozco.- contestó Tendo. Sus dedos temblaban. Goshiki lo tomó por los hombros y lo obligó a mirarlo.
—O contestas la llamada o te juro que no responderé por mis actos y buscaré a tu príncipe negro y te lo dejaré amarrado en el closet.- su mirada decía que no estaba jugando y Tendo sabía que Goshiki no jugaba cuando ponía esa expresión.

𝗛𝗶𝗴𝗵𝘄𝗮𝘆; 𝘂𝘀𝗵𝗶𝘁𝗲𝗻.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora