Satori Tendo

5.1K 800 317
                                    

—¿Se puede saber qué onda con lo que subiste en Insta?- la voz de Goshiki a través del altavoz de su teléfono ya estaba empezando a sacarlo de quicio. —¿Quién es ese?

Tendo salió de la ducha mientras se secaba el pelo, su teléfono estaba sobre el lavamanos, con la llamada de su mejor amigo en altavoz.

—Alguien que conocí.

—"Si lo ven por ahí, díganle que lo amo"- Goshiki citó lo que Tendo había escrito. —¿A qué viene eso? No parece una broma. Tiene cara de chico malo, ¿acaso jugó con tus sentimientos y te abandonó? Solo avísame que lo busco y le doy su merecido. Nadie juega con mi Tendou Puppy.- Tendo sonrió, después de tanto tiempo aún Goshiki lo llamaba así.

—No, no fue eso. Solo fue una de esas cosas que le pasan a algunas personas y que después se ven muy lindas en novelas autobiográficas.

—No te entiendo.

—Me enamoré de la persona equivocada. Simple y llanamente.

—¿Por qué dices que es la persona equivocada?

—Porque a esta hora se debe haber arreglado con su lindo y tierno novio y deben estar recordando lo felices que eran juntos. No hay lugar para mí ahí.

—Mientras el tipo sea gay siempre hay algo que puedas hacer.

—No, Goshi-kun. No me voy a meter en algo así. No hay necesidad.

—¿Tus pelotas azules te parecen poca necesidad? El tipo incluso te hizo publicar semejante cursilada. Estás loco por él. Si te importara su novio no hubieras subido algo así.

—Su novio nunca va a ver eso. Probablemente ni siquiera él lo vea.

—¿Quién sabe?

—Deja eso, no es un asunto del que quiera hablar. ¿Y Koganegawa-kun? ¿Cómo están las cosas?

—Bien, todo genial. Como de costumbre.

—Ya llevan juntos bastante tiempo. ¿No piensan formalizar nada?

—¿Alguna vez viste a Goshiki formalizando algo? Yo y Koga nunca nos casaremos, solo envejeceremos juntos, adoptaremos a un montón de niños extranjeros y vamos a abrir una academia de artes. Seremos los gay filántropos de la cuadra.

Tendo volvió a sonreír, le gustaba el tornillo suelto que tenía Goshiki.

—Si tú lo dices.

—Deberías buscar a tu príncipe negro y pedirle que se case contigo y adoptar un montón de niños y un chihuahua.

—Ya te dije que eso...

—¿Por qué no? Eres Satori Fucking Tendo, no hay nadie en este mundo que se resista a tus encantos.

—Dirás a mi billetera.

—No seas así, Puppy. Sabes que eres el tipo más maravilloso que hay en este mundo, que te hayas pasado la vida juntándote con un montón de imbéciles que nunca te han hecho sentir que vales algo por quien eres son otros cinco pesos. Por supuesto yo me excluyo de ese montón porque siempre te he dicho que eres de lo que no hay. Lo que pasa es que tú a mí no me haces caso.

—Ya, Goshi, en serio. No quiero hablar de eso.

—De acuerdo, no te voy a insistir, ya te daré dolor de culo cuando te vea en persona. Por ahora te voy a dejar, tengo cosas que hacer.

—Ok, no me des detalles. Nos vemos.

—Nos vemos. Te quiero, men. Nunca lo olvides.

—Sí, lo sé. Dale, antes de que Koganegawa me odie más de lo que ya lo hace.

—Ok, chau.

Goshiki colgó y Tendo tomó el teléfono y fue hasta su cama. Aquella habitación de hotel era demasiado grande para él solo. Se sentía mucho mejor estando en la cabina del camión.

"Porque Ushijima estaba allí contigo, imbécil." Se dijo a sí mismo mientras rodaba sobre la cama hasta quedar bocabajo.

Su vida era una mierda. Extrañaba a Ushijima.

Solo habían sido unas horas y ya sentía que se asfixiaba de tanto que lo extrañaba. Quería volver a oír su voz. Oírlo cantar una vez más mientras acariciaba su cabello. La voz de Ushijima era tan hermosa, sus manos eran tan cálidas. Simplemente le dolía tener que recordar todo eso.

Se levantó de nuevo y fue hasta el mini bar.

Si no hacía eso no sabía cómo iba a sobrevivir esa noche.

Buscó hielo y tomó una de las botellas de whisky que había en la habitación. Abrió la puerta del balcón de par en par y salió. El aire frío de la noche lo golpeó en el rostro. Solo llevaba una bata de baño y la ropa interior. Enseguida sintió como los vellos de su cuerpo se erizaban. Estaba en un vigésimo tercer piso. Frente a él, solo se veían las infinitas luces que se alejaban en la distancia hasta perderse en las montañas y el cielo plomizo que anunciaba la proximidad de una buena tormenta. Incluso se podían ver los ocasionales resplandores de algunos rayos en el interior de aquella masa compacta de nubes. Hacia abajo todo eran luces de autos y edificios, personas pequeñitas que se movían de un lado a otro.

Y allí arriba estaba él. Solo. Extrañando como un idiota al que bien podría haber sido el amor de su vida.

Abrió la botella y llenó el primer vaso. Se lo llevó a los labios. Era un buen whisky. Como de costumbre, su paladar ya era difícil de impresionar. Le importaba poco si sabía bien o mal, él solo quería olvidar.

𝗛𝗶𝗴𝗵𝘄𝗮𝘆; 𝘂𝘀𝗵𝗶𝘁𝗲𝗻.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora