|| Insane love || En Pausa

CAPÍTULO 7

*** La verdades salen a luz***

Lilith 

—¿Entonces perteneces a una especie de culto?—comencé a dar vueltas en la habitación.

— Digamos que es algo así— me sonrió

Estaba tratando de asimilar la locura que Stefan me acababa de soltar. No podía creer todo aquello que salía de esa retorcida boca.

— Es que hay algo que no entiendo acá. ¿ustedes son asesinos?— lo observé temerosa por la respuesta.

—No, no lo somos, es algo más que eso. Nos interesa la belleza humana, pero no me imaginé que te fueran a... — se detuvo consciente de sus palabras y negó.

belleza.

Yo tenía aquello. 

No era por presumir ni nada, pero esa cualidad aplicaba para mi. Sentí un escalofrío por todo mi cuerpo. Temblé.

— ¡¿A qué?! — lo miré muy asustada.

Comencé a mirar a todos lados buscando una ventana o lo que hubiera, pero no había nada. Es cómo si de pronto no estuviera en una recamara y más bien en una jaula. Todo esto había caído en mi cómo un balde de agua helada y yo no podía respirar.

—Tengo q-que irme — tartamudeé y lo miré con recelo.

— No, no puedes irte —me encaró y noté burla en sus jodidos labios.

— Claro que si puedo. ¡Tú no eres nadie y mucho menos me dices que puedo y no puedo hacer!- clavé mi índice en su pecho — además tu eres el culpable de toda esta mierda que está pasando— mis palabras desprendían ira, e incluso presentía que algunas lágrimas empezarían a rodar por mis mejillas pálidas.

— Entiendo que me odies, pero no puedes irte. Al menos no por los momentos— me miró con seriedad. Incluso juraría que era primera vez que veía esa expresión en su rostro — debemos cambiarnos — se apartó de mi lado — ¿o prefieres que lo haga yo?— dijo en un tono juguetón, pero a mi no me hacía ni gracia.

—Ahórrate tus perversidades — giré mis ojos y me dirigí al baño.

¿Y si me hacen daño? o peor aún, ¿y si me matan? 

Preguntas que rondaban mi cabeza una y otra vez. No me quedaba de otra que salir al comedor dónde nos esperaba la mujer rubia.

Una vez listos salimos. 

Este lugar en realidad era muy grande, el comedor era de la realeza prácticamente. Nos sentamos y de reojo noté una pareja que quería entrar a una de las habitaciones. Al parecer el intento de fiesta o lo que sea que fuera, no había acabado aún.

—Traigan a Phill — demandó ella.

Y ahí estaba, llegó inmediatamente, se situó a un lateral y él me miró por unos segundos. 

— Phill, ellos serán nuestros invitados por esta noche — nos señaló y yo sólo trataba de esconder mi nerviosismo por debajo de la mesa — se quedarán a dormir.

Es broma ¿no? se supone que yo tendría que estar muy cómoda bajo las sabanas de mi cama a estas horas, pero no, ando acá con una especie de culto sangriento. 

— Disculpe, yo en serio, tengo que irme — me levanté de la mesa, pero no estuve mucho parada ya que unos brazos hicieron que me sentara de nuevo.

La mujer ahora estaba justo detrás de mi. ¿Que si tenia miedo? por supuesto que no. Estaba a punto de gritar pidiendo auxilio. Pero sé que sería inútil.