CAPÍTULO 1

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Primero que todo, quiero aclarar, que estoy comenzando a tener muchas grandes ideas y esta fue una de ellas. Tendrá un poco de todo. Dolor, pasión. Momentos agrios y amargos.

Preparen las palomitas ( cotufas, pochoclos, o cómo sea que se llamen en su país).

Vuelvo y reitero. Esta historia está o la clasifiqué +21, porque tiene escenas de violencia, sexo y lenguaje un tanto obsceno. Todo lo que escriba y saque a relucir es netamente ficción, nada es real, sólo es sacado de mi gigante cavidad mental.

Así que si deseas puedes sentarte, acostarte y empezar a leer. Te agradezco tu tiempo.

SIN MÁS PREÁMBULO, QUE COMIENCE LO BUENO.

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***Un día agradable para sonreír... O quizá no***

Lilith

Estaba sudorosa, temblando, jadeando una y otra vez. Sentía que todo me daba vueltas, quería gritar, pero no había fuerza alguna en mi cuerpo. Mi frágil templo yacía desnudo bajo las sábanas mojadas. No sabía distinguir si el calor del ambiente era parte de mí o yo de él. Podía asegurar que ambos teníamos la misma temperatura. Me removí en las frías sábanas y con pocas ganas me levanté.

Sentía los 40°C por todos lados. Los ojos me ardían y no tuve otra opción que volver otra vez a los años en que dependía de mi madre para que me diera los medicamentos necesarios para pasar la fiebre.

Ya teniendo 18 años y sí, aún recurriendo a mi progenitora. La que me salva hasta de la que no puedo salvarme.

Con mi bata puesta me dirigí por el largo pasillo. Me dolía cada extremidad, así que a paso de tortuga llegué finalmente a la puerta de mi salvadora.

- Madre ¿estás ahí? - toqué muy despacio, pero suficiente para que ella escuchara.

Escuché un leve quejido.

- Oh si, dame más. - Se nota que llegué en un mal momento.

- Olvídalo, sigue con lo tuyo - hice un intento por reírme pero me dolieron hasta las entrañas.

Fui a la cocina a ver si mi madre había dejado alguna pastilla pero lamentablemente no.

- Joder, pero que manía con acaparar todo, cuándo más se necesitan las cosas, están refundidas o escondidas. - me sobé la frente. - Ni modo, me tocará recurrir a la vieja confiable.

Si, bañarme como niña pequeña en la bañera. No sé si podré, el agua está helada literalmente. Nuevamente a paso de tortuga subí las escaleras para ir a mi alcoba.

Complicated sonaba casi a todo volumen. Y creo saber porqué. La canción provenía de la habitación de Casey. La pobre está triste, confundida y frustrada por su "relación". Según ella no andan en buenos términos. Debe estar desconsolada.

- Casey, podrías bajarle un poco. - Abrí la puerta y para mi sorpresa estaba sin nada puesto, pero el problema no era ese. Era lo qué estaba haciendo. - Pero ¿Qué mierda haces? - Rodó los ojos y yo la miré desafiante esperando una respuesta coherente.

¡Vaya manera de desahogarse!

- ¿No lo ves? - siguió tomándose fotos, descaradamente.

- Por favor tápate y deja de hacer eso. - Se cubrió y se paró de la cama.

- Esto, es presumir lo que Dios nos dio - Me mostró las fotos. - Para qué tener un cuerpo voluminoso y no mostrarlo.

- ¿Estás idiota? ¿si te estás escuchando? - Me quedé estupefacta. - ¿No estabas triste?, yo qué pensaba que estabas desconsolada y mírate mandando fotos a no sé quien. - Le arranqué el celular.

- Ay no te hagas la responsable en esto, porque sé que tú lo has hecho. - Se rió.

- Deja de decir tonterías y no, no lo he hecho. Lo que no me parece es que mi hermana menor de edad esté mostrando su cuerpo a quien más le pasa por al lado. Esto es muy delicado Cay, es tu cuerpo, eres tú. No sabes que harán con esas fotos. No has pensado ni siquiera un poco en eso. Dios... - Me llevé las manos a la cabeza.

- Ni que fuera tan grave. Además está buenísimo. Ten deléitate un poco. - Me puso una foto de él sin camisa. - ¿Ves?, además ya estamos a mano, tampoco soy tan imbécil cómo para no pedirle lo mismo. - Dirigió sus dedos al whatsapp y ahí estaba.

- Oh Cay, quita eso de mi vista. - se rió y pudo notar cómo me sonrojaba.

- ¿A poco no habías visto uno? - alzó y bajó las cejas. - Es un tamaño promedio.

Ajá, tengo una hermana calenturienta.

- No me cambies el tema, esto es muy serio, te pido por favor que dejes de enviar nudes. A manera de consejo, sólo deseo que no te hagan daño y que no salgas perjudicada en todo esto.

- Con que sabes el nombre y todo. Ay hermana, ¡que mentirosa!- Me señaló con el dedo. Notó mi seriedad y me acarició la mejilla - Descuida, yo sé que me quieres, pero es algo normal experimentar la sexualidad.

- Si, pero no con varios. Con la persona que te sientas cómoda. Y aún así, habría que pensarlo muy bien.

- Vale, vale, no volveré a hacerlo, si es lo que quieres escuchar. - Me abrazó.

- No es lo que quiero escuchar, es lo que quieras hacer tú. Eres tú y nadie más que tú.

- Ok hermanita te prometo que de ahora en adelante, miraré con quien me meteré. - Alzó su mano a modo de juramento.

- Cuentas conmigo para lo que sea. Ven acá. Te quiero pendeja. - Le dí un beso en la mejilla.

La protegeré contra viento y marea y que se joda el que le quiera hacer daño, porque para mala, yo soy el triple.

Aunque nadie lo sepa.

Porque nadie lo sabrá.

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Ladies and gentleman, this is mambo number five.

Okay no.

Sigue leyendo. Gracias por el apoyo.

Y recuerda, cuidado por ahí.

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