CAPÍTULO 4

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*** La inocente piensa después de todo***

Lilith

Estoy en la Universidad y este día va de mal en peor. Antes de salir para acá, tuve que hacerme pasar por mi hermana de nuevo. Dormí en la habitación de aquella mentirosa, por miedo a que mi progenitora entrara y no viera la cara de su "hija, que no rompe un plato". Que de por si, rompe toda la vajilla.

Acepto que yo hacía una que otra locura pero esta cabeza hueca me sobrepasó.

Las clases estaban algo aburridas, yo en realidad no tenía cabeza para nada más que no fuese la pendeja de Casey. Pensaba en las mil y un formas de castigarla, de hacerle pagar el hecho de no volver a casa cómo había dicho.

Mil veces miraba el reloj, con tal de salir de este hueco. ¿Qué estaría haciendo Casey? ¿Estaría ya en casa? ¿mi madre quizá se habría dado cuenta de la inexistencia de ella?

Ese formulario de preguntas rondaba por mi mente. Sólo había una solución y era buscarla. ¿Pero dónde? no sabía con quien contactar, para al menos saber del paradero de ella.

A no ser que...

¡Claro!

Dudo mucho que el imbécil ese me ayude. Y menos después del pequeño altercado. Pero tendrá que demostrar si al menos en su jodida consciencia queda una gota de amor por Cay. Aunque si eso es "amor" no me quiero imaginar lo demás.

Lo demostrará. Nuevamente iré por ti, querido y adorable Stefan.

****

Casey

- Eres hermosa, ¿lo sabías? - me alagó y dio un casto beso en mis labios.

- Digamos que sí. Pero tu lo eres aún más - le di otro beso y bajé por su delicado cuello.

- Hmmm, hueles delicioso - aspiró y enseguida esas palabras hicieron efecto en mi ser.

Me acerqué a su abdomen, este era todo firme y bien definido. El estaba de pie, yo estaba arrodillada y juntos cruzábamos miradas seductoras. Me encantaba ese roce de miradas de ambos, que nos ponían al mil.

Seguí llevando mi lengua hacia el sur, tropecé con el cinturón de su pantalón y rápidamente lo quité.

El tenía ese aire seductor y por supuesto que era atractivo, un poco arrogante para mi gusto, pero podía con ello. Ni hablar de sus ojos, oscuros y candentes cómo el infierno. Se sentía el calor, podía sentir cómo poco a poco su miembro se levantaba y el respiraba airoso.

Acaricié lentamente encima de su bóxer. Ya estaba más duro que una roca. Tenía un gran tamaño, grueso, de esos que te llenan hasta la consciencia.

- Creo que debemos parar. Mi madre y mi hermana deben estar preocupadas - me reí por lo bajo.

- No hay de que preocuparse, tu hermana empezó hoy la universidad - aseguró con firmeza, cosa que me puso a pensar.

¿Él cómo lo sabía?

Así que sin nada más que hacer me dispuse a levantarme con el ceño fruncido y con miles de preguntas entre si.

- ¿Cómo sabes tú eso? - lo miré con los ojos entrecerrados y señalandolo.

- Crees tú que este es el momento adecuado para preguntarme eso - me sonrió y busco mi boca pero lo rechacé.

- ¡Respondeme de una vez! - lo acorralé.

- Porque tú me lo dijiste, ¿recuerdas? - me tomó por el brazo y me miró expectante - entonces... ¿podemos seguir en lo qué estábamos?- señaló su miembro que luchaba por salir de su bóxer - Mira que dejarme así, dolerá.

- No, ya me iré para mi casa. Otro día será - le contesté tajante - ¿no hay otra cosa en la que pienses, que no sea en sexo? - se rió mostrando esos perfectos dientes.

- ¿Es en serio?- volvió a reírse - Casey, es lo único que hemos hecho desde que nos conocimos.

Me regaló una sonrisa diabólica. Yo sólo desvié la mirada. Sabía que si me quedaba no podría detener lo que se avecinaba.

- Cállate, en serio. Y claro que no. Pero ya me voy. Adiós - me giré dispuesta a irme pero el habló.

- El sábado iré a tu casa. Ya es hora de qué me presentes a tu familia, ¿no crees? - sonrió de lado y yo me hice la desentendida.

¡Pero qué rayos!

- Claro que no - ahora la que reía era yo - es broma ¿no?

- No es broma Casey. Además no se cumple 17 años todos los días - se rió cómo si recordase algo - o bueno algo parecido decía mi abuela.

No pude evitar reírme. A pesar de todo no estaba mal. Había que darle una oportunidad a ver que pasaba.

- Bueno está bien - le sonreí - te aviso cualquier cosa - le di un beso dulce que él de nuevo alargó - te pasaré la dirección por mensaje.

- Vale, pero yo te llevo - me mostró las llaves de su auto y yo asentí.

- Vamos - ambos salimos tomados de la mano.

Aún tenía un problema más grande: mi hermana. Qué le diría, cómo le tomaría presentarle o más bien llevarle a un chico a mi casa. Quizá hasta me de una bofetada, aunque de ella no se puede esperar nada, porque ella me impresiona de todas las maneras. Cuándo menos lo esperas te echa un balde de agua y te deja sin palabras; ella es muy buena en eso.

Ahora, no sé si esté muy segura de llevarlo a mi casa. Es cómo si algo dentro de mi me dijera que no, pero a la mierda, voy a arriesgar, sé qué valdrá la pena. Ya sueno cómo una loca ilusionada y sí no me llevo con el romance pero veremos que pasa. Cómo se van ajustando las cosas a u paso.

¿ Qué me estará esperando en casa? no lo sé.

Espero y aspiro que todo se ajuste a mis planes y que el sábado no haya percances.

Dios ayúdame, sé que soy una desquiciada y rebelde pero échame la mano.

¡Quiero vivir!

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Bueno, bueno este capítulo es un poco corto, pero lo que se viene es super bomba.

Os aseguro que si.

Esperen a la siguiente actualización.

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Gracias, ¡ten un lindo día!



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