HP︙La sorpresa se reflejaba en la mirada de todos los alumnos y profesores que vieron entrar al Niño-que-vivió con un niño en brazos de aproximadamente dos años.
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Harry había estado toda la semana observando su entorno, vigiló de cerca todo su alrededor, necesitaba personas fuertes e inteligentes a su lado, con los gemelos Weasley y el profesor Snape no bastaba. Severus le había prometido que hablaría con Draco, mientras tanto Harry buscaba a nuevos aliados.
Harry fingía no saber nada de los planes de sus amigos y el director, seguía a su lado como si nada, algo que le estaba torturando. Harry siempre se había considerado una persona temperamental y tenía unas tremendas ganas de gritarles a sus supuestos mejores amigos que se fueran a la mierda. Pero tenía un plan, seguir siendo el Harry iluso que había sido estos años, trabajar en las sombras y destrozar los planes de Dumbledore cuando menos se lo esperase, esa era mucho mejor venganza que gritarles, sin duda.
Su personalidad Slytherin estaba reluciendo, ahora entendía porque el sombrero seleccionador lo quería poner en esa casa y muy a su pesar, se arrepentía de haber ido a Gryffindor. Solo había una persona en Gryffindor en quien confiase, Neville Longbottom, no era el más inteligente, pero si una persona muy fuerte, aunque el propio Neville aún no lo sabía, Harry había pensado en reclutar a Neville para ayudarle a destrozar los planes de Dumbledore.
Para desgracia de Harry no había hecho muchos amigos en sus cinco años de estancia en el colegio, solo conocía a Cho, la chica con la que intentó ir al baile para esconder que era gay, que era de Ravenclaw y Cedric, un chico de Hufflepuff que le había gustado hacía dos cursos y murió por su culpa. Harry aún tenía pesadillas sobre lo que pasó en el torneo de los Tres Magos, no podía evitar recordar el cuerpo inerte del Hufflepuff.
Para ventaja de Harry, Sirius James era muy sociable, todos los alumnos se acercaban con curiosidad y el niño estaba encantado de tantas atenciones, sonreía y hacía ruido a las chicas y chicos. Eso ayudó a Harry a mantener alguna conversación y poder saber un poco más de cada alumno. La primera persona a la que Potter le llamó la atención fue una niña peculiar, tenía el pelo rubio y unos ojos azules profundos, llevaba unos pendientes en forma de rábano y siempre la encontraba leyendo el una extraña revista al revés. Cualquiera hubiese descartado de inmediato a la chica, pero Harry se permitió observarla durante unos días y se dio cuenta que no solo era extremadamente inteligente y creativa, sino que era bastante poderosa.
Debía acercarse a hablar con ella, pero a Harry no se le daba bien hacer amigos, mucho menos ahora que desconfiaba aún más en la gente. Tampoco sabía cómo acercarse a la chica sin parecer un estúpido.
Harry encontró a la chica sola en los jardines, era el momento idóneo, llenándose de coraje se acercó a la chica, Sirius caminaba a su lado, Harry le cogía de la pequeña mano para que el niño no echase a correr.
La chica pareció darse cuenta de la presencia de Harry porque dejo de mirar con curiosidad un árbol y miró a Harry con una pequeña sonrisa.
—Eres Harry Potter, ¿verdad?—la voz de la rubia era suave y...¿soñadora? Pero extrañamente le agradaba a Harry.
