HP︙La sorpresa se reflejaba en la mirada de todos los alumnos y profesores que vieron entrar al Niño-que-vivió con un niño en brazos de aproximadamente dos años.
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Horrible, horrible había sido su día. Ron y Hermione no pararon de agobiarlo con las responsabilidades que tenía como salvador del mundo mágico, además se le añadía las constantes burlas de Malfoy y no hablemos de la clase del profesor Snape. ¿Lo peor de todo? Que tendría que seguir soportando a Snape por la noche, durante su injusto castigo.
Después de una cena tranquila en sus aposentos Harry y Sirius se dirigieron a las mazmorras, para que Harry recibiera su castigo. Cuando se encontraba delante de la puerta de Snape llamó y se escuchó un "Adelante", entró con el carrito de Sirius, en el cual había preparado una bolsa con comida para su hijo por si le entraba hambre y varios pañales por si ocurriese algún percance con sus necesidades.
Snape se encontraba en su escritorio, con su cara de pocos amigos como siempre, con una pluma roja en la mano y corrigiendo pergaminos, o eso es lo que suponía Harry. El chico de gafas se puso delante del escritorio del profesor y espero a su sentencia.
⎯ Puede limpiar todos esos calderos, en el armario tienes los suficientes materiales de limpieza muggle⎯ dijo sin levantar la mirada.
⎯ Disculpe señor⎯ empezó Harry nervioso⎯. Puedo dejar a Sirius aquí a su lado, no me gustaría que respirara ningún producto que le pueda dañar⎯ .
Snape le observó durante unos segundos y luego al niño que le sonreía y hacía gestos con las manitas.
⎯ De acuerdo, pero no voy a ser su niñera Potter⎯ .
Harry asintió y se puso de rodillas delante de su hijo para hablarle.
⎯ Sirius, vas a estar aquí con el profesor Snape mientras yo voy allí⎯ señaló el fondo donde estaban los calderos⎯ . Quiero que te portes bien, ¿vale? No molestes al profesor Snape⎯ se acercó más a su hijo para susurrarle⎯ . Tiene muy mal humor⎯ el niño se rió como si comprendiera.
⎯ Por mucho que susurre Potter, le he escuchado perfectamente⎯ vio la mirada divertida de Potter⎯ . Diez puntos menos para Gryffindor.
⎯ A merecido la pena⎯ le guiñó un ojo a Sirius y se fue a empezar con su castigo.
Había pasado una hora y media, ya llevaba la mitad de calderos limpios, durante ese rato iba echando un vistazo a Sirius, chequeando que todo estuviese bien con el niño, parecía tranquilo mientras observaba el sitio con curiosidad, sobre todo a su profesor.
Severus en cambio, estaba de los nervios, el pequeño mocoso le miraba todo el rato con esos grandes y marrones ojos, cuando hacía alguna cara de disgusto el niño se reía, sonaría ridículo, pero le recordaba a su infancia cuando James y Sirius se reían por sus ropas de segunda mano. Se recrimino a sí mismo, "Por dios Severus es solo un bebé". Intentó ignorar al niño, pero cuando empezó a llorar el mocoso solo quería tirarse por una ventana.
