Como en un bucle

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He pasado mucho pensando, las cosas siguen igual que aquel día, sin novedades, sin amistades, creí que sería hora de un cambio.
Me refugié los siguientes meses en el alcohol y las drogas, pasé de venderlas a comprarlas, en casa ya no tenía un nombre, los vecinos me veían como un fracaso, quizá eso era. Decidí regresar a Miami, lo primero que hice fue buscar a Jenny, vivía a unos 3 kilómetros de mi vieja casa, al llegar toqué su puerta y salió, me miró seria, la saludé y ella seguía ahí sin decir nada. Reaccionó y me invitó a pasar, me ofreció un vaso de agua y bueno, todo eso que la gente hace, nos sentamos en el comedor y empezamos a hablar:
- ¿Cuándo volviste?- preguntó.
- En realidad llevó aquí unas horas, solo fui a la vieja casa donde vivía con... George.
Nos quedamos callados y volvimos a hablar:
- Recuerdo esa casa, ¿Qué tanto ha cambiado?
- En realidad no mucho, no tiene muebles nuevos, pero si ratas y cucarachas.
- Bueno, tiene tiempo abandonada
- Claro, disculpa, Jenny... te debo una disculpa por todo, he sido un idiota. Pero quiero tener la certeza de que todo estará bien entre nosotros.
Jenny me miró y giró su cabeza, "¿A qué has venido, Ben?"
- Solo quiero arreglar las cosas y empezar de nuevo.
- Pues no estás en el mejor lugar.
- Lo sé, ¿tienes un teléfono?
- Seguro, está por ahí.
Me levanté y lo tomé, llamé a Jack diciéndole que regresé, y dijo que estaría ahí pronto.
Tomó el autobús hacía acá, dijo que no ensuciaría su auto.
Jenny dijo que podía quedarme en su casa, al siguiente día ayudé a limpiar y salí temprano a comprar ropa nueva, una chaqueta negra, pantalones de vestir y jeans, tal vez unos lentes, y después fui a recoger a Jack, "¡Benjamin!" Volteé y lo vi, con mis manos le indiqué que se callara, solo levantó la voz:
- ¿Qué demonios haces, estúpido?
- Maldita sea, Ben, ni siquiera me habías visto, relájate hombre.
- Cierra la boca ya, ¿Dónde te quedarás?
- ¿Qué no tienes una casa?
- Habitada no
- ¿Y dónde carajos te quedas?
- En casa de una vieja amiga
- Oh, por Dios, !escuchen todos: mi amigo Benjamin Nills tendrá sexo está noche!
- !Oye, hijo de perra, baja la maldita voz, ¿Quieres?
- Tranquilo, viejo, escucha, ayer estuve con un par de chicas anoche, ¿qué te pasa?
- Nada, solo quiero hacer las cosas bien.
- Oh, pues, contigo será difícil.
- Sí, seguro Jack.
- Escucha, hay que ir a la playa, ¿si? Quiero broncearme un poco.
- No tengo nada mejor que hacer.
Conduje hasta la playa, Jack fue tomando cerveza todo el tiempo, llegamos a un pequeño lugar de hamburguesas y nos sentamos:
- Y, ¿esa chica es sexy?- dijo él.
- ¿De qué hablas?
- Dijiste que vivías con una chica.
- Oh, Jenny, es linda.
- ¡Sí!, así se habla, idiota.
- Solo cállate.
- Vamos, ve esas chicas, te llevaré a que te acuestes con alguna.
- Amigo, deja de pensar en sexo.
- Ah, seguro, ¿crees que no puedo, idiota?
- Algo así.
- Seguro, pendejo.
Paramos de hablar y nuevamente Jack empezó a decir idioteces.
- Bien, iré por otra botella, ¿gustas?
- Ya hay que irnos, Jack.
- Bla, bla, bla, ya despreocúpate niño.
Espera, ahí está.
- ¿Quién?
- Miguel, "Michael" Torres
- ¿Y él es...?
- Chicano
- Lo que faltaba
Ese tal Miguel empezó a gritar, era como un Jack, solo que más bajo, y moreno, con un gran bigote.
- Miguel, ¿Qué tal hermano?- dijo Jack.
- Hey. Güey, ¿Qué pedo?
- ¿De qué demonios hablas?
- Expresión de mis tierras güero.
- Ah, como sea, este es Benjamin, todos le dicen, "fool"
- ¿Qué es eso?
- Palabra Americana.
Reímos todos y me presenté.
- Sí, dime "Ben", es un placer.
- Sí, seguro, por cierto, Jack, América es un continente, pendejo.
- ¿De qué mierda hablas?
- Olvídalo
- Bien, Jack. Miguel, ¿A qué has venido?
- Oye, Ben, tranquilo, tengo un paquete de coca para Jack.
- Oh, lo olvidé, déjame probarla o no hay paga.
- Quiero ver el dinero, güero
- Bien, 30,000 contados.
- Eres de palabra, cabrón. Aquí tienes.
- Oigan, aquí nos verán.
- No te preocupes, esto es cada vez más común.
- Sí, me da igual, tomaré mi dinero y me iré par de gringos, a los colombianos no les gusta que hagamos negocios con ustedes vendiendo su coca.
- Pero sale más barata, ¿no es así?
- Seguro, güey.
- Sí, sí. Bueno, tienes tu droga, ya se ha ido, ¿te llevó a casa?
- ¿Cómo? ¿No vas a recostarte con una de esas joyas?
- No lo creo, Jack, andando.
Nos fuimos de la playa rumbo a la vieja casa, desempacamos las cosas de Jack y nos sentamos a ver el baseball, Jack estaba muy cansado, lo dejé durmiendo y volví a casa de Jenny. Al llegar la saludé, estaba sentada en el comedor, "¿Jenny? ¿Qué pasa?" Le pregunté, me miró y dijo "Te extraño", la miré y dije:
- ¿De qué hablas?, aquí estoy, Jenny, he vuelto.
- No eres tú, extraño al Benjamin de antes.
Sus ojos empezaron a tornarse llorosos, giré mi cabeza, me levanté y tomé un vaso de agua.
- Jenny, lo lamento, ¿está bien?, se que he soy una maldita basura y soy responsable de la muerte de todos. ¿Qué quieres que haga? ¿Qué se supone que deba hacer, eh, Jenny?
- Quiero que vuelvas a ser como antes.
- Jenny, eso es imposible, así es como me ha tocado vivir.
- ¡Nadie te dijo que desperdiciaras tu maldita vida!
Me quedé callado al oírla gritar eso, esperé unos segundos, me senté a su lado nuevamente.
- Jenny... de verdad lo siento, escucha, cambiaré, soy un hombre nuevo, nos iremos de aquí, muy lejos, ¿me entiendes?
- No lo sé, Ben, no sé si pueda con eso.
- Jenny, te lo juro, tendremos una nueva vida, ¿me escuchas?
- ¿Por qué lo dices como si fuésemos algo?
- Jenny, nos iremos lejos pronto, podré cambiar, soy capaz de hacerlo.
- Eso espero, Ben.
Me acerqué a ella y sequé sus lágrimas, sabía que ella solo quería que volviera a ser el tipo pobre de California, que pensaba en una casa para su madre y salía con nervios a verla a la cantina, o tal vez solo un "Te amo", no supe porque nunca pude decirlo, si es preciso jamás fui bueno en eso, pero sabía que lo sentía, aunque no lo aparentaba como ella y yo quisiéramos, lo sabía, ¿Qué mas podía hacer?
Al amanecer volví con Jack, lo encontré desnudo en el suelo de la cocina. "¡Jack! ¡Jack! ¿Que has hecho?"
Se despertó riendo, "Traté de cocinar algo, y el guiso me cayó encima." Siguió riendo y lo llevé a que se duchara, aproximadamente 30 minutos después salió de su habitación con unos lentes oscuros y una camisa de palmeras.
- Oye, oye, oye. ¿Qué no estás ebrio, Casanova?
- No, estoy bien, viejo, ademas, para algo son los lentes.
- Pues andando, romeo.
- Oye, relájate, solo pocas tienen el derecho de probar este manjar.
- Seguro, todo tu dice "Preciosura"
- Exacto.
Tomamos su auto y fuimos con Miguel, empezamos a oír disparos, "Oye, ve hacia allá, ahí vive Miguel." Di la vuelta y todo el barrio estaba disparando hacia unos carros. Todos los mexicanos caían con hoyos de balas, Miguel estaba detrás de un auto.
- ¡Michael!- dijo Jack, - ¿Qué pasa?
- ¿Qué, güey? Hay unos pinches colombianos tirando.
- ¿Qué? ¿Por qué carajos?
- Los hijos de la verga se dieron cuenta que negociamos con ustedes.
- Oh mierda, ¿y qué hacemos ahora?
- ¿Cómo que qué, güey? Pues arreglen las cosas cabrón.
- ¿Nosotros por qué?
- Ustedes son los que tienen mala relación con ellos.
- ¿Y por qué les tiran a ustedes?
- ¿Y como chingados quieres que lo sepa, güero?
- Bueno, está bien, andando, Ben.
Nos largamos de allí y fuimos a casa de Jenny.
- Jenny, soy yo, Ben.
- Hola, Ben.- dijo ella
- Este es Jack.
- Encantado.
- ¿Les ofrezco algo?
- Estoy bien, gracias.
Ese día Jack se quedó a dormir ahí.
Al siguiente día desayuné junto con Jenny.
- Buen día.- dije yo.
- Buen día.- me respondió.
- ¿Qué tal estás?
- Mejor.
- Me alegro.
- Igual yo, ¿Gustas fresas?
- Por supuesto.
- Aquí tienes
- Fantástico, gracias
Después de eso llegó Jack.
- Buen día, Ben, Jenny.
- Buen día.
- Buen día
- Disculpen, ¿Tienen algo pasa desayunar?
- Fresas.
- Eh, no gracias. Ben, ¿puedo hablar contigo?
- Sí, seguro.
- A solas.
- Oh, claro, ya vuelco, Jenny
- Iré a ver a los colombianos.
- Cielos, lo olvidé, espera... te acompaño.
- No, iré solo, tienes que cuidar a esa chica, aunque la imaginé más sexy.
- Oye, cierra la boca.
- Oh, perdón, "doctor amor"
- Ya lárgate, hombre. Iré al mercado.
- Seguro, después iremos por chicas.
- De verdad, a veces eres insoportable.
Jack se rió y se fue en su auto, salí al mercado con Jenny, compramos manzanas, peras y un poco de carne.
Seguimos caminando por el parque, paramos en una silla, y Jenny comenzó a hablar:
- Ben, ¿estás seguro que cambiarás?
- ¿Tienes que tocar el tema ahora?
- Sí, así es.
- Bueno, sé que podré, saldremos adelante y... estaremos mejor que bien.
Jenny empezó a reír y le dije: "¿Qué pasa?" Reí igual y volví a decir "¿Qué?" De repente me callé y vi a lo lejos una persona, me miró y gritó "¡Ben!" Me quedé pensando intentado recordar y corrió hacia mí, se aclaró todo, "Fabrizio, "¡Fabrizio!" Jenny se levantó y caminó hacia él.
- Fabrizio, hermano, mírate.
- Ben, tanto tiempo, eh.
- Cielos, Jenny, hola.
- Hola, Fabrizio.
- ¿Qué tal han estado?
Me callé y Fabrizio me miró, lo llevamos a casa y le hablé de todo, "Hermano, vaya, te la has pasado mal, ¿eh?" Lo miré y reí.
- Sí, eso creo.
- Bueno, es claro que necesitan irse de aquí.
- Exacto, Fabrizio.
- Pues, tengo una casa en Italia; era de mis padres, pero, planeaba irme allá y... si quieren pueden venir.
- ¿De verdad?
- Sí, somos hermanos, ¿no?
Miré a Jenny y su cara era la de la misma felicidad que la mía.
- Fabrizio, hermano, muchísimas gracias.
Lo abracé con fuerza y luego a Jenny, nos fuimos 2 semanas después, y llamé a Jack desde Sicilia.
- Jack, ¿Qué tal? Traté de llamarte pero no te encontré.
- Estuve en casa de una chica.
- No te escuchas muy bien.
- Tengo sueño, es todo, anoche tuve un par de rounds.
- Entiendo, entiendo, estaré en Italia un par de tiempo, ¿entendido?
- ¿Italia?, ¿Por qué tan lejos?
- Un viejo amigo es de aquí.
- Entiendo, cuídate, ¿si?
- Lo haré, tú igual y... trata de no meterte en nada estúpido.
- Entiendo.
Colgó y me fui a mi habitación, miré el campo y tomé un vino, fui a ver a Jenny, encendí la luz y la miré a los ojos.
- Jenny,- le dije- todo estará bien.
- Claro, Ben.
- Jenny...
Me miró y le dije por primera vez, "Te amo"
- Yo también te amo, Ben.
La besé y nos recostamos en su cama, levanté su playera y le quité su sostén, seguíamos besándonos, me quité la playera y nos miramos mutuamente, esa fue la primera vez que me sentí así, y que yo recuerde, no hubo una otra. Escuchaba los pájaros y los autos, el mar y la gente, después de todo; creo que la pude hacer sonreír tal cual lo hizo la primera vez que la vi.

Bells Donde viven las historias. Descúbrelo ahora