Estruendos

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25 diciembre, 1986
La hospitalidad es buena, en un país supuestamente tan genial, ¿Qué podría desear? Solo se escuchaban las sirenas a todas horas, las noticias y el caos por todo el país, eran tiempos difíciles. En 1985 vivía con Anna, Fabrizio estaba casado con Apolonia todavía, su pequeño hijo había crecido tanto, sabía que Jenny estaba con Evans en Texas, llevaba una vida normal, eso creo, deje el negocio a excepción de los pendientes, ahora me pregunto, ¿Qué era lo que estaba mal? Todos estaban lejos. Creo que jamás tuve la capacidad de dejar ir todo lo que me intrigaba sin respuesta, aunque mejor para todos fuese dejarlo así, ¿que puedo decir? La curiosidad mató al gato ¿no?
Despues de la muerte de Jack busqué al responsable, claramente sabía dónde buscar. El hermano de Apolonia se había ido tan cobarde de la ciudad, jamás lo busque, creí que el solo vendría por Fabrizio de nuevo, odio siempre tener la razón.
Una mañana un hombre de traje y sombrero bajó de un auto negro a una cuadra de la casa de Fabrizio, como era costumbre, yo había ido al mercado por fruta. "Disculpe, ¿Quién es usted?" le grité a lo lejos, levantó la mirada y lo vi, era mi maldito padre.
- ¿Papá? ¿Sigues aquí?
- La vida es toda una sorpresa, ¿no te parece, Ben?
El otro hombre bajó del auto y me disparó sin ningún gesto en su rostro.
Caí al suelo, con un hoyo en la pierna izquierda.
- Dejalo Nills, es un idiota.
Dijo el otro, dio la vuelta y me miró, tenía un paliacate, era Santino.
- Papá, ¡maldito seas!, este hijo de perra va a hacer un maldito desmadre, ¿Qué no entiendes?
Ninguno dijo algo, subieron al auto de nuevo y se fueron, empecé a disparar al auto y ellos a mi, me levante con la poca fuerza de mi pierna, escuchaba el motor, Apolonia salió y me llevó a casa, preguntó que había pasado y le dije que fueron unos policías, no sospecharon ni un poco, me quedé ahí aquella noche.
Al siguiente día salí al café, leí un periódico y hablé con Anna, le hablé de aquello.
- ¿Ben?, ¿Qué pasó? No llegaste ayer y, Dios, te ves terrible.
- No, Anna, así es mi cara.
- Cierra la boca. ¿Qué fue lo que pasó?
- Recibí un disparo en la pierna, nada grave.
- ¿De verdad? ¿Quién lo hizo
- Una hada madrina, Anna.
- Mierda, estás insoportable.
- Bueno, me acaban de disparar, no creo que debería estar de humor para ver un puto maratón de películas.
Salí sin más, fui al trabajo en un viejo rancho, o eso iba a hacer. En la carretera observé un auto, el mismo donde iba mi padre ayer, la matricula no miente, ¿cierto?
Me desvié y lo seguí, se dio cuenta que lo seguí así que frenó de manera brusca, bajo otra vez el hermano de Apolonia y disparó contra mi auto, me lancé al auto pisando a fondo el acelerador, y me fui directo a casa de Fabrizio, me alcanzaron y pincharon las llantas, bajé y traté de correr lejos, oía los disparos, Santino me dio en la pierna y caí como una vaca en la calle, Santino se me acercó.
- Benjamin, ¿Qué se siente ser una basura?
- Pudrete, perro.
- Ben, ambos sabemos cuál es tu problema, nunca sabes cuando cerrar la boca. No sé ni para qué me molesto, nos veremos en el puto infierno, mi hermano.
Cargó el arma y apuntó, después se escuchó un disparo y cayó al suelo con un hoyo en el pecho, mi padre salió caminando y dijo "Lo siento, Ben, te llevaré y luego me iré" acepte y subí a su auto. No le dirigí la palabra hasta que estaba en casa de Fabrizio.
- No lo entiendes. Lo lamento.
- No es tiempo de lamentos, viejo. Ni siquiera nos conocemos.
- Supe lo de tu hermano, y lo de tu madre.
- No hables de eso, por lo menos no se fueron a Francia.
- Estoy tratando de disculparme, si pudiera volver a aquellos tiempos me hubiera con tu madre.
- No me interesa, ahora los dos están 3 metros bajo tierra.
Bajé del auto y asoté la puerta, di la vuelta y me asomé a verlo, y le dije con una pequeña sonrisa en mi rostro: "El muerto al pozo y el vivo al gozo, ¿no?"
Di nuevamente la vuelta y entré a casa de Fabrizio. Todo era silencio.
"¿Fabrizio? Estas aquí?" dije tres veces y de repente contestó.
- ¿Qué tal, Ben?
- Oh, hombre, ¿como estás?
- Muy bien, sano como siempre, ¿y tu?
- Tengo un hoyo de bala.
- Sí, manchaste el tapete, Apolonia nos matará.
- ¿Dónde está ella?
Dejó su botella de vino y me miró.
- En el café.
- ¿Qué?
- Supe lo de su hermano, Benjamin. Bastardo.
- ¿Cómo fue te enteraste?
- Apolonia ha cambiado su comportamiento.
- Eso no significa nada.
Se levantó y fue por su arma, empezó a pulirla y limpiarla enfrente de mi.
- ¿Para qué el arma?
- Es una zorra, la mataré.
- Oye, detente.
- Dejame maldito marica.
- Fabrizio, no seas estúpido, piensa lo que dices.
- ¿Por qué mierda lo haría, después ya no podré.
- Deja eso, maldita sea.
Abrió la puerta de su casa y trató de salir.
- ¡Mierda, Fabrizio, te he dicho que no.
Jalé su brazo y lo llevé hacia mí, me dio un golpe y me disparó en el estómago, creo que ya había aguantado más de lo que podía. Subió a su auto y lo encendió, de repente se quedó quieto, me miró y estremeció su rostro, lo miré extrañado y volvió a voltear al frente, y entonces creo que él contó hasta tres y un disparo demasiado fuerte se escuchó, y ahora el tenía un disparo en la cara, "¡No! Maldito perro hijo de... ¡Ah!, mierda!" grité, y Apolonia entró.
- Ben, ¿Qué haces aquí? ¿Estás herido?
- ¿Apolonia? ¿Qué pasó con Fabrizio?
Empezó a curarme la herida y se quedó callada.
- Te hice una pregunta.
- Mató a mi hermano.
- Apolonia...
- ¿Si?
- Yo lo hice.
Se levantó y me apuntó ahora a mi, las lágrimas salieron solas de ella y de mi, "Lo siento" empecé a decir repetidamente y ella solo lloraba, miré detrás y vi un hombre con una amatralledora.
"¡Apolonia, al suelo!"
Y empezó a disparar, todas las balas directo a su pecho y yo me cubrí en la cocina, "¡Benjamin Nills! He venido por ti perro!"
- ¿Quién eres?
- Tu viejo amigo, Donny.
Me quedé en silencio y pensé en toda mi vida, creo que tuve que tomar un respiro nada más para asegurarme de estar bien, salí y me apuntó "Por fin, amigo, venga" pegué un gritó y corrí hacia el, no disparo y seguía repitiendo, "vamos, vamos" lo derribé y empezamos a pelear, intercambiabamos golpes, se burlaba diciendo: "Nills, ¿Qué pasa? Ese pequeño disparo te dejó inválido" y reía, después me tomó de un brazo y me aventó al sueño como a una lata, sacó su cuchillo y trató de apuñalarme, y otro disparo se escuchó, gritaba como un niño, ¿Quién lo hizo? ¿Quién habría hecho tal cosa para salvarme? La respuesta es fácil, aunque no muy creíble, Miguel "Michael"
- Muchacho, hombre, de pie, vamos chico, tu vengaste a Jack, nosotros te ayudaremos, vamos sube al coche, ya vienen los colombianos, chico"
Entré a un auto y sus amigos se enfrentaron a unos colombianos, me llevó a un médico clandestino, me ayudó con las heridas. Salí pero aún había otro problema, me quedé a dormir en casa de Miguel y al día siguiente volví a casa de Fabrizio, no encontré nada, di la vuelta y encendí un cigarro, volví a casa con Miguel, le dije que me esperará un poco entre y saqué mis cosas de valor, encontré una foto de mi padre con pintura roja en los ojos, la miré y la tiré por la ventana, bajé a la cocina y escuché rechinar algo, me acerqué y Jenny estaba sentada en una silla meciendose, estaba con el hijo de Jack y mi hija cantando una canción para dormir, "Benjamin, querido, ¿por qué nunca me hablaste de tu apuesto padre?"
- Jenny, ¿Qué haces con ellos?
- Amor, todos han muerto, tu padre está en el jardín.
Salí al jardín tracero, el cuerpo de mi padre con una herida en la cabeza estaba tirado ahí, suspiré con rabia, Jenny se había hecho pasar por mi aun pareja y mató a mi padre con una sobredosis, después terminó el trabajo con un golpe en la cabeza, ella se levantó y fue hasta la puerta.
- Amor, podemos ir al café, no estarás muy ocupado.
- Jenny, ¿Dónde está Anna?
- Amor, no importa, estamos aquí, tenemos dos hermosos bebés, vayamos al café.
Caí al suelo desvanecido sin esperanza, escuché a alguien cargar un arma, mire detrás de Jenny y ella volteó, Miguel le disparó en la garganta, "¡Idiota! Tenía un bebé" respondió "Tranquilo, güero, no le apunté a él, y volvió a disparar a Jenny dos veces, tomé al bebé de Fabrizio y a mi hija, y fui a la casa de Miguel nuevamente, otra vez salí al siguiente día y dejé a los bebés en el orfanato, me dirigí al café, y entre, Miguel se fue de vacaciones, ahora era 1986, nueva vida, nuevas oportunidades y salía todos los días al café, pedí un día un café grande, hable con un tipo llamado William, no tenía apellido porque jamás lo adoptó una familia y fue abandonado, quemé tiempo, vi hacia la televisión, y empezó a sonar "I want to hold your hand" y sonó la campana en la puerta, me puse mi chamarra negra y los lentes de sol y volteé, la vi tan radiante y ella me dijo "¿Ben? Que radiante sorpresa" le sonreí y subimos a mi moto, "Bueno, nena, ¿Qué quieres hacer ahora?"
Y respondió:
"Dejemos que el viento nos lleve."

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⏰ Última actualización: Feb 25, 2021 ⏰

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