Mamá solía contarnos historias a Peter y a mi, decía que el tiempo vuela como un avión yendo hacia el destino más ansiado, dijo que el amor era similar, solo crees en el esperando volver a ver a esa persona, le contestaba "aburrido", y ella decía "estoy segura que cuando lo dije, pensaste en una persona" y guiñaba el ojo.
Italia me sirvió para pensar en todo aquello, y en efecto, el tiempo vuela. Llevábamos 1 año ahí Jenny, Fabrizio y yo. Fabrizio se casó con una italiana hija de Don Filippo Granni, ella se llamaba Apolonia Granni, era Enero de 1981 y solía salir a trabajar con Fabrizio al viejo rancho de su abuelo; era absurdo porque teniendo su título universitario decidió seguir en aquellos establos de 1940 con hoyo por las balas de la Segunda Guerra Mundial, todo marchaba bien, hablaba seguido con Jack para asegurarme que todo estaba bien, vivía con los mexicanos ahora y resulta que tuvo que hacer alguna que otra cosa con los colombianos; preferí no preguntar.
Sacábamos a los caballos y las vacas, después las ordeñábamos y repetíamos el proceso día con día, la verdad no me molestaba, los fines de semana me quedaba con Jenny mientras Fabrizio y Apolonia salían, oíamos la radio y veíamos distintas películas, algunas veces salíamos a la playa o simplemente nos sentábamos en el jardín con los perros y de Apolonia, la mañana del 15 de enero del 81 Jack me llamó:
- Jack, ¿Qué tal?
- Hey, hermano.
Dijo en un tono de voz bajo.
- ¿Todo bien?
- Me atraparon vendiendo drogas, muchacho.
- No es verdad. Jack, ¿Qué pendejada hiciste?
- Bueno, estaba vendiendo en un barrio e iba pasando una patrulla, les dije lo qué pasó y los quise sobornar, se negaron porque... bueno, en realidad no lo sé, creo que querían mota y ni traía tanta para darles, así que me golpearon y me subieron a su patrulla, les dije que que estupidez era esa y bueno, me volvieron a golpear y la única llamada que puedo hacer es a ti.
- Hermano, te ayudaría, pero llevaría tiempo, estoy en Italia.
- Lo sé, escucha, me voy a enlistar.
- ¿Qué? ¿Por qué carajos?
- Bueno, debe ser mejor que estar en la cárcel.
- ¿Y qué planeas hacer en el ejército?
- Oh, muy fácil. Iré al Salvador, hay una guerrilla y bueno, ¿Por qué no?
- ¿El Salvador?
- Sí, así es.
- ¿Qué mierda es eso? ¿México?
Se fue al Salvador 3 meses después, yo me quedé en Italia.
En julio del 81 Apolonia y Fabrizio tuvieron un hijo, se llamó Paulie.
7 de agosto de 1981, creo que ese fue el año con más fechas recordables para mi, no me importaba la política o los deportes, solo mi vida y la música, fuimos de viaje a Roma, lugar donde nació el bisabuelo de Fabrizio y el padre de Apolonia, estuvimos casi todo el día ahí.
Poco antes del anochecer salí a caminar con Jenny, probamos la comida italiana y las costumbres, era todo muy bello. Realmente caminamos bastante, llegamos a una especie de parque, nos sentamos a la orilla de la acera encima de las hojas secas, ambos nos veíamos nerviosos, y de repente salió un gato negro, lo mirábamos y él a nosotros, se movía de lado a lado meneando la cola, maullaba y resaltaban sus ojos oscuros, me veía a mi y después a Jenny, y así como llegó, se fue maullando... respiré profundo y vi a Jenny:
- Jenny, lo he pensando mucho, no estoy seguro de cómo van las cosas a tu criterio, pero creo que para donde estamos, hemos progresado más de lo que esperaba, yendo al grano, jamás me había sentido con alguien como me siento contigo. - Bueno, prácticamente dije todas esas idioteces que suele decir uno cuando se "enamora" y, creo que me declaré como un niño estúpido de secundaria con las hormonas a tope y una niña horrible enfrente suyo creyendo que es lo más bello del mundo, ella, típico, río y empezó a llorar, aceptó y también como un tonto Niño de secundaria la abracé emocionado, creo que eso fue lo más estúpido, la había tenido desnuda frente a mi y aún así me sentía como una puta pantera dominante, pero después la veía pidiéndole matrimonio y los huevos se me iban a la garganta como un loco antes de la inyección letal, sin embargo y aunque me escuche tan idiota, fue una noche mágica, regresamos a casa de los familiares de Fabrizio tomados de la mano como chicos de prepa estrenando automóvil después de ganar el torneo de fútbol, típico estereotipo americano, aunque estuvo todo genial, dormí como un bebé aquel día.
Dos días antes de la boda recibí un telegrama de Estados Unidos: "Querido Jack, no supe a qué putos atacar, creo que me puse muy idiota y casi me muero, no voy a ser un maricón diciéndote que la vida no tiene sentido y necesito amor, ¿Qué pinche puta mamada sería esa? Solo voy a decir que estoy bien, con la cara desfigurada y una nariz falsa pero estoy vivo, si te lo preguntas, no, no voy a llevar una pinche vida de héroe de guerra, eso ni siquiera era una guerra, seguro que regreso con Miguel y en 48 horas te llamo diciendo que estoy hasta la madre de coca y con dos putas en mi cama, espero que te estés divirtiendo con tu concubina, te quiere tu buen amigo, Jack."
Debo admitir que su humor cambió después de la guerra, jamás volvió a ser el mismo, lo llamé diciéndole que me casaría en 48 horas así que no podría llamar, me felicitó y dijo que era un pinche romántico pendejo cegado, adoraba su carisma y apoyo en esos momentos, viajó a la boda pero llegó borracho así que durmió toda la boda, Fabrizio fue mi padrino, toda la familia era de Jenny, por mi parte fue Fabrizio, sus padres, los de George y Jack, otra noche mágica.
Salí a tomar aire junto con Fabrizio.
- Ahora ya somos dos, Ben.
- Mierda, yo le decía a Peter que jamás me casaría.
- Bueno, nunca fuiste una persona muy inteligente con tus promesas.
- Creo que eso está muy claro, Fabrizio, gracias por recordarlo igual.
Nos empezamos a reír y nos fuimos.
Estuvimos en Italia poco más, volvimos a Estados Unidos ya que Fabrizio quería que su hijo fuera a aquellas escuelas americanas, nos mudamos a California, empecé a trabajar en una empresa de botones, vivía en unos departamentos con Jenny y a pocas cuadras estaba Fabrizio, si que el tiempo vuela, en diciembre de 1981 Jenny se embarazó, pasamos juntos el Año Nuevo, Jack se quedó en mi casa de Miami y en enero del 82 se la di definitivamente, en septiembre nació una niña, le pusimos Elsa, tuve que buscar nuevos empleos donde conseguir más dinero, y definitivamente eso no pasaría trabajando en una oficina. Me reuní con Jack, hablamos un poco:
- Hola, Ben, ¿cómo te ha ido?
- Jack, no me quejo, pero necesito más dinero, para mantener a mi mujer y mi hija.
- No dijiste que tenías una hija.
- No la tenía.
- Tiene sentido, ¿Cuál es su nombre?
- Elsa.
- ¿Elsa? ¿Es una broma?
- A Jenny le gusta el nombre.
- ¿Es europea?
- No, volvimos hace un tiempo.
- Que mamada.
- Tranquilo, ¿bebiste hoy?
- Todos los días.
- Sí, eso pensé. ¿Tienes algún trabajo extra?
- Necesito que hagas un encargo de droga.
- ¿La paga es buena?
- Claro, bastante.
- Puedo hacerlo.
- Bien, te la entregarán ahí atrás, donde están los camiones.
Fui ahí y conocí a un tipo, se llamaba Eric Pyle, me entregó la mercancía y fui a la dirección, era un barrio viejo y sucio, había basura por todas partes y había varios pandilleros, toqué la puerta y un tipo abrió: "Benjamin Nills, carajo, tan jodido como te recordaba" levanté la mirada y era Evans:
- Carajo, Donny, te ves de la chingada.
- Por lo menos no me escondo en otro continente.
- Muy gracioso, ¿Tú quieres la droga?
- ¿La tienes?
- ¿Para que más vendría?
- Tienes razón. Quiero verla.
- Seguro.
La mostré y me pagó, hablamos un poco, dijo que se había casado hace 2 años y que después mataron a su esposa y lo inculparon, así que huyó a California, jamás me dijo quien la mato.
Después un auto bajó en una casa y habló con un tipo:
- Al, sal de ahí.
- Tranquilo, espera.
Y le dispararon, empezaron a salir hombres con armas y disparando al auto. Donny me tomó de la camisa y me hizo entrar a su casa, olía a droga y perfume barato.
- Bien, idiota, por fin estamos solos. - dijo él.
Creí que todo el odio se le había esfumado con los años, supongo que todo está bien hasta que algo detona la bomba, jamás me he puesto a pensar que pasaría si... solo dejaba que las cosas pasarán, tal vez me lo debía preguntar más, solo me gustaba oír los sonidos naturales, como si me estuviesen cantando una agradable melodía instrumental, el rock y la euforia, se desvanecían y se hacían solo una cosa más que no entendía del ¿por qué? ¿Por qué justo vivirlo yo? ¿Por qué justo ahora?, simplemente no comprendía cómo era que escuchaba y le daba importancia a todo aquello dañino y no apreciaba tanta belleza a mi alrededor, porque así es, solo pensar un poco despeja todo lo que estamos viviendo en ese preciso momento, lo convierte a una cámara lenta de los 80s con los colores distorsionados, y en un momento determinado, vuelves a la realidad, esa realidad, que parece una interminable "mierda".
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Bells
ActionEn una sociedad cambiada y un país más civilizado, Benjamin se involucra en negocios poco favorables, en una travesía contada por el mismo, nos remontamos a Miami en los 80s, donde conocerá a las personas más peligrosas y tendrá que ver la manera de...