Capítulo 7- La academia

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 Después de subir a su camioneta, quise explicarle el porqué  habia salido de la casa sin decirle nada

- Gracias por lo que hiciste ayer, nose que me hubiera pasado si no hubieras parado a hablarle a una completa extraña

Mientras yo hablaba, ella miraba su celular 

- Pero, siento que...

Reproduce a todo volumen "Perfect strangers" de Jonas Blue, me mira, sonrríe y alza sus hombros. Es imposible no devolverle una sonrrisa. Después, comienza a moverse al ritmo de la canción mientras conducía,  su energía hizo que yo también me  dejara llevar hasta terminar cantando juntas a todo volumen.

Llegamos a un lugar en donde cada cosa que vendían valía más que todo lo que había en mi habitación

A- Buenos días, tiene espejos? Le pregunta al vendedor

Angélica me toma de la mano y me lleva deprisa detrás del vendedor a un cuarto lleno de espejos, no se podía elegír cuál era el más hermoso.

- ¿Enserio vas a comprar uno?  Lo siento, te juro que no me dí cuenta que era permanente, si quieres puedo intentar limpiarlo, he escuchado que con alchool...

A- Mírate, ¿En cuál de estos te gustas más?

- En ninguno, no me tomes a mal... los espejos son hermosos, pero me veo en ellos y siento que no les llego ni a los tobillos

A- Mírame

Me toma la del mentón volteando mi cara

A- No vuelvas a decir eso nunca más, eres hermosa, más que cualquier objeto.

Me da un beso

A- vuelve a mirarte y dime cuál te gusta. 

- Ese, señalé cualquiera.

A- Ese de color tumba de anciano? mira otra vez

Siempre fui una persona muy acomplejada, y mirarme a un espejo me costaba mucho, todo el mundo suele decirme lo mismo, que soy hermosa, que porqué no salgo con nadie, que tengo el cabello más suave, entre muchas cosas que yo nunca he creído, tal vez es porque desde muy pequeña mi madre era una persona muy vanidosa, que iba todos los días al gimnasio, tenía un cuarto lleno de cremas y maquillaje, llevaba siete cirugías plásticas y tenía cita en el salón de belleza día de por medio. 

La atención de todo el mundo terminaba siempre en ella, me repetía todo el tiempo que yo era una gorda que no paraba de comer,  que mi piel era reseca, que mi postura no era adecuada, y que nunca iba a ser tan linda como lo era ella, y sé que es estúpido creer todo lo que ella me decía pero en algún punto le terminé creyendo, por lo que sufrí de anorexia a los 12 años y cada cierto periodo de tiempo me dan episodios de ansiedad. 

Yo creía  que este tema ya estaba superado, hasta que empecé a verme en cada uno de esos espejos, me ví gorda y fea como siempre me he visto, pero que con ayuda de largos años de terapia he logrado sobrellevar y aceptarme como soy, sin embargo, también ví las quemaduras de sol en mi rostro, y me hicieron recordar todo lo que había pasado, flashbacks de mis padres cerrándome la puerta, de lo mal que la pasé en la universidad, del miedo que tenía antes de decirles que me habían expulsado, de la caminata, del dolor en mis pies... empecé a pensar en lo que iba a pasar conmigo y con mi vida, que no tenía a nada ni a nadie, que no tenía trabajo, ni dinero, comienzo a sentir un miedo inimaginable, mi corazón palpita cada vez más rápido y me cuesta respirar, siento mis  lágrimas caer.

Siento que Angélica me abraza suavemente y con toda la delicadeza del mundo, agarra mi mano y me lleva a un rincón del amacén.

A- Todo está bien bebe, quiero que respires para mi ¿ok?

El Ángel de MartinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora