Seis

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Las reiterativas punzadas en su pecho se hacían cada vez más insoportables. El repugnante malestar continuaba haciendo estragos en su estomago por lo que había visto minutos antes.

Ya nada le importaba.

-¿Chico?

Dejando de arrastrar los pies y alzando un poco la cabeza, Naruto se percató del pequeño ninken que había estado aguardando su regreso. Y a pesar de que Naruto forzó la sonrisa más patetica de todas, nada evitó que el nudo siguiera obstruyendo su garganta. Sentía que si hablaba, saldrían simples hípidos por contestación, asi que optó por guardar silencio y continuar su recorrido hacia la aldea por medio de las ramas, impulsándose con pocas fuerzas y demasiado pesar, traspasando el boscoso entorno lo más rápido que le era posible. Más sin embargo Pakkun le dio pronto alcance, se posicionó a su lado y trató de indagar al respecto (ya fuera por el remordimiento de haber delatado las coordenadas de la misión, o por verdadera lástima)

-Oye, chico. ¿Lograste encontrarlo?- notó que Naruto apretaba los labios, pero la respuesta nunca llego. Trató de ser más directo. -¿Te dijo algo? seguro te reprendió por haberle seguido.

Por toda respuesta, Naruto negó con la cabeza. Las ideas aun eran demasiado confusas para procesarlas con la debida calma, pero...se estaba rompiendo por dentro. Luego de varios minutos de trayecto, tomó aire para articular.

-No creas que he olvidado el acuerdo, dattebayo. En cuanto lleguemos te serviré un enorme cuenco con carne de cerdo y huesos de harina.

Pakkun inclinó la cabeza. Se saboreó la comida imaginaria y pensó que lo mejor sería preguntarle directamente a Kakashi cuando lo viera. Solo esperaba no haberse metido en problemas por estar de bocazas.

***

-¿Te gusta?- cuestionó Naruto en tanto acariciaba la sedosa cabeza del ninken. Este asintió y continuó devorando el contenido de su plato.

Ya había amanecido para cuando llegaron a Konoha. Y aunque Naruto se sintió señalado y pudo percibir claramente las miradas de miedo y de desprecio que le dirigían los aldeanos, prefirió mantenerse a raya. Ya no replicó como tantas veces lo hiciera en el pasado, tampoco preguntó el motivo de su desdén ni si algún día llegarían a aceptarlo por lo menos como a un igual. No, estaba demasiado triste para reparar en cualquier otra cosa que no fuera la traición de Kakashi.

Ahora que finalmente creía haber encontrado su lugar, todo se hacía nuevamente pedazos. Ya debería estar acostumbrado a ello. Desde su infancia todo había sido un asco, y entre más trataba de remediar las cosas, más empeoraban.

-Hay leche en la nevera. Me iré a dormir un rato- terminando de hablar, Naruto abandonó el comedor, cabizbajo y silente. Lo que provocó que Pakkun interrumpiera su merienda para verlo perderse en el interior de su recámara.

Una extraña nostalgia invadió su cuerpo canino. Y es que el pequeño ninken no recordaba haber visto semejante grado de tristeza antes, salvo por...

"Kakashi"

¿Tendría él que ver con la actual tristeza del chico?

Pakkun deseaba que no, porque de ser asi, él estaría implicado y por lo tanto tendría algo de culpa por haber accedido a llevarlo a la casa de aquella ninja renegada.

Sin poder contenerse, Pakkun emitió un largo aullido que mezclaba pena y dolor a partes iguales.

¿Qué era lo que escondía Kakashi?
***

Después de haber cruzado el umbral de su habitación, se había deshecho en un mar de sollozos inaudibles. Las gruesas lágrimas que había retenido durante todo el viaje y que, constantemente clamaban por salir, finalmente se desbordaban.

Sentado a la orilla de la cama, Naruto imaginó lo patetico que debía de verse en ese preciso momento, llorando sobre su antebrazo todo el dolor contenido, ya no solo por Kakashi, sino por su vida en general.

¿Por qué cada vez se sentía más lejos de alcanzar su sueño? ¿y dónde quedaban sus promesas a futuro?

Aún no salvaba a Sasuke, ni lograba ser reconocido por la aldea, mucho menos podía aspirar el puesto de Hokage. Demasiados tropiezos en tan poco tiempo.

"Deja de llorar"

Balbuceó en tanto retiraba el brazo de su rostro.

-Ya no tiene caso.

Siempre buscaba el amor que nunca pudo tener.

Había estado condenado a portar el Kyuubi desde su nacimiento, y ni siquiera pudo conocer a sus padres, tenerlos con él y ser una familia

Una linda y feliz familia...
**

-Agh, tengo tanta hambre- se quejó Kisame en un rugido, hincando la Samehada varios centímetros en la húmeda tierra. El camino empezaba a volverse tedioso y todo por culpa del imbécil de Pain.

-Conserva la calma- le aconsejó Itachi, manteniendo estoico su semblante-Exasperandote no conseguiras nada. Además- añadió mirando hacia el horizonte, levantando la parte delantera del sombrero de paja para observar mejor el entorno. -Hemos llegado- aún tenía que hacerle un recordatorio a Danzo sobre el acuerdo establecido que implicaba a Sasuke

-Andando...

Juegos de seducción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora