Juegos de seducción.

Final

Lo observó ajustarse la pesada mochila al hombro. En ningún momento miraron atrás.

Se adentraron rápidamente en la profundidad del bosque.

Los guardias de la entrada estaban atrapados en un genjutsu y nadie sabía sobre la partida. Era el momento idóneo para escapar.

Naruto se había mostrado renuente al comienzo. Herido y traicionado, no había querido meditar nada al respecto. Solo había estado de acuerdo en una cosa con Kakashi, y era el hecho de no querer continuar más tiempo en la aldea.

Podían por lo tanto escapar juntos. Hacerse pasar como forasteros en alguna aldea.

Y comenzar de cero. Una y otra vez. Las que hicieran falta.

-Lo que pasó con Hanare...

Pero Naruto no lo dejó seguir hablando. Frunció el entrecejo y, con la mirada al frente, siguió internandose en el denso follaje. Hasta que Kakashi le dio alcance nuevamente.

Ya le había mostrado a Naruto la situación, la manipulación a la que se había visto sometido por Tsunade. Sin embargo, y aunque Naruto lo había comprendido, no parecía querer enterarse de nada más sobre el tema.

Aún asi, Kakashi lo intentó de nuevo.

-Te he dicho ya que eres la única persona que me importa, Naruto. No podría ser de otra manera- apresó sus manos, forzandolo a detenerse en un claro para verlo a los ojos. -Dejáme protegerte. Si me permites estar a tu lado, te prometo que no te defraudaré.

Naruto parecía estar reteniendo el llanto. No había dicho una sola palabra desde que abandonaron Konoha.

-Es un idiota- lo golpeó con fuerza. Primero en el pecho, después en el estomágo, pero cuando reparó en la inmovilidad de Kakashi y el hecho mismo de que no se defendía, se detuvo. -No sé si puedo perdonarlo.

Kakashi asintió, comprensivo. Internamente sabía que no había más por hacer. Debía dejar que Naruto tomara sus propias desiciones. Aceptarlas y nada más.

-Pero puedo intentarlo- continuó el rubio, y sin dejar de mirar al frente, lo tomó de la mano.

Kakashi no cabía de gozo. Se limitó a sonreír y alborotarle el cabello.

Su relación comenzó como un simple juego, pero ahora, se tenían el uno al otro.