Diez

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La misma imagen se repetía una y otra vez en su subconsciente. Naruto retándolo, burlándose, engañándolo. Todo al mismo tiempo.

Angustiado, se apoyó en el respaldar de la camilla. Aún no se reponía del genjutsu, pero tan pronto como lo hiciera, emprendería de nueva cuenta la búsqueda. No importaba cuántas reglas tuviera que romper, cuantos obstaculos tuviera que enfrentar. Pelearía si era necesario. Mataría si se requería. Cualquier cosa a su alcance la utilizaría a su favor para recuperar a Naruto.

-Deberías descansar, Kakashi- murmuró Pakkun desde la ventana. Kakashi lo observó recriminatoriamente mientras tomaba el protector a su costado. Dos horas antes ya había despertado, aunque se encontraba mucho más débil y confundido. No fue sino hasta que Pakkun empezó a relatar lo sucedido desde el comienzo, que Kakashi ató los cabos faltantes. Y estaba actualmente molesto con su ninken por haber colaborado en que Naruto descubriera el engaño.

Toda la culpa recaía escencialmente en él, eso era cierto. Había roto la norma básica de toda relación al no confiar plenamente en Naruto para contarle sobre la misión de seducción. Quizá el Uzumaki habría reaccionado diferente de haber estado al tanto de la situación, pero nada podía hacer ahora, salvo tratar de enmedar las cosas para tenerlo de vuelta.

Decidido, Kakashi anudó el protector de forma inversa, dejando al descubierto el sharingan para evitar caer nuevamente en cualquier técnica ocular de Itachi. No pensaba perder.

Dos veces no...
***

Caminaron por largo tiempo, mezclándose entre los civiles mediante atuendos de forasteros, adentrandose en una aldea bastante poblada para no ser identificados tan fácilmente.

Primero evadieron a la múltitud, e Itachi había hecho uso una vez más de sus habilidades visuales para conseguirles alojo y comida para una semana. Era mucho más de lo que Naruto esperaba, al menos allí pasarían desapercibidos mientras tomaban un descanso antes de proseguir con el viaje.

Nada más entrar a la habitación, Naruto saltó sobre la cama, y se arrepintió inmediatamente al recordar las lecciones con su Sensei.

-¿Pasa algo?- Itachi cuestionó al notar la preocupación latente en las pupilas azules. Naruto se encargó de negar con la cabeza, adoptó una postura más cómoda (maldiciendose mentalmente por su impulsividad).

-Solo pensaba en lo genial que fue cuando manipulaste al gerente para que nos diera esta recámara- remató con una sonrisa forzada. No se había puesto a pensar que tendrían que compartir cama, y ese hecho lo ponía sumamente nervioso y ansioso.

Itachi se sentó en el extremo opuesto, dándole la espalda para ingerir un nuevo puñado de píldoras. Cuando terminó, se recostó y cerró ojos. Estaba cansado por el largo viaje hasta allí. Habían tenido que trasladarse a pie y no a través de saltos para evitar llamar la atención. Era más fácil ser tomados por civiles si actuaban como tal.

-¿Te sientes mal?- preguntó Naruto al verle en ese estado. Se acercó vacilante hacia él y se quedo mirándolo un rato.

-No...mucho- respondió Itachi, asombrado al abrir los ojos y encontrarse al Uzumaki tan cerca. Pensamientos pasados acudieron a él, pero se apresuró a disolverlos. Quería ayudar a Naruto, solo eso, hacerle entender que no estaría seguro en ningún otro lado que no fuera Konoha, de ese modo no corría el riesgo de que escapara cuando lo llevara de vuelta.

-Itachi, eres tan raro- Naruto se mordió el labio al recordar a su Sensei. Aquella traición realmente lo había afectado, al grado de hacerse cómplice de un criminal de élite, a quien se suponía debía odiar a muerte.

Cerró los ojos e intentó despejar la misma imagen de Kakashi engañandolo con Hanare. Para cuando quiso darse cuenta, ya era tarde, sus labios estaban sobre los de Itachi, este tenía los ojos bien abiertos, pero no lo apartó.

"Kakashi Sensei" Naruto contuvo por muy poco las lágrimas.
***

Su plan de venganza había fracasado de la forma más rídicula y estrepitosa posible. Creía que, si podía estar con alguien más, gradualmente terminaría olvidándose de Kakashi. Enterraría su memoria para siempre y seguiría adelante por su cuenta, manteniendo viva la voluntad de fuego. Sin embargo, lo había estropeado al recordar sus sentimientos por Kakashi. Siempre arruinaba todo.

-Naruto kun- Itachi lo observó angustiado desde la puerta. Había estado a nada de cometer el error más grande de todos, afortunadamente no había sucedido.

***

Tenían que estar en esa aldea. No había de otra.

Precipitandose varias ramas más al frente, Kakashi abandonó de manera abrupta su recorrido para retomarlo por tierra. Había invocado horas atras a sus ninken para que rastrearan a Naruto. Hasta el momento, la única zona no registrada en las inmediaciones, era esa. Tenían que descansar forzosamente en un lugar próximo, y al tratarse de una aldea concurrida, las probabilidades de que estuvieran allí eran elevadas. El problema ahora radicaba en cómo encontrarles entre tantos Shinobis y civiles.

-Pakkun- el recién nombrado se puso a la par de su amo, listo para recibir nuevas órdenes. -¿Puedes olfatear a Naruto?

-Lo intentaré- contestó desganado, llevaban varias horas de búsqueda, pero Kakashi no pensaba rendirse hasta dar con el Uzumaki. -El olor es muy tenue- olfateó detenidamente la longitud de las primeras baldosas, captando el imperceptible aroma del rubio.

-Concéntrate- pidió Kakashi, manteniendo la guardia en alto mientras inspeccionaba el sitio con la mirada. Había decenas de comerciantes obstruyendo el paso, no obstante, se ahorrarían mucho tiempo si Pakkun lograba retener el aroma.

-Creo que lo tengo- dijo el ninken, y acto seguido emprendió la caminata en línea recta, seguido de cerca por Kakashi. -No hay duda, el aroma es débil pero inconfundible.

Conforme se acercaban, Kakashi experimentó una horrible punzada de decepción y celos.

"Por ahí no" rogó en su fuero interno. Pero, contrario a sus deseos, Pakkun se detuvo justamente frente al temido lugar.

-Aqui es- anunció victorioso. Estaban en un hotel...

Juegos de seducción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora