Capítulo 6

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Gradiel.


Una bola de nieve impacta de lleno en toda mi cara y por un momento me descoloca, como cuando recién te despiertas, miras hacía la ventana pero ni siquiera te das cuenta lo que está fuera.

Eres un lento.

Escucho, como algo muy lejano, todavía medio dormido, entendiendo pero a la vez no.

Observó a Galder hacer otra bola de nieve con sus manos enguantadas y una sonrisa completa en su rostro pálido, todo es blanco a mi alrededor, tanto que puede llegar a ser cegador, el lugar donde me impacto la bola duele y palpita, la bola actúa como el golpe de agua fría que te echas a la cara cuando te levantas, para despejarte.

Despierta Gradiel.

Esta vez el sonido no es lejano, sino que se escucha claramente, puedo destellar la felicidad en la voz de mi hermano.

Observo como él se mueve de un lado a otro sobre la nieve, y luego me vuelve a lanzar la bola, viene directo a mi, blanca e imperturbable, ni siquiera intentó detenerla, porque daba la sensación de que no sería capaz de hacerlo.

Y de repente ya no es más blanca, veo como una pequeña mancha roja comienza a expandirse, parecido a la manera en que se expande la mancha de café sobre la manta.

Miro la bola, pareciendo que veo en todo en cámara lenta, ahora está toda cubierta, y cuando impacta en mi garganta parece que revienta parecido a la manera en que un globo lleno de agua lo hace, pero más dolorosamente, rociando todo su espeso líquido rojo oscuro sobre mí, no solo mi garganta sino que cubriendo todo mi cuerpo, incluso siento que me presiona, agotando todo mi aire impidiéndome mover.

forcejeo con la sustancia pegajosa, que hizo que los brazo y las piernas me quedaran pegadas al cuerpo, solo dejando libre mi cabeza, traté de mirar a Galder, pero el ya no estaba allí de pie, sino que su cuerpo estaba en el piso, o lo que asumí que sería su cuerpo, completamente cubierto por el manto rojo.

Ya no podía seguir respirando, y mis piernas comenzaban a fallar, así que me fui cayendo, primero de rodillas y luego quede completamente en el suelo, con la boca tocando la nieve.

Mis ojos se fueron cerrando.


(***)


Abro mis ojos rápidamente, esta vez no con adormecimiento, sino alerta, tomando grandes bocanadas de aire, la cabeza me duele y por un momento pienso que es por la bola de nieve, pero observo mi alrededor y me doy cuenta que estoy en mi cama, en mi habitación de la catedral.

Inconscientemente llevo la mano a mi cabeza, para comprobar que no tengo ninguna mancha allí, y cuando veo que todo está en orden me permito respirar con tranquilidad. Logrando calmar un poco el pulso de mi corazón.

—¿Ya estás despierto?—La voz repentina me descoloca, y logra que el pulso de nuevo se me acelere, observó que lo provocó, sin dejar de estar alerta.

Allí a la orilla de mi cama está Maryam sentada, con sus piernas cruzadas y observando atentamente con esa sonrisa que predice ser una perdición.

—¿Qué haces aquí?—Es lo primero que logró preguntar, y noto mi voz afectada por recién despertarme, aunque una parte de mi mente piensa que se debe al impacto de la bola de nieve, y vuelvo a llevar mi mano al cuello. Nada

—Te dije que te protegería.

El nombrar esa palabra me hace recordar todo lo que pasó la noche anterior, me levanto apresuradamente de la cama, lanzando las sábanas al piso, me coloco de pie, en una posición defensiva observándola, y me altera el ver que ella no parece afectada, se mantiene sentada sonriendo, como si supiera que yo no podría hacer nada en contra de ella, esta de la misma manera que con el chico de la otra noche.

DAEMONIUM [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora