Capítulo 1.

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"Dios te salve, Reina y Madre de misericordia.

En un momento estaba respirando y en el otro parecía que mi garganta se había cerrado, cuando intentaba tomar aire solo conseguía que un líquido invadiera mi garganta e hiciera que me ahogara, por instinto y desesperación me lleve las manos a mi garganta, las cuales no tardaron en mojarse en un líquido espeso y caliente, no me costó mucho tiempo saber que era mi propia sangre.

Vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve.

El miedo me invadía mientras trataba con todas mis fuerzas de respirar, pero no era posible, mis ojos se llenaron de lágrimas involuntarias mientras boqueaba, dejándome caer sentado en aquel callejón porque las piernas me fallaron, todo esto era como una tortura, sabía que iba a morir, solo en ese callejón.

A ti te llamamos los desterrados hijos de Eva.

La desesperación invadió mi sistema por completo, y aunque nunca fui una persona religiosa estaba rogando porque alguien me ayudara, cualquier persona, no quería morir en ese lugar.

A ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.

No estaba preparado para eso, solo quería una oportunidad, una última y entonces aprovecharía mi vida, solo pedía por una última oportunidad.

Pues, señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus

ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a

Jesus, fruto bendito de tu vientre.

Y mientras rogaba mis ojos se fueron cerrando poco a poco, hasta que no me quedaron energías para volver a abrirlos y me deje consumir por la oscuridad.

Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen Maria.

No puedo ver nada, y no tengo energías para abrir mis ojos, pero puedo sentir lo que pasa a mi alrededor, siento una presión extra en mi garganta, escucho como palabras son susurradas pero no identificó que dicen, y una gran calidez me invade todo el cuerpo, trato de respirar pero no lo consigo, y todo termina para mi, cierro mis ojos para no abrirlos más.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.

Para que nos hagamos dignos de alcanzar las promesas de

nuestro Señor Jesucristo. Amén."

Gradiel.

Escucho la melodía del órgano siendo tocada, y las voces del coro mientras entonan el "Salve", estamos tan cerca que puedo identificar claramente el verso que están recitando "O clemens, O pia, O dulcis Virgo Maria.", con el tiempo que estuve aquí se identificar todos los cánticos, pero sinceramente no estoy concentrado en este.

Sino que estoy concentrado en el recital privado que estoy teniendo junto con mi compañera, un recital que incluye las palabras "Dios", "dame más", "Oh sí", mientras gemimos.

No creo que estemos siendo silenciosos, pero el sonido del instrumento y las voces suenan sobre las nuestras, y menos que intimidarnos eso parece encendernos más, el morbo de ser encontrados intensifica toda la atmósfera.

DAEMONIUM [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora