Capítulo 7.

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Gradiel.

—Al fin nos conocemos morenito.—Su voz áspera me provocó escalofríos, sentí como se removió sobre mi, y cuando intente girar mi cuello para observar sobre el hombro sentí el corte, como cuando estás cocinando y te cortas, al inicio no sientes nada pero luego el ardor que eso provoca te hace apretar la mano. Era lo que sentía en mi mejilla.

—Oh, perdón, que educación la mía.—En un movimiento rápido me giro, ahora estaba boca arriba, de nuevo con las manos inmovilizados, observando al chico desde abajo, si antes su voz me daba escalofríos ahora su apariencia me hizo temblar, y sabía que él podía notarlo y por eso había sonreído.

Su cabello era de un negro intenso, cayendo en remolinos sobre su frente, sus ojos también negros, y cuando decía negros era completamente negros, no solo sus pupilas, se notaba que tenía una tez blanca, pero eso sólo llegaba hasta más o menos arriba de su nariz, desde allí para abajo era como dibujar una línea, donde su rostro se volví a rojo, un rojo vivo similar a las quemaduras de tercer grado, esas en donde podría incluso llegarte al hueso, con la piel ya no lisa, sino con pliegues y cicatrices. Sus labios apenas se podían vislumbrar entre sí.

—¿Te doy miedo morenito?—Dijo y se inclinó un poco hacia mí, hizo el intento de una sonrisa, mostrando todos sus dientes y encías, es aterradora. Con una de sus manos, que sostenía el cuchillo con el que me había cortado, lo volvió a acercar a la herida que corria sangre en mi mejilla, y colocó el filo allí, sentí el frío y la humedad, y cuando lo retiro, vi la hoja bañada en sangre. Hoja por la que ahora él pasaba su lengua, una lengua completamente negra, como carbonizada.

—Oh mierda, qué delicia, ¿No me dejas sacarte un poco más?—Se que lo mire con desprecio, lo que hizo y su apariencia me parecía repugnante, pero no podía moverme.—Fue difícil encontrar un momento en el que ella no anduviera cerca.

Dijo mientras se estaba inclinando hacia mí, su rostro estaba prácticamente pegado al mío, Siguió hasta mi mejilla, la del corte, y sentí como pasaba su lengua, trate de alejarme, era asqueroso, pero con su mano me mantuvo quieto.

Estaba a punto de levantar mi rodilla e intentar darle en la entrepierna, cuando note algo, de la garganta del chico empezó a salir una especie de líquido espeso de color negro, como si fuera sangre, pero no era lo único que tenía su garganta. Sino que una mano, o el inicio de unos dedos con unas largas uñas también de color negro, quizá por el líquido, lo atravesaban, y ese líquido caía sobre mi. Cuando la mano se retiró el chico se dio vuelta. Seguía sobre mí, pero hizo un rápido movimiento y clavó su mano en el estómago de Maryam, vi su mano desaparecer dentro de la chica, y cuando la saco lo hizo con un torrente de líquido rojo, como la sangre, pero era un rojo oscuro, también ennegrecido.

Maryam me observó, y su rostro parece que se llenó de furia, mientras yo solo podía ver su herida que seguía expulsando sangre. Ella tomó la cara del chico en su mano, incluso juraría que escuché un crujido, antes de que el cuerpo fuera nada más que un peso muerto en las manos de ella que se encargó de lanzar a un costado. Yo ni siquiera me atreví a mirar.

—¿Estas bien?—Me preguntó, agachándose enfrente mío y pareciendo realmente preocupada, pero a mi no era al que atravesaron el estómago.

—tengo que llamar a una ambulancia.

—No seas bobo, estoy bien.

—Pero tú...Esa herida.

Y sin dejarme terminar se alzó la blusa cubierta de sangre, y me mostró su estómago, estaba manchado, pero allí no había una herida abierta.

—¿Qué demonios pasó?— Ni siquiera me había dado cuenta de que Raziel estaba detrás mío hasta que sentí su voz, colocándose de pie me quedé a su lado, todavía perplejo.

DAEMONIUM [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora