Licantropía Familiar ©️

Epilogo

7 Años Después

Mi nombre es Emma Wolfthregi, tengo 25 años, soy de Luxemburgo, exactamente del continente europeo, vivo en un pequeño pueblo (Beaufort), en el que todos se conocen y saben todo de todos, a veces pienso que ellos me conocen mejor de lo que yo misma lo hago.

Vivo con mi esposo Hero Johnson, en la residencia que vivía con mis padres, ellos siguen allí, siempre nos están visitando.

Pasaron 6 años desde que Hero y yo nos graduamos de la universidad, él se graduó en administración de empresas y yo en comercio exterior, ejercemos en la empresa que fundamos juntos, en pocas palabras ya teníamos una estabilidad económica estable.

Se preguntarán si le conté sobre mis transformaciones, pues si, su reacción fue algo que jamás me hubiese esperado.

Flashback

Estábamos en nuestra luna de miel, decidimos ir a Hawái, queríamos que fuese algo romántico y tropical, que mejor que Oahu, déjenme decirles que mi ahora esposo se lució, llegamos al hotel a eso de las 6:00 de la tarde, estábamos cansados, pero queríamos explorar el hotel.

Hero se encontraba duchándose, yo me recosté en la cama, pensando en cómo decirle mi secreto, traje uno de los calmantes que usaba papá para controlar sus transformaciones, así que cuando me pasara esta noche, porque para la maravillosa suerte que tengo, hoy había luna llena, podría volver a mi estado natural y disfrutar mi noche de bodas o quizás no.

Luego de que él saliera, entre yo, deje que el agua caliente corriera por mi cuerpo, estaba nerviosa, pero ya que podía hacer, tendría que aceptarme así o quizás me pida el divorcio, mejor no saco conclusiones apresuradas.

Nos vestimos de blanco, a petición de Hero, creo que alguien está planeando algo, salimos de nuestra habitación y nos dirigimos a la recepción del hotel, allí había un señor vestido con una camisa roja hawaiana y una bermuda blanca, Hero le hizo una seña y el señor nos fue guiando a una zona apartada de todos, yo solo lo miré y sonreía de lado, mi esposo siempre ha sabido sorprenderme.

Cuando llegamos al lugar, no podía creer lo que había frente a mis ojos, un camino con pequeñas luces, como cuando me propuso ser su novia, tomó mi mano y nos llevó hacia dónde estaba la mesa con rosas y velas, pasamos la cena hablando de todo lo que habíamos vivido, de cada tropiezo, de cada alegría, pero lo más importante era como lo habíamos superado todo.