Capitulo 1

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Mi nombre es Emma Wolfthregi, tengo 17 años, soy de Luxemburgo, continente europeo, vivo en un pequeño pueblo (Beaufort), en el que todos se conocen y la información corre muy rápido, saben a qué me refiero, a veces pienso que ellos me conocen mej...

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Mi nombre es Emma Wolfthregi, tengo 17 años, soy de Luxemburgo, continente europeo, vivo en un pequeño pueblo (Beaufort), en el que todos se conocen y la información corre muy rápido, saben a qué me refiero, a veces pienso que ellos me conocen mejor de lo que yo misma lo hago.

Vivo con mis padres, mi madre Lilly Nualart es una de las diseñadoras más importantes de Luxemburgo y mi padre Everett Wolfthregi tiene una de las empresas más famosas del comercio exterior, Empresas Wolfthregi.

Las vacaciones, estuve mitad en Irlanda con mamá y papá, la otra mitad con mi abuela paterna Grecia, en España. Muchos deben pensar: que aburrido estar con tu abuela, pero no es así, me trata como si aún fuera aquella niña de 3 años a la que le contaba historias de su vida y del abuelo Rubert, él murió cuando yo tenía 10 años, por eso también me gusta estar con ella, para hacerle compañía y que no se sienta tan sola.

Jamás podría cansarme de sus historias, pero en estas vacaciones me contó sobre una profecía en la que estaba involucrado el abuelo, eso me mantuvo intrigada varios días.

Lunes 15 de Septiembre, (Amores eternos e inicio de sucesos extraños):

La abuela estaba preparando sus famosas galletas de chocolate, mientras me contaba como fue la primera vez que vio al abuelo.

-Estaba en el parque dándoles de comer a los patos, era algo que siempre hacía cuando tenía tu edad, me ayudaba a despejar la mente. Al terminar, estuve algunos minutos observando el atardecer. Luego, me levanté del banco y emprendí mi camino a casa, cuando tropecé con un chico que estaba amarrando sus cordones en pleno camino.

-¿Quién era abuela? No me dejes con la intriga.

-Ten paciencia- decía mientras se reía de mi apuro.- El chico de los cordones al verme en el suelo, algo desorientada, se preocupó y me cargo hasta uno de los bancos que había cerca y habló.

-¿Estás bien? ¿Te pasó algo? ¿Llamo a un doctor? Justo cuando mi día ha sido un desastre, sucede esto- Dijo mientras rascaba su cabeza y respiraba profundo.

Cuando recuperé un poco la orientación, pude verlo mejor, tenía el cabello castaño, ojos color avellana, había algo extraño en ellos, parecía tan misterioso, como si escondiera secretos inimaginables, me atrapo de inmediato, una sonrisa con la cualquier chica podría derretirse, lo observé por unos segundos, era el chico más lindo que había visto, al volver de mi trance, hablé.

-Tranquilo, no me ocurrió nada grave, no te preocupes.

Estaba nerviosa, se quedó unos minutos observando mi rostro, como si estuviese guardando cada facción de él.

-¿Segura estás bien? No sé quién me mando a ponerme en medio del camino- tal vez fue el destino quien sabe, pensé. -En serio lo siento, mi día ha estado horrendo y ahora pasa esto.

-Segura, nada malo me sucedió. ¿Por qué tu día ha estado horrendo?- Le pregunté, aunque no debía hablar con extraños, él me hacía sentir segura y eso era algo que no entendía.

Estaba tan concentrada en lo que decía la abuela, que linda forma de encontrarte con el amor de tu vida, ojalá mi historia de amor sea así, anhelo algo como lo de mis abuelos.

Mi abuela hablaba con extraños, actualmente si haces eso, corres peligro o tener una experiencia no muy grata, pero los tiempos cambian.

La abuela ya había sacado las galletas del horno, habló mientras ponía la bandeja en la mesa.

-Como te seguía diciendo, él me contó la razón de estar tan estresado y molesto con su día, su familia le había contado sobre una profecía que debía cumplir y él no quería creerlo, se sentía engañado al no saber absolutamente nada sobre eso.

-¿Cuál era esa profecía abuela?- Le pregunté. -El abuelo jamás me contó y sabes que no me ocultaba nada.

-Rubert no me dijo que decía exactamente- Mi abuela se notaba extraña al decir eso, creo que mentía, pero no le haré mucho caso, pueden ser cosas mías.

-Así pasamos la noche, él contándome su día y yo le conté que hacía en el parque, resulta que teníamos muchas cosas en común, al final nos presentamos, él estudiaba en la misma escuela que yo, pero jamás coincidimos en los pasillos, estuvimos en contacto desde ese momento, éramos dos adolescentes enamorados, estábamos destinados a encontrarnos en dicho lugar, a la misma hora, gracias a unos cordones sueltos, él fue lo mejor que me pudo pasar en la vida.

Mi abuela tenía una sonrisa melancólica en su rostro, mientras comía una de las galletas, me  acerqué y la abracé, correspondió gustosa.

-Yo también extraño al abuelo, pero él está aquí- Dije mientras señalaba su corazón y luego al mío- Él está con nosotras, en sus historias, en esta casa.

Estuvimos comiendo las galletas, mientras hablábamos sobre que estudiaría en la universidad, se nos pasó la tarde entre risas y cuentos, decía que iba a ser un pequeño pececillo en un gran océano, que siempre he sido la niña de mami y papi.

En la noche, la abuela estaba en su habitación leyendo, mientras yo estaba en la mía revisando redes sociales y hablando con mi mejor amiga, Kendall, más adelante sabrán de ella.

La abuela dormía, yo seguía con mi celular, cuando de un momento a otro caí en un sueño profundo, hasta que un extraño sonido me despertó.

La abuela dormía, yo seguía con mi celular, cuando de un momento a otro caí en un sueño profundo, hasta que un extraño sonido me despertó

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Si este capítulo llega a las 5 lecturas, lo subo sin falta.
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Licantropía Familiar ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora