17
Parque de los amorosos
—Es increíble lo pesado que puedes ser Ronald Weasley... Y no, no vas a salir así. Tienes que cambiarte.
—¿Acaso piensas prestarme tu ropa?
—Claro ¿quieres ponerte mi vestido?
—Muy graciosa, Hermione.
Era cierto que Ron no tenía algo más de ropa que ponerse, él nunca hubiera imaginado que se quedaría más de un día en la casa de Hermione. Había tenido por seguro que se reconciliaba con ella tan solo en un par de horas pero no, ni aunque Hermione estuviera lo más perdidamente enamorada lo perdonaría tan fácilmente. Sin embargo podía decir que no estaba arrepentido de haber venido hasta aquí, había tenido buenos momentos junto a ella y su relación se había fortalecido mucho más. Había conseguido la aceptación de los padres así que todo parecía estar bien, incluso mejor de lo que podría haber esperado.
Hermione caminaba de un lado a otro ordenando algunas cosas de su habitación, su fastidio era demasiado notorio. Ya no era ninguna novedad que Ron haya comenzado a ser pesado con ella, después de todo es Ron, un pesado por excelencia. Ella le había estado insistiendo que fuera a La Madriguera por ropa, pero él no quería hacerlo.
Al final la única solución frente a la terquedad del pelirrojo fue ir a comprarle ropa, era claro que no iba a cambiar de posición por nada del mundo. Habiendo regresado a casa luego de la compra, se acercó al chico y le extendió las prendas sin dirigirle la mirada. Ron vaciló al notar el brusco acercamiento, notando la muy clara molestia en ella.
—Tómalo como un regalo de parte mía. Ahora sí ve a ducharte y cambiarte —le ordenó fríamente.
—No tienes que molestarte por eso.
—Me fastidia que seas tan insoportable Ron.
—Creo que estamos lo suficiente bien como para estar discutiendo por cosas tan tontas —dijo Ron, esbozando una leve sonrisa. Abrió los brazos y se acercó con intención de abrazarla.
—No me abrazarás hasta que te hayas cambiado —replicó la chica.
«Y luego el pesado insoportable soy yo» se dijo a sí mismo mientras se dirigía al baño para ducharse. Había un verdadero motivo por el que Ron aún no quería regresar a casa. La razón era simple, no lo admitiría ni se lo diría a Hermione pero él realmente estaba disfrutando estos pocos días fuera de La Madriguera, le gustaba estas salidas que tenía con ella y más que todo el estar pasando tiempo únicamente para los dos juntos. Cuando tenía el deseo de querer abrazar o besar a Hermione, en La Madriguera estaban todo el tiempo sus padres y sus hermanos presentes. Aquí era totalmente diferente, solo eran ellos dos y eso lo hacía un tanto especial.
Ron terminó de cambiarse y al verse, se sintió presuntuoso con su propio aspecto. La ropa le quedaba muy bien, se sentía totalmente a gusto con las prendas que Hermione eligió. Estaba tan fascinado con aquello que hasta tuvo la intención de ir a agradecérselo, era lo menos que podría hacer luego de haberla fastidiado tanto con ese tema.
Fue a su habitación pero no la encontró ahí, por lo que imaginó que estaría en la sala. Bajó las escaleras tranquilamente y la encontró de pie mirando atentamente un cuadro de la pared. En cuanto ella notó su presencia, se dio la vuelta y lo miró con una gran sonrisa en el rostro. Ron se detuvo en seco y quedó inmóvil al verla.
—¡Ron! Te ves muy bien, sabía que esa camiseta quedaría perfecta en ti. Sabes hasta te ves muy guapo —dijo Hermione muy sonriente, su ánimo parecía haber tenido un cambio radical.
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A Magic Love Story
Fiksi PenggemarTodos conocen la historia del niño que vivió y más aún de como éste derrotó al Señor Tenebroso. Pero esta historia no es exactamente de Harry Potter, sino de sus dos más grandes amigos, Ron y Hermione. ¿Cómo fue su relación luego de la batalla final...