Gulf Kanawut: Secuestrador | ᴹᴱᵂᴳᵁᴸᶠ|#1

Capitulo 10

ᴰᴵˢᶜᵁᴸᴾᴱᴺ ᴸᴼˢ ᴱᴿᴿᴼᴿᴱˢ

Gulf

El tener otro papá.

Esas cuatro pequeñas palabras rompieron mi corazón. Yo quería que Alex tuviera todo. Él era mi vida y nunca querría que fuera infeliz. Al ser criado por thanayong, sabía lo que era extrañar un padre. De cualquier manera, yo tenía algo que Alex no. Yo tenía la opción. Podría haberme ido y vivir con Lamai y Dante si lo hubiera querido, pero ellos tenían a Krist y thanayong me necesitaba. Alex nunca tendría la opción. Ni siquiera conoce el nombre de su otro padre. Eso era algo que jamás podría arreglar, y eso me hacía sentir bastante inútil.

—¡Santa mierda!—Salté ante el sonido de la voz de Krist.

Me di media vuelta para verlo mirando por la ventana con un par de binoculares. —¡Krist! ¿Qué demonios estás haciendo?

Él no apartó la vista. —Tus vecinos está haciéndolo como conejos con las persianas abiertas. Ese chico francés está dándoselo de verdad.—Jadeó. —¡Está azotándolo!—Resopló y se volvió hacia mí. —¿No podrías haberme enviado con esos vecinos?

Cogí los binoculares, alejándolos de él. —Tú, libidinoso pervertido.

—Vamos, Gulf. —gimió. —Tengo un trabajo. Estoy a punto de comenzar la escuela de nuevo. No bebo o me drogo más. Estoy convirtiéndome en un respetable joven, y eso me está poniendo enfermo.

—Aw, Krist—puse mi mano en su hombro en un gesto consolador. —No eres un respetable joven.—De verdad traté de no sonreír.

Krist empujó mi brazo juguetonamente. —Gracias, mariquita. Tú siempre sabes que decir para hacerme sentir mejor.—Luego me sorprendió envolviéndome con sus brazos. —Lo que sea en lo que hayas estado pensando antes, déjalo ir,—dijo sinceramente. Lo abracé de vuelta. ¿Quién hubiera sabido que el pequeño pervertido podría ser tan dulce? —Ahora—retrocedió. —Tengo que irme temprano. Voy a enviarle Plern algunas flores para jugar con su mente.

Ese era el Krist que conocía. —Ten un buen día—llamé después de él. Mientras Krist salía, Mew llegaba. Sonreí cuando Michael corrió hacia mí.

—Buenos días, Gulf. ¿Está Alex despierto ya?—preguntó.

Sacudí la cabeza. —Sigue dormido. ¿Por qué no vas a abalanzarte sobre él y ver si puedes levantarlo?—Él sonrió sinuosamente y corrió dentro de la casa y arriba por las escaleras.

Mew caminó hacia mí con Natasha en sus brazos. —Buen día—sonrió, causando que Natasha mirara hacia arriba. Ella extendió los brazos, así que la tomé, dejando que se acurrucara contra mí antes de volver a dormir. —Ella no quería levantarse esta mañana—explicó Mew.

—Eso hace dos de nosotros—admití.

—Mira. Sabía que te gustaría dormir con un idiota—se burló.

—Mala palabra—murmuró Natasha contra mi cuello.

Suspirando, Mew metió la mano en su bolsillo y sacó un dólar. —Te culpo por esto—me dijo antes de deslizar el billete en el bolsillo de los pantalones morados de Natasha.