Regresando después de un largo lapso, enfrento los vestigios de una tragedia pasada. Los recuerdos de aquel fatídico día resurgen mientras vuelvo a revivir la pérdida del que creí sería mi amor eterno, Jhon Lambert. A medida que retorno, afloran los...
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Después de mi conversación con Zac, me sentía un poco más relajada. Quedé en encontrarme con el inspector en mi departamento para hablar más tranquilos y en detalle sobre el caso.
—Te encontraré Jhon Lambert.
Pero en mi mente había un torbellino de emociones. ¿Realmente quería encontrarlo? ¿Quería enfrentar el pasado y saber si estaba bien o simplemente quería olvidarlo para siempre?
La puerta sonó, interrumpiendo mis pensamientos. Miré por la mirilla y vi a un hombre bajito con barba oscura.
—Inspector.—le dije al abrir la puerta y le dejé pasar.— Siéntese. Tiene café por si quiere, creo que esta charla puede ser larga.
Él asintió, un tanto indeciso, y tomó asiento.
—Señorita Davis, necesito que me cuente todo lo que recuerde de esa noche. Cualquier detalle, por mínimo que sea, puede ser importante.
Mis pensamientos retrocedieron en el tiempo. Recordaba aquel día como si hubiera ocurrido ayer, las imágenes estaban grabadas en mi mente con una claridad sorprendente. Me sentía transportada de nuevo a ese momento.
—Ese día fue como si estuviera tatuado en mi memoria. No podría olvidarlo ni aunque tuviera Alzheimer.—suspiré, mirando al suelo de madera blanca. Comencé a narrar la historia, mis palabras fluyendo con una mezcla de amargura y tristeza.— Jhon se marchó temprano del camping. Era la noche de las hogueras y habíamos quedado para nuestro primer beso, algo que ambos considerábamos especial. Damian, mi hermano, fue a buscarlo porque vio que Jhon no llegaba. Le propuse que fuéramos a su casa a ver qué pasaba.
El inspector me miró, su expresión seria y concentrada. Parecía estar tomando notas mentales de cada palabra que decía. Tomé un sorbo de mi café, tratando de recomponerme ante los recuerdos tan vívidos que estaba compartiendo.
—Briana, no quiero causarte malestar en tu estado. Si en algún momento sientes que es demasiado, por favor, dímelo y pararemos.—dijo con empatía en su voz.
—Quiero sacar esto de una vez por todas.—respondí con firmeza. Sentía que era hora de liberar todo lo que había estado atascado en mi mente durante años. Tomé una respiración profunda y continué mi relato.—Damian y yo llegamos a la casa de los Lambert y justo entonces, esos hombres estaban atacándolos.—Cerré los ojos, reviviendo la escena en mi mente.—Escuchamos disparos y nos escondimos en un seto cercano. Esperamos hasta que los agresores se marcharon para acercarnos y ver lo que temíamos. Los padres de Jhon estaban muertos en el suelo. Jhon mismo estaba gravemente herido, agonizando. Llamé a la policía y los agresores regresaron cuando uno de ellos nos vio, pero se marcharon al oír las sirenas.
