Capítulo 2

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Una hora más tarde todavía estamos en la autopista por culpa de un embotellamiento y llueve con más intensidad.

Niko nos ha estado contando cómo le va por Arizona, más para Ty que para mí, ya que charlo con él varias veces por semana. Ty le habla del nuevo profesor que tiene en la escuela, al que ha tenido que corregir en algunas ocasiones cuando se ha equivocado en clase, y le dice que tuve que asistir a una entrevista de «hermano-profesor» (se niega a llamarlo padre-profesor).

Hace una mueca cuando cuenta a Niko que el señor Epson calificó a Benjamin Franklin de un buen presidente.

Niko se apresura a mirarme, yo asiento con la cabeza, y entonces se vuelve horrorizado hacia Ty, preguntando cómo alguien puede confundirse hasta ese punto.

-¡Ya lo sé! -murmura Ty en tono amenazante-. Por lo visto no piden ningún nivel para enseñar tercer curso. Y todavía nos falta un mes para terminar la escuela.

Diez minutos después, Ty ha dejado de hablar y duerme con la cabeza recostada sobre las bolsas de Niko. Este echa una mirada para cerciorarse de que el Chico está dormido.

-Yo creía que Benjamin Franklin fue presidente.-se vuelve hacia mí y dice en voz baja.

-¡Yo también! Tuve que consultarlo para asegurarme. Por lo visto, no hizo muchas cosas que yo creía que había hecho.-respondí en un susurro.

-Pero tenía pasta, ¿no?

-Sí, así es. ¿Cómo la consiguió si no fue presidente?

-Seguramente tenía una polla grande.

Sonrío.

-¿Quieres decir que cuanto más grande, mayor es el billete en el que sales?-dije sonriendo.

-Sí. Pobre George -dice Niko riendo-. Por supuesto, yo saldría en el billete de un millón de dólares.

-No hacen billetes de un millón de dólares.

-Sí, claro. No han visto lo grande que es mi polla. -Ambos nos reímos. Entonces se calla y me mira-. Me alegro de verte, Emi. Gracias por recogerme.

Me encojo de hombros.

-Claro. No vuelves cada día, así que no tiene importancia. ¿Cómo te fueron los exámenes finales? -pregunto, intentando prolongar la conversación a partir de donde inevitablemente llegará.

Gruñe y se tapa el rostro.

-Una pesadilla. No creo que me dejen volver el próximo semestre.

-Embustero.

Niko sonríe.

-Tienes razón. Emilio, hubiera podido hacer esa mierda en sueños. Me aburre mucho la universidad. Ahora mismo estoy haciendo las malditas prácticas, y es literalmente lo más estúpido que he hecho nunca. Por lo visto «alumno en prácticas» significa «chico de los recados con pretensiones». -Sacude la cabeza-. Pero cuando me licencie tendré una buena recomendación. Por cierto, ya sé que aún falta un año, pero procura recordar que tú y el Chico tendréis que estar en Phoenix para asistir a la entrega de mi título universitario.

Asiento con la cabeza.

-Me concederá el tiempo suficiente para empezar a ahorrar algún dinero. Deberíamos poder arreglarlo, por lo menos para un par de días.

¡Maldita sea! ¿Por qué tenía que...?

-Emi, si me dejaras... -empieza Niko. emprendiendo el mismo baile de siempre cuyos pasos ya he memorizado.

Le interrumpo.

-No empieces otra vez. Sabes que si necesitara ayuda, la pediría. No es que sea demasiado orgulloso para no saber pedir si lo necesito.

Dos hombres y un niño [Emiliaco] Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora