5.- Amargado, dulce o ¿Tutifruti?

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La sala se quedó en absoluto silencio… Tal vez mi respiración agitada lo evitaba del todo. Pero su músculos rígidos y esos ojos que me penetraban hasta el alma; me superaban y provocaba de nuevo ese momento de tensión.

Cuando conteste de ese modo, fue el impulso de la situación y el coraje del momento. Nunca me puse a pensar en ser despedida o tal vez llegara alguien para sacarme de las greñas del lugar. Debí pensar eso antes…

—Tu concepto de amargado me es impresionante  —sonríe y ladea la cabeza. ¿Mi concepto? Es la realidad. No es necesario ser experto para saber que el tipo es amargado extremo, desde lejos se le nota que no parece disfrutar su vida. Tal vez su diversión es maltratar gente… ¿será sádico el señor Joven?

Siento la bilis subir momento a momento. Se me queda mirando unos segundos y suelta otra risotada.

 —Realmente eres divertida, entonces ¿Eres Tutifruti?

— ¿Disculpe?

— ¿Qué si eres Tutifruti?

—No entiendo que me intenta decir, pero claramente es una burla —tono indignado sale de mis labios, lo escaneo totalmente captando todas sus acciones, movimientos y gestos. Al parecer el celular es un juguete para él; ya que lo gira en su mano mientras me habla.

—No, no. Por supuesto que no señorita… ¿Disculpe cómo se llama? —me interroga indiferente, como que el tema no es nada de su interés personal.

—Sunny Shaw.

—Oh sí. Era un nombre ridículo. ¿En qué iba? Cierto, cierto. Entonces ¿Tutifruti?

De verdad, ¡por favor! Que alguien entre a la sala antes que mate al tipo. Me insulta, me intenta matar — con la mirada — y se mofa de mí. Mi auto control no es bueno. Me engañaron de un modo espantoso; hasta ahora parece que soy la diversión. Pero de que me puedo preocupar… siempre he sido la diversión. Tal vez desde que baje del taxi los espías de los edificios me captaron para decir: “¡Hey! Parece buena para entretenernos” A veces pienso que debería cobrar mis servicios de payaso.

Examino al Señor Joven. Pero con razón puedo ser su bufón. El tipo es mordaz: su cabello parece un torbellino café oscuro, como si todas las mañanas se levanta para desordenarlo. Sus cejas son gruesas, pero no es como si fuera horroroso; al contrario le dan un toque masculino excelente ¿Cuántas chicas no habrán querido pasar sus dedos por esa zona de su cara? El número debe ser elevado. Hace una ligera sonrisa que levanta el lado izquierdo de la comisura de sus labios. Son perfectos, a tal grado que parecen hechos con un material delicado; se observan suaves…  el superior es delgado, pero el inferior es grueso. Es como ver un dulce de gomita… lo quieres morder. Tiene barba ¿Desde cuándo la barba se puede ver bien en un hombre? Es ligera, no es un monto de pelos en su cara, es sutil. ¿Sera áspera? Al darle un beso en sus cachetes llenitos debes sentirlo. Besarlo debe ser incomodo… supongo. Sus pestañas son hermosas; Mirian le tendría envidia y le gritaría: “Dámelas son mías”. Y sus ojos… sus ojos me recuerdan un café ligero de esos que me preparo con prisa y sin ganas, pero al final me gustan ¿Igual parecen un té verde liviano? El Señor Joven sufre lo mismo que yo… confunde a la gente con esos ojos.

—Señorita Shaw ¿Admite ser Tutifruti? —ahora sonríe con arrogancia.  Es un maldito infeliz.

—No he respondido nada —le obsequio una sonrisa sarcástica. Vamos… yo igual puedo divertirme.

—Pero se ha quedado callada. El que calla otorga.

—Bueno, está bien… soy dulce.

— ¿Disculpe? —frunce el ceño confundido.

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