3.- ¿Un coffee?

99 6 9
                                    

Corro desde la puerta de mi departamento, bajo corriendo las escaleras desde el 5 piso; saludo al portero de la entrada y salgo a la calle. Empieza a salir un poco el sol, ayudando con los arboles darle ese toque armónico al lugar. La zona no esta tan mal. Mirian escogió un excelente lugar; tiene razón en que debo confiar más en ella. Lo mejor de todo es que aquí a unas cuadras de mi edificio hay una cafetería que es buena o eso me comento. Ella me ama.  

Tomo la tarjeta del taxi y marco el número en mi celular; contesta una señorita con voz agradable y le digo la dirección; ella asegura que en menos de 10 minutos llegara el taxi. Así que espero.

Inspecciono la facha del departamento de 9 pisos; es lindo, aunque necesita unos cuidados. Por dentro es cálido y confortable; tiene una buena vista. El precio es bueno… por ahora.

Me coloco bajo el árbol que está enfrente del edificio, estudio mi reflejo en la ventana del coche que esta estacionado. Las cosas nuevas son buenas ¿cierto? Eso me dice mi tío Jon cada que me sucede algo o cada que suspiro; como ahora. Un claxon hace que gire la mirada bruscamente hacia la derecha y corro hacia el taxi amarillo, en los laterales del coche tiene en letras muy visibles Yellow Cab Dallas Fort Worth.

—Buenos días; me puede llevar al edificio D.C. Corporations. — Asiente con la cabeza  el conductor y comienza a andar.

Observo la ciudad mientras viajamos. Tengo que salir este fin de semana a dar una vuelta por ella, así poder familiarizarme. Y sobre todo buscar buenos lugares para mi gusto. Empiezo a ver la inmensidad del lugar, admito que me intima un poco la ciudad. Trato de aprender el rumbo del recorrido por si una vez se me ofrece ir caminando.

Empezamos adentrarnos a la zona de edificios; es el lugar de las empresas, compañías y otros tipos de trabajos. Siempre me he preguntado ¿Por qué todos están en una misma zona? ¿Se piensan matar más adelante entre ellos? ¿Espiaran desde la azotea del edificio los movimientos de su contrincante? El lugar parece para una guerra de maletines.

Me estaciona enfrente del edifico D.C. Corporations, le pago y le doi las gracias amablemente. Este se aleja. Sin el taxi amarillo el lugar queda de las tonalidades neutras. Corren personas de negro, café e inclusive blanco por todos lados; parecen hormigas. Aunque igual soy una de ellos; solo que no veo otra mujer del pelo rojo hasta ahora, supongo que entre hombres menos debe haber alguien pelirrojo. Por ahora me sentiré la novata.

Camino con decisión hacia mi nueva empresa; observo el edificio ¡Madre mía! ¡¿Cuántos jodidos pisos hay?! ¿Y si llega a ver una emergencia? ¿Cómo nos salvamos? Alzo un poco más la mirada y en medio de este, están las letras en grande “D.C. Corporations.” Que con la luz del sol brillan dando un toque intimidante. Tomo con las dos manos el maletín y paso con lentitud la puerta giratoria. Al entrar me quedo un poco pasmada por la inmensidad del lugar. Es muy espacioso y la luz del día da un toque fenomenal. Adornado con macetas grandes en cada determinado lugar y cuadros extravagantes en las paredes. No es tan diferente la situación que en la calle, pero a diferencia que no solo corren de un lado a otro las personas, si no que algunos están sentados en los muebles del lugar, otros de pie revisando carpetas y otros toman rumbo de los miles de pasillos que hay en el sitio. Gente tomando uno de los 4 elevadores que por ahora parecen ser solo 4; posiblemente allá más. Otros agarrando las escaleras eléctricas; esto es de locos.

Camino un poco atemorizada hacia el mostrador. Seis chicas están sentadas en la gran barra circular de mármol pulido color gris dando información, contestando llamadas y saludando gente alegremente que pasa fugazmente por ese sitio con — “¡Buenos días!” “¿Qué tal va esa negociación?” “Que tenga un excelente día” — incluso llego a escuchar sobre una cita a las 7.

1 CoffeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora