Mini maratón 1/2
Héctor
Realmente era todo un reto mantener una conversación completa con Diana. Sus expresiones la mayor parte del tiempo eran demasiado frías e indiferentes. Y parte de mi sentía el desafío de querer sacar más de ella. Una reacción.
Una emoción.
Cuando me miró a través de sus gafas, sus ojos verdes me recordaron al verano fresco y relajante. Había cierta tranquilidad en ellos, cierta paz que inspiraba a quedarte sólo viéndolos. A prestarles atención.
Becca me había dicho que ella estudiaba psicología, podía entenderlo ahora. Parecía ser alguien dedicada a escuchar con paciencia y transmitir paz.
Y en vez de decir algo coherente mis palabras salieron de mi boca sin poder contenerlas.
—Me gustan los retos Florecita, además ¿quién iba a resistirse a esos ojos tan maravillosos?
Y ahí fue donde mi gran deseo se hizo realidad. Ella abrió sus ojos más de lo usual y vi como un bonito tono rosado coloreó sus mejillas. Nerviosa, se acomodó sus gafas.
Y salió de la cocina tan rápido que apenas tuve tiempo de mirar. Me quedé recargado contra la barra mirando donde se había ido. ¿Qué había con esa chica que me hacia querer acercarme cada vez más?
♡♡♡
Mi suerte se esfumó aquella tarde. Después de la partida de Diana me quedé jugando con Nico. Fue entonces cuando mi mejor amigo se materializó y le dio una sonrisa de enamorado a Becca.
Joder.
No podía negar que cada que los veía juntos era como meter mis manos al fuego. Ardía como la mierda.
Después de todo, Becca había sido la primera chica a la que había confesado querer más allá de una amistad y lo que conseguí fue que eligiera a mi mejor amigo Elián.
Él me saludó sonriendo y yo asentí con la cabeza. Aunque quisiera odiarlo, debía admitir que nunca tuve realmente oportunidad contra él. Elián era sensato, maduro y solidario. Donde yo era necio, arrogante y mujeriego. Parte de mi entendía porque Becca lo había elegido a él.
Y la parte narcisista dentro de mi me decía: <<no, ella te debió elegir a ti, tu eres mejor>>
—Creí que estarías entrenando. —dijo pero yo me encogí de hombros.
—Decidí cancelar, era más importante estar aquí.
Elián asintió y pasó cariñosamente su mano por la cabeza de Nico. Una punzada de celos me invadió cuando mi hijo le sonrió contento. Esa era una de las partes que más me costaba admitir.
Quizá Elián había ganado con Becca. Podía vivir con ello, pero no podía vivir con el hecho de que Nico le pudiera querer más a él que a mí.
Nico veía en Elián algo así como un amigo pero a veces tenía el miedo de que fuera a verlo como algo más.
—Estamos jugando fútbol, yo soy Messi, ¿quieres jugar Elián?
Mi amigo asintió y se sentó a su lado. No pude evitar mirarlos a ambos. ¿Por qué me invadían los celos? Después de todo, el que llevaba mi sangre era Nico. Pero cada vez que los veía juntos no podía evitar sentir aquello. El miedo de que Nico en algún punto elijiera a Elián me trastornaba.
Becca entró a la sala y entonces la atención de Elián recayó en ella. Sus ojos brillaron con cierta emoción que no pude describir. Era como si solo existiera ella en esta habitación, como si todos se desvanecieran. Elián la miraba como si fuera la única. Por un momento pensé en lo que era el amor y algo me decía que estaba reflejado en los ojos de mi mejor amigo. No había una mirada tan intensa como aquella.
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Lecciones de una Inadaptada y un Rompecorazones | COMPLETA
RomanceHéctor Almonte es la pura definición de sensualidad, encanto y diversión; la larga lista de chicas a las que rompió el corazón son la prueba tangible. Diana Castillo es la definición de timidez, torpeza y sarcasmo; la larga lista de libros que se le...