Parte 2

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-¿Quién mierda está ahí?-saque mi varita encendiendo una luz

-Calma soy yo-dijo el chico rubio con el que me choque en el tren

-¿Qué carajo te pasa?-comencé a caminar

-Losiento ¿ok?-comenzó a caminar tra mio-vi que entraste al bosque prohibido y vine a buscarte-

-Me encontraste, ahora largo-

-El bosque prohibido da miedo y es peligroso, no te voy a dejar sola-

-¿Miedo?Es hermoso, no se que es lo que te da tanto miedo-

-¿Que?¿miedo yo?claro que no solo que pense que te podría dar miedo a ti-

-Deacuerdo pues no, no me da miedo, y ya llegamos asi que no tienes de qué preocuparte-entramos en el castillo, justo cuando el rubio iba a hablar una voz habló.

-Señorita Grindelwald soy la profesora Mcgonagall un placer, ahora necesito que me acompañe, y usted joven Malfoy valla con los demás-comenzó a caminar.

-claro-mire al rubio mientras lo dejaba atrás.


Caminamos por los pasillos, alejándonos de el chico rubio después de un par de minutos llegamos al final del pasillo, entramos a una gran oficina en la que se encontraba un hombre de cabello blanco, con una gran barba, quien portaba una túnica gris, quien supuse que era Dumbledore.


-Señorita Grindelwald, es un placer conocerla-dijo mientras extendía su mano-Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore-tome su mano en respuesta-Debo admitir que dude en dejar que asistiera a Hogwarts-continuo tomando asiento en su gran silla-por sus antecedentes...-dijo mientras se acomodaba-al haber sido expulsada de beauxbatons, en especial por el hecho de haberle lanzado una maldición a su maestra, debo admitir que dejó cierta imagen entre los alumnos y profesores-


-Si espera que diga que estoy arrepentida, me temo que se quedara esperando-dije con un tono engreído-Se lo merecía, aunque todos pensábamos lo mismo fui la única que se atrevió a hacerlo, y no me voy a disculpar por haber hecho lo que hice-dije en un tono molesto.

-Señorita Grindelwald siempre está bien defender sus ideales, sin embargo hay formas de hacerlo sin maldecir a nadie-

-De acuerdo-dije mientras me ponía de pie- si eso era todo me ire a cenar-dije dandome la vuelta, comencé a caminar pero la voz de dumbledor me detuvo.

-Solo, no maldiga a nadie-

-Claro-Dije mientras salía de su oficina.


Caminé por los pasillos vacíos y oscuros hasta llegar a las puertas del gran comedor, las puertas se encontraban cerradas así que lance un hechizo haciendo que se abrieran de par en par.

GrindelwaldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora