El sonido de la alarma despertó a aquel chico pelinegro de veinte años.
Era una mañana algo fría y el sol apenas se asomaba por la ventana.
- Dios, dime que estoy soñando y que me quedan más horas para dormir. - deseó mientras tomaba su celular para ver la hora, y al parecer, dios lo odia porque ya era hora de prepararse para ir a la escuela. - Joder.
Con pesar, se levantó de su cama y se quedó viendo un par de zapatos que estaban a lado de su mueble. Se hubiera quedado un buen rato así, pero su mamá entró gritando como si estuviera en un carnaval.
- Es hora de levantarse! - una mujer bajita se acercó hasta Hyunsuk, quien trataba de esconderse entre sus sábanas. - Vamos Suk, es tu primer día y no debes de llegar tarde!
Hyunsuk suspiró, su madre tenía razón, acababa de llegar a Seúl y por ende, estaría en una nueva escuela, aunque eso le aterraba, no negaba que estaba emocionado por tener buenos amigos.
Después de haberse arreglado y de casi haberse ahogado gracias a que comió demasiado rápido su desayuno, su mamá lo llevaba a la escuela.
- Recuerda que debes pasar con el director primero. - le repetía su mamá por milésima vez.
- Sí mamá. - no quería sonar grosero, pero los nervios de una nueva escuela lo hacen ver lo contrario, pero su mamá ya lo conoce, por lo que no se alteró al escuchar la respuesta tan seca de su hijo.
Al llegar se bajó y se despidió de su madre, caminó hacia la entrada de su nueva escuela, esta era más bonita y grande que su anterior escuela, y se daba cuenta de ello mientras más se adentraba a ella, era muy bonita, tenía todo lo que cualquier persona quisiera de escuela, pero había algo que lo incomodaba de sobremanera.
Los alumnos.
Todos lo miraban como si hubiera cometido la peor de las tragedias, en sus miradas podía percibir como si estuvieran enojados con él, y eso parecía empeorar cuando les sonreía. Ningún alumno hablaba, nadie estaba sonriendo, todos lo miraban como si fuera lo peor, aunque había algunos que hablaban bajito, porque al parecer, incomodaban a los demás.
Trató de ignorarlos a todos y siguió su camino hacia la dirección, por suerte le habían entregado un mapa de la escuela, la cual, volvía a repetir, era demasiado grande.
Tocó la puerta del director y un débil pase se escuchó de adentro.
Sinceramente esperaba ver cambios, entendía que los alumnos estaban así por la escuela, esperaba por lo menos que el director sea diferente, pero no fue así, el profesor también tenía la misma aura oscura y triste que los demás alumnos de la institución, aunque este le regalaba una pequeña sonrisa.
- Eres Choi Hyunsuk? - preguntó, tratando de hacer una sonrisa.
- Sí, soy yo. - sonrió nervioso.
- Bien. - buscó entre varios de sus papeles desparramados por todo su escritorio, y al final dió con una hoja, la cual se la extendió a Hyunsuk - Es tu horario y tu salón.
Hyunsuk agradeció y estuvo apunto de irse, hasta que escuchó la voz del director.
- Suerte.
Hyunsuk le sonrió ante ello y cerró la puerta.
Al parecer su madre tenía razón, y llegar tarde a clase en su primer día no era una buena idea, empezando por el hecho de que al llegar a su salón, el aura era aún más fuerte que afuera, y los ojos de todos los alumnos habían caído sobre él.
El profesor le dijo que se sentara en el lugar vacío que había en el fondo, a lado de un chico de pelo negro.
Sintió una mirada penetrante en su nuca, dándole escalofríos al ver que venía de un chico de pelo negro sentado a unas mesas más adelante que él.
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To You ● Sukhoon
FanfictionHyunsuk llegó en el mejor y peor momento a la escuela. "Los días siguen pasando, por qué él sigue sonriendo?"