El cielo estaba pintado de un profundo color gris que oscurecía levemente la tarde. Las nubes dejaban caer grandes y gordas gotas de agua que terminaban su trayectoria en el concreto del suelo, o en los techos de las casas.
Las calles se encontraban completamente vacías, habiendo pasado un ataque por los villanos las autoridades habían pedido a todos los ciudadanos permanecer en sus casas al menos hasta el día siguiente.
Sin embargo, ahí estaba el, caminando sin rumbo mientras la intensa lluvia empapaba sus prendas.
Katsuki no sabía a dónde se dirigía, tenía alrededor de treinta minutos caminando sin destino alguno. ¿Cómo fue que terminó de esa manera? Hace menos de un día era solo un estudiante cualquiera que pasaba el fin de semana en casa de su madre, y ahora...
Sus lágrimas cayeron de nuevo, mezclándose con las gotas que mojaban su rostro, todo había sido culpa suya, si tan sólo no hubiera salido, si tan solo se hubiera quedado con ella, si tan solo hubiera podido regresar un minuto antes...
—¿Katsuki?— El cenizo detuvo su andar al escuchar una voz detrás de él. Volteó lentamente, hasta toparse con la mirada del chico frente a él.
Monoma estaba parado a unos tres metros de distancia de el, con un paraguas transparente que lo protegía de la lluvia en la mano, y una mirada de preocupación que no era para nada usual en el.
—Nei...Chan..— susurró levemente
Monoma no se hizo esperar y corrió donde el chico, quien se desplomó sobre el apenas sintió su tacto.
—Kat... estaba tan preocupado ¿Porqué te fuiste así?— le dijo mientras lo abrazaba, sin importarle que su ropa se mojara al haber dejado de lado el paraguas
—Es mi culpa... y-yo... s-si tan solo hubiera.... llegado un minuto antes..— balbuceaba con la voz destrozada mientras sostenía con debilidad el abrigo de Neito
—Shhh, está bien Kat tranquilo, hay que ir a casa ¿Si?— Bakugo no respondió, solo dejó que Monoma lo ayudase a ponerse en pie, el rubio tomó de la cintura al cenizo y lo cubrió con el paraguas, partiendo camino al hogar de Katsuki.
Monoma depositó suavemente al cenizo en una silla de la habitación para evitar mojar la cama, ya que el chico se encontraba empapado.
Primero se quitó la ropa mojada propia, sustituyendola con un cambio que dejó olvidado en la habitación del menor la última vez que se quedó a dormir.
Después sacó un cambio de ropa limpio para el cenizo, una camiseta, pantalones y calzoncillos secos.Monoma se dirigió hacia el chico con una toalla, le bajó con delicadeza el gorro de la chamarra y comenzó a secar su cabello. Bakugo mantenía la mirada baja, dejándose hacer por su novio, quien lo había terminado de secar, desvestido y cambiado en menos de que pudiera darse cuenta.
Ya seco, Monoma llevó al cenizo a la cama, acostandolo suavemente para después sentarse a su lado.
—A ella... no le hubiera gustado que salieras así— comenzó a decir el rubio
—Recuerdo que te regañaba como si hubieras matado a alguien cuando salías sin suéterKatsuki no dijo nada, no podía, sabía que siquiera mencionar una palabra lo haría romper en llanto.
—No tienes que hacerte el fuerte conmigo Katsuki— dijo mientras acariciaba su mejilla —Te conozco, conozco cada centímetro de ti, de tu cuerpo, de tu alma, no te contengas conmigo, no lo vale
Katsuki no quería ceder, no quería mostrarse débil, con su novio o cualquier otra persona, pero después de haber soportado el dolor un día entero su alma no pudo retenerlo más, haciéndolo estallar en llanto.
—¿Qué voy a hacer Nei-chan?— dijo entre lágrimas —¿C-Cómo se supone que viviré s-sin ella?— sollozaba mientras estrujaba con fuerza las sábanas
Neito resistía el deseo de llorar con todas sus fuerzas, tenía que ser fuerte, fuerte para poder apoyar a su novio.
—Ella siempre va a estar contigo Kat— dijo acariciando la mano del cenizo
—Siempre va a estar en tu corazón—No la quiero en mi maldito corazón— interrumpió abruptamente —La quiero aquí conmigo
Monoma se levantó de la cama para después volver a subirse y posicionarse detrás del cenizo, rodeando la cintura de este con sus brazos.
—¿Porqué tenía que ser ella? ¡¿Porqué!?— exclamó mientras lloraba
—¿PORQUÉ TENÍA QUE SER MI MADRE PORQUÉ!?— Katsuki gritaba con la voz desgarrada, haciendo que le fuera cada vez más difícil a Monoma contener el llanto, después de todo el apreciaba mucho a la mujer, era como una segunda madre para el.—Yo estoy aquí Kat, no voy a dejarte solo— decía mientras acariciaba el cabello de Katsuki
—E-es mi culpa... T-Todo esto.. es m-mi culpa
—Kat no es tu culpa, ¿Cómo podías tu saber que habría un ataque?
—¡P-pude haberla salvado!— Gritó desconsolado —¡S-si solo h-hubiera llegado antes!
—¡Como rayos podías saberlo! Entiende Kat no fue culpa tuya, ella no hubiera querido que te culparas
Bakugo no dijo nada, solo se volteó y escondió su rostro en el pecho del rubio, para llorar como jamás lo había hecho.
Neito sintió su corazón romperse al escuchar el llanto del menor, quería ser fuerte, por el, pero a pesar de todo la muerte de la señora Bakugo también había sido un golpe demasiado duro para el.
Pasó alrededor de una hora, Bakugo logró calmarse un poco, pero su llanto seguía siendo considerable.
—¿Donde... d-donde está mi papá?— preguntó un poco más relajado
—Se quedó en el hospital... ya sabes, el papeleo
—Ah... cierto..
Monoma de separó ligeramente del cenizo, dándole una cálida sonrisa, típicas de el.
—Iré a la cocina por algo de comer, ¿Quieres que te prepare algo? No has comido nada desde ayer— dijo con una voz suave, mientras daba pequeñas caricias en la mandíbula de Katsuki
—No.. gracias, no tengo hambre
—Bien, ahora vengo, cualquier cosa que necesites llámame ¿Sí?— el cenizo asintió, Monoma dejó un pequeño beso en los labios de Katsuki para después levantarse de la cama y salir de la habitación.
Ya abajo, Monoma colocó las palmas de sus manos sobre la barra que atravesaba la cocina, mordió su labio con fuerza, hasta casi sentir el sabor metálico de la sangre.
En menos de un minuto se desplomó al suelo, llorando como jamás lo había hecho, pese a que lo hacía en silencio.
Había sido fuerte demasiadas horas, había soportado ver el brillo de los ojos de Mitsuki apagarse, soportó los gritos desgarradores de Katsuki y Masaru cuando la máquina dejó de sonar, soportó todo el dolor de haber perdido a una mujer que era como una madre para el.
Ya había sido fuerte para Katsuki, ahora debía ser débil por el mismo, para poder volver a soportar todo lo que vendría a continuación.
—Namji🍒