El cielo azul estaba completamente despejado, solo había una pequeña nube dando sombra en un reducido pedazo de tierra. El sol estaba intenso. Hacia bastante calor.
Katsuki se arrodilló frente a la lápida y colocó suavemente un ramo de rosas rojas frente a esta.
—Te traje tus flores favoritas vieja— Dijo poniendo una mano en la lápida
—No tenía dinero así que hice que Neito las pagara
El cenizo observó las letras grabadas en la piedra, sus ojos se humedecieron.
—Han pasado muchas cosas desde que te fuiste mamá— Hizo una pausa para aclarar su voz —Dejé de ir a la U.A, voy a regresar solo... pedí un permiso
Katsuki sintió como un nudo comenzaba a formarse en su garganta, hablar con claridad era cada vez más difícil.
—Me desnutrí y terminé en el hospital, Neito me regañó como lo hubieras hecho tu— Dijo con gracia, sin embargo las lágrimas comenzaron a bajar por sus mejillas
—Ha sido... muy difícil pasar todo este mes sin ti— Se limpió las lágrimas con un dedo, para luego mirar al cielo —Te extraño, te extraño mucho yo.... me cuesta demasiado creer que no vas a volver nunca mamá
Su llanto se volvió considerable, sus mejillas estaban empapadas y el nudo el su garganta apenas le permitía hablar.
—Voy a extrañar tus gritos, y tus regaños... cuando me golpeabas por respondon— Se abrazó con fuerza, mientras los recuerdos regresaban a su mente
"Katsuki, se fuerte mi amor.... prometeme... que vas a seguir luchando.... y que te vas a esforzar.... por ser feliz...."
Bakugo sonrió entre lágrimas, cerró los ojos y apretó su pecho, imaginó como si estuviera abrazando a su madre de nuevo.
—Lo prometo— Susurró levemente —Te lo prometo mamá, seré fuerte.... y voy a tratar de ser feliz
"Mi niño... no llores bebé, sonríe... déjame verte sonreír una vez más... ¿Si?...."
El chico sollozó con fuerza, trataba de limpiar sus lágrimas pero estas seguían saliendo sin control.
"Te amo con todo mi corazón hijo... nunca lo olvides...."
El chico se levantó con torpeza y se paró frente a la lápida, para luego hacer una reverencia.
—Gracias mamá, gracias por todo— Una vez se enderezó sonrió débilmente y emprendió camino hasta la entrada del cementerio, donde Neito lo esperaba recargado en una barda.
Al divisar a su pareja lo único que pudo hacer fue abrazarlo con fuerza, para después sentir como las cálidas lágrimas del cenizo mojaban su playera.
Neito acarició suavemente la cabeza de su novio, y depositó pequeños besos en su frente.
—Todo va a estar bien bebé, yo estoy aquí contigo— Dijo en voz baja mientras escuchaba los sollozos de Katsuki
—Gracias— Dijo con la voz cortada
—Gracias Neito
El rubio continuó abrazando al chico hasta que su llanto disminuyó y pudo calmarse un poco.
El atardecer había llegado, el sol se ocultaba lentamente dando los últimos destellos del día, pintando el cielo de distintas tonalidades de naranja y amarillo.
La pareja estaba sentada en la barda de concreto que separaba la playa del malecón, después del cementerio Neito había llevado a Katsuki a distraerse por ahí todo el día, habían ido a almorzar, fueron a la feria y se subieron a casi todos los juegos, caminaron un rato por el malecón y finalmente se sentaron a ver la puesta de sol.
